ACAPULCO — Seis personas murieron y otras 17 resultaron heridas en varios sucesos violentos ocurridos durante la noche del viernes y la madrugada del sábado en Iguala, una ciudad del estado de Guerrero en el sur de México, informó el procurador del estado. El procurador Iñaki Blanco Cabrera explicó que a lo largo de la noche tuvieron lugar al menos tres ataques en Iguala, una localidad aproximadamente a 200 kilómetros (124,3 millas) al sur de la Ciudad de México, uno de ellos contra un autobús donde viajaba un equipo de fútbol local y que cobró la vida de dos adultos y un menor. Otros dos muertos eran estudiantes que murieron por fuego de la policía local. El primer suceso tuvo lugar cuando policías municipales de Iguala dispararon con sus armas oficiales contra estudiantes de magisterio de la localidad de Ayotzinapa, conocidos en México por su activismo y por organizar protestas radicales, que se habían apoderado de tres autobuses y querían llevarlos a Chilpancingo para usarlos en sus manifestaciones. Blanco corroboró la versión de los estudiantes agredidos, que aseguraron que fueron perseguidos por uniformados que bloquearon las rutas de la salida de la ciudad y les dispararon pese a que ellos intentaron resolver la situación a través del diálogo. El funcionario añadió que varios vehículos, entre las unidades secuestradas por los normalistas y algunos particulares, presentaron impactos de arma de fuego calibre 223, usado en los fusiles AR-15. Ahí murieron dos estudiantes. Pedro García, uno de los participantes en la acción estudiantil, declaró a la prensa que después del suceso de los autobuses varios "desconocidos civiles empezaron a disparar de manera directa hacia donde nos encontrábamos". Horas más tarde hubo otra agresión de parte de sujetos armados contra automóviles en la carretera federal Iguala-Chilpancingo en la que fueron alcanzados por las balas un autobús en el que viajaba un equipo de fútbol de tercera división, "Los Avispones de Chilpancingo", y dos taxis de servicio público. El procurador señaló que en el lugar murió uno de los futbolistas, menor de edad, y una mujer, mientras que el chofer falleció en un hospital. José María Memije, padre de uno de los jugadores heridos, dijo desconocer los motivos por los que el autobús del equipo fue atacado. Algunos medios locales barajaban la posibilidad de que el autobús pudo ser confundido con uno de los tomados por los estudiantes de magisterio y afirman que este segundo suceso también fue protagonizado por policías municipales, si bien el procurador no ha confirmado ninguno de estos puntos. En esa misma vía hubo otro ataque en el que resultaron heridas dos personas que viajaban en diferentes vehículos. En esta ocasión, las autoridades constataron que las armas usadas fueron fusiles AK-47. El procurador de Guerrero aseguró que tras los incidentes procedieron a desarmar a todo el personal de la policía local de Iguala y los agentes han sido concentrados en la sede de los poderes municipales mientras continúa la investigación. El último muerto confirmado fue encontrado la mañana del sábado por el Ejército. De acuerdo con la procuraduría estatal, el cadáver desollado estaba sobre la misma vía donde se produjo la mayor parte de los incidentes de la noche. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos anunció el sábado el inicio de una investigación sobre los hechos y envió a Iguala un equipo de abogados, médicos y psicólogos para atender a las víctimas y sus familiares. La violencia es una constante en el estado de Guerrero, una región que gran activismo social y que se disputan varios cárteles de la droga.