Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Michoacanos tardan hasta 30 años en dar atención a sus propios padecimientos de salud mental. La desconfianza, falta de información y los esquemas antiguos de atención psiquiátrica, derivaron en un abandono a las enfermedades como la depresión, ansiedad, bipolaridad y la esquizofrenia. En el marco de la presentación del programa de Salud Mental y la Actualización del Consejo Estatal para las adicciones, trascendió que hasta un 25 por ciento de la población requiere de atención psicológica psiquiátrica. El cambio de paradigma fue expuesto por parte de los ingresantes del Consejo, “no nos vamos a centrar en las sustancias, nos vamos a centrar en las causas de las adicciones”. En voz del doctor Carlos Bravo Pantoja, director de la estrategia estatal de salud mental, dichas enfermedades representan "la pandemia detrás de la pandemia" que urge de ser atendidas. Aseguró, que el primer paso es reconocer a los cuadros de depresión y de ansiedad como enfermedades que al igual que otros padecimientos, requieren de atención médica y hospitalaria. Tenemos una pandemia de salud mental y cuando hablo de eso no hablo solo de trastornos. Es algo mucho más sensible", explicó el también especialista. Por su parte, el doctor Elías Ibarra Torres, titular de la Secretaría de Salud de Michoacán anunció el fin de las políticas de confinamiento y reclusión para los pacientes de psiquiatría. A partir de lo anterior, la atención médica de salud mental se prestará en todas las unidades de salud y nosocomios de la Secretaría de Salud del estado de Michoacán con el objetivo de atender a las regiones rurales. Es la pandemia detrás de la pandemia. Incrementaron las demandas y las consultas. Se incrementaron los trastornos de esquizofrenia, bipolaridad, los suicidios y esto prende las luces de alarma para todo sistema de salud pública", manifestó. El estigma de las enfermedades mentales es actualmente en la atención a las enfermedades mentales. A pesar de las necesidades, cuestiones culturales siguen limitando desde el entorno familiar a que los enfermos se acerquen a las instituciones de salud pública.