COLECTIVO CIUDAD | La ciudad de las mujeres

En México la división sexual del trabajo se ve así: la tasa de participación de los hombres ronda en 73 por ciento y la de las mujeres en 40 por ciento, en la población mayor de 15 años, durante los últimos dos años, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.

Carolina Martínez

Las mujeres, ese 50 por ciento de la población que para algunos es un enigma, también viven en la ciudad y experimentan día a día sus condiciones.

PUBLICIDAD

Aunque la teoría y la crítica de la ciudad contemporánea asumía una ciudad neutral y asexuada, hoy no es posible eludir la cuestión de género que se refleja en la ciudad. A través de nuestra percepción y uso, vivimos sus condiciones estructurales, físicas, de infraestructura y de oportunidades. Y a través de sus esquemas, vivimos la precariedad de la costumbre, la desigualdad y la pasividad para cambiar.

Por una parte, quiero hablar del trabajo y del “estado de cuidados” que configuran todas las personas que se dedican al cuidado, ya sea de la vivienda o de las personas que habitan en ella, y aunque indudablemente esas actividades están compuestas por altas dosis de amor y paciencia, ya sea remunerado o no, finalmente son acciones físicas, mentales y emocionales que implican cansancio, desgaste y estrés.

En México la división sexual del trabajo se ve así: la tasa de participación de los hombres ronda en 73 por ciento y la de las mujeres en 40 por ciento, en la población mayor de 15 años, durante los últimos dos años, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. El patrón de empleo asalariado de las mujeres, de manera general se caracteriza por segregación horizontal (que las mujeres se concentran en ciertos sectores y ocupaciones), por segregación vertical (que desempeñan puestos ubicados en escala de menor jerarquía) y medido como grupo, ganan menos que los hombres.

PUBLICIDAD

Datos del INEGI 2021, reflejan que la distribución porcentual por sector de actividad económica para las mujeres ronda 4 por ciento en el sector primario, 17 por ciento en el sector secundario y 79 por ciento en el sector terciario y para los hombres ronda 17 por ciento en el sector primario, 31 por ciento en el secundario y 51 por ciento en el terciario. De manera que, aunque la mayoría de ambos grupos se ubica en el sector terciario, las mujeres lo hacen en un porcentaje más alto y en rubros relacionados mayormente con el cuidado de otras personas, mientras que los hombres se clasifican en áreas de servicios de comunicación, transporte, financieros, corporativos y profesionales.

La presencia minoritaria de mujeres en el ámbito ejecutivo y la disparidad salarial con relación a una misma actividad realizada por un hombre, es una realidad en el país.

El 90 por ciento de las unidades de negocio en México, según INEGI 2021, equivalen a empresas familiares. El 77 por ciento de los puestos directivos en dichas empresas está ocupado por hombres y el 23 por ciento por mujeres. Cuanto mayor es el tamaño de la empresa, menor es la participación de mujeres en cargos de dirección general, (Radiografía de la empresa familiar en México, Fundación UDLAP).

Por otra parte, quisiera hablar de las perspectivas de división del trabajo en las parejas. Hay parejas en los que ambos trabajan y pagan a un externo por las actividades de cuidado del hogar y la familia: limpieza, guardería, comida, transporte… Hay otras que, llegada una fase de la etapa familiar, optan porque trabaje el miembro de la pareja que tiene la mejor remuneración. Otros en los que la preferencia por el trabajo fuera o dentro de casa da pie a la elección, porque se combina con la preferencia de dedicar el mayor tiempo de atención posible a la familia o a la procuración de bienes materiales para la misma.

La forma de dividir o realizar las actividades que requiere la familia y la vivienda, debiera estar más cerca de ser una elección, fundada en la libertad para tomar decisiones y en la voluntad para acordar, y más lejos de una definición de roles, que encasillan igualmente al hombre y a la mujer.

Esta libertad, debería estar apoyada por la existencia de equidad en el mercado laboral en las ciudades.

Otras acciones que podrían colaborar para lograr equidad, serían por ejemplo, abordar temas de atención a la violencia, de salud sexual y reproductiva, de espacio público seguro y movilidad que tome en cuenta los viajes o traslados que hacen las mujeres, relacionados con su ocupación de servicios y cuidados (5-6 trayectos al día a diferencia de los hombres, que hacen 2 en promedio) para mejorar el transporte público, así como aprender a hacer gobierno en una ciudad que puede tener características dispares.

¿Qué acciones realizarías tú, en busca de la equidad?

colecciudad@gmail.com