Inés Alveano Aguerrebere Cuando veas las barbas de tu vecino recortar, pon las tuyas a remojar… El refrán viene al caso por la sequía experimentada por Monterrey hace unos meses. Afortunadamente, a otras ciudades mexicanas no les ha tocado. Pero ya va siendo hora de poner manos a la obra. Estamos a tiempo. Creemos que siempre vamos a tener agua, por ser recurso natural. Pero no es así. El ser humano se ha encargado de estropear las fuentes. Por un lado, deforestación y cambio de uso de suelo, por otro, contaminación. Los ríos que en otros países son motivo de cuidados, en nuestro territorio se vuelven drenajes al aire libre. En las ciudades y pueblos, la selva asfáltica cada vez reemplaza más las áreas verdes. Más de una persona considera que las hojas que caen de los árboles son “basura”, y que vale más una zona gris, con piso, pavimento o cemento, que una zona con drenaje natural. Pero en el pecado, llevamos la penitencia. Estamos interrumpiendo masivamente los ciclos naturales del agua, de filtración y condensación, con lo cual no debería asombrarnos si un día morimos de sed, y al día siguiente, morimos ahogados, justo como Monterrey. ¿No le parece que es absurdo que teniendo tanta agua en ciertas épocas del año, misma que se desborda e incluso estropea calles y avenidas enteras, no tenga Monterrey una infraestructura apropiada para almacenarla? En Róterdam, la segunda ciudad más grande de Países Bajos, conocí un espacio público que un despacho de arquitectura y urbanismo hizo para manejar grandes cantidades de agua. Si no hubiéramos ido con visita guiada, ni siquiera nos habríamos dado cuenta. Lior Steinberg, de una Organización llamada Humankind, nos contó que durante el buen tiempo, sirve como juego para niños, niñas y adolescentes. Desde un espacio para patinetas hasta un pequeño espejo de agua para la temporada de calor. Cuando llueve demasiado, el agua se almacena temporalmente ahí. Poco a poco, se va canalizando a unos contenedores (tipo aljibe grande), que sirven para abastecer de agua en las temporadas de sequía. El agua manejada adecuadamente previene inundaciones, y luego se utiliza para mantener los espacios públicos llenos de frondosa vegetación. Si fuéramos previsores, estaríamos echando mano de todo a nuestro alcance, para dar utilidad y manejo a los chubascos y a las grandes cantidades de agua que nuestro país afortunadamente tiene. En Colima, algunas avenidas tienen sistemas "naturales" de captación de agua pluvial. Se llaman huellas de rodamiento. La zona donde pasan las llantas de los vehículos, es de concreto hidráulico, pero todo alrededor es un empedrado que supongo tiene todo un sistema preparado para que el agua se filtre al subsuelo. Desde mi entendimiento, las zonas de empedrado y/o adoquín también sirven mucho, para reabastecer los mantos freáticos (agua en el subsuelo), pero con un adecuado tratamiento. Las zonas verdes públicas y privadas, también deberían tener la facilidad para recapturar el agua. Pero actualmente el reglamento de construcción rara vez obliga un tratamiento adecuado al subsuelo para que ello sea posible. ¿Qué otras estrategias conoce usted para el manejo del agua pluvial? Desde mi parecer, lo mínimo que deberíamos estar haciendo, es plantar árboles en las zonas de estacionamiento de autos donde frecuentemente se hacen charcos gigantes. Finalmente, no son espacios que sirven para el flujo de vehículos. Si seguimos como vamos, la paradoja es que algunas personas moriremos de sed y otras moriremos ahogadas.