Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Con más de medio siglo de historia, el Zoológico de Morelia permanece como uno de los sitios icónicos de la ciudad, aunque más allá del espacio como tal, en la memoria colectiva perduran también los recuerdos de algunos de sus huéspedes más distinguidos. Y es que, al igual que el recinto en sí, los animales emblemáticos del Parque Benito Juárez aún viven en los recuerdos de los michoacanos y se convirtieron incluso en factor decisivo para una visita: Poncho el orangután, los lobos marinos Lobby y Nancy, Yupik la osa polar, Zenaida el rinoceronte y Chamberú el elefante forman parte de la lista de las “grandes estrellas” del Zoológico de Morelia que incluso después de su muerte siguen brillando. A pesar de que la gran mayoría de los animales icónicos fallecieron por causas naturales y edad avanzada, el paso de los años no ha borrado su huella. Prácticamente todos los visitantes de más de 30 años de edad recuerdan y cuentan a los más pequeños aquellas anécdotas de los animales de antaño. Poncho el orangután es uno de los más antiguos. Durante más de 15 años el suyo fue uno de los albergues más visitados por parte de los michoacanos y se hizo de la mala tradición el arrojarle alimentos de todo tipo. El carisma de Poncho en imitar a quienes lo visitaban robaba las carcajadas de niños y grandes. Años más tarde, el estrellato del zoológico lo compartieron los lobos marinos. El albergue moderno para su época les permitía nadar a toda velocidad, zambullirse y hacer todo tipo de trucos junto con sus entrenadores al mero estilo de los parques y espectáculos acuáticos. La osa polar Yupik por su parte, maravilló con su sola presencia a todos los visitantes. Durante más de 27 años, la osa gustaba de nadar en su albergue y sumergirse cuando la presencia de curiosos era más de lo que buscaba. La muerte de cada una de las grandes estrellas del zoológico conmocionó a los morelianos con el paso de los años, tras el cariño ganado por los animales que encontraron hogar en Morelia. En la actualidad, sobreviven el elefante Chamberú y la rinoceronte blanco Zenaida, animales de edad que siguen maravillando a los visitantes luego de haber llegado producto del rescate. En pleno 2022, la visión del zoológico de Morelia ha cambiado respecto al último medio siglo. Los trabajos de conservación, albergar especies rescatadas del mercado negro y concientizar sobre los cuidados de la vida exótica son las principales tareas. Actualmente, se cuenta con el proyecto para traer pingüinos de. Se espera que las aves puedan ocupar el albergue que alguna vez ocuparon los lobos marinos y que el espacio vuelva a cobrar vida. Zoológico, 52 años de historia El actual Parque Zoológico Benito Juárez fue inaugurado en octubre de 1970 como un lugar diseñado para la preservación de la fauna silvestre nacional e incluso especies exóticas que de otras partes del mundo pudieran además, ser dadas a conocer a la creciente población de la segunda mitad del siglo XX de esta ciudad capital. Fue en tiempos del entonces gobernador del estado, Carlos Gálvez Betancourt, y como legado del señor Jesús Guzmán Villicaña que se consolidó el proyecto que desde un inicio ambicionaría convertirse en uno de los parques que coadyuvara a la preservación de la vida salvaje y el estudio de la misma. Este espacio que se estableció en un total de 3.5 kilómetros cuadrados en donde se estableció un lago artificial que permitió a la ciudadanía contar con espacios llenos de aves que anteriormente se habrían ido de la urbe por la llegada del desarrollo habitacional. El Zoológico de Morelia fue decretado organismo público descentralizado dependiente del Gobierno del Estado en 1981. Recibió el nombre del Benemérito de las Américas, por las áreas verdes que se sembraron en este lugar para celebrar su natalicio a finales del siglo XIX. Se estima que es el segundo más visitado del país y el primer lugar en Latinoamérica por la diversidad de especies que alberga desde hace años. No obstante, a la fecha, algunas en específico han logrado rebasar la esperanza de vida en animales que viven de forma salvaje, incluso a los que viven en cautiverio en otros zoológicos o reservas naturales.