El ejército en la revolución venezolana (XI) Rafael Alfaro Izarraraz En Venezuela, ocurre un suceso inédito que no había presentado en Latinoamérica y el Caribe y puso los pelos de punta a los políticos en Washington (aparte del interés por no perder el control sobre el petróleo) y que, por supuesto, no desean que se repita. Lo anterior, por otro lado, explica la reacción brutal, injerencista y de acoso cotidiano a esta revolución bolivariana como la bautizó Hugo Chávez, ¿qué sucedió?: inicialmente, una fracción pequeña, pero significativa del ejército, en un contexto de crisis de legitimidad del sistema dominado por partidos tradicionales como el AD y Copei, se alza contra el gobierno neoliberal de Carlos Andrés Pérez, durante su segundo mandato, el 4 de febrero de 1992. Esto sucedió casi tres años después del caracazo y la represión del 27 de febrero al 3 de marzo de 1989. El ejército había sido un instrumento usado por las élites en el manejo y control de las sociedades latinoamericanas y del Caribe. En Latinoamérica y el Caribe el concepto de Nación y la defensa de la misma tiene connotaciones diferentes al europeo y estadounidense. Durante la posguerra los ejércitos fueron utilizados para la defensa de las élites locales que deseaban protegerse del comunismo. Los ejércitos latinoamericanos y del Caribe, en general, nutren sus filas del pueblo. El impacto que tiene en la tropa el llamado a reprimir, con una carga ideológica bastante pesada, a comunistas, como ocurría hace unas décadas, es distinto a que un soldado reciba órdenes para acudir a reprimir al pueblo, a sus iguales, a la población de los que ellos provienen. Comparados los ejércitos de hoy con los de la posguerra se observa un cambio sustancial en las fuerzas armadas debido a la caída del Muro de Berlín y el Nuevo Orden Mundial en donde la hegemonía estadounidense ya no es la misma. En todo Latinoamérica y el Caribe así se educó al ejército bajo la doctrina anticomunista de EU. Lo ocurrido en Venezuela, es un quiebre de esa política. No estoy aseverando que las características del ejército hayan cambiado con respecto al hecho de que concentra el uso “legítimo” de la violencia, que es otro tema. Lo que digo es que en Venezuela se escribió una historia distinta que puede repetirse en otras naciones. El 4 de febrero de 1992, Hugo Chávez, al frente de una fracción del ejército encabezó una rebelión con el fin de capturar al entonces presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, quien había tomado posesión en 1988, quien llegó a Venezuela de una reunión de Davos, Suiza, en donde se citan cada año las élites económicas y políticas del mundo. El contexto en que esto ocurre está asociado con los compromisos de Pérez con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de aplicar políticas neoliberales. La pobreza pasó del 36 por ciento al 66 en tan solo una década, de mediados de los ochenta a la mitad de la década de los noventa. Asimismo, la pobreza extrema pasó del 11 al 36 por ciento en Venezuela (ver: Azzellini: La revolución bolivariana: “O inventamos o éramos”. Llaves para leer el proceso de transformación social venezolana, ‘Bajo el volcán’, núm. 12). La represión no paró las movilizaciones y las protestas como lo muestra el trabajo del profesor Ponce. Azzellini, por su parate, señala que el hecho de que los mandos medios del ejército hayan participado en la represión durante el “caracazo” incrementó el sentimiento al interior de esa institución, de los soldados afines a Chávez (quien había formado el Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR200), de que era necesario poner fin al gobierno de Carlos Andrés Pérez. No partió de la nada. El MBR-200, surge en el año de 1982 al interior del ejército, año en el que 200 años atrás nació Simón Bolivar, una de las figuras latinoamericanas emblemáticas y que formará parte de la narrativa del gobierno que encabezará posteriormente Hugo Chávez. La coordinación con agrupaciones de izquierda de parte del MBR-200, durante el levantamiento, fue insuficiente, aunque despierta amplias simpatías entre los segmentos de la población que durante décadas les habían hecho creer que tuvieran paciencia porque una parte de la renta petrolera les iba a llegar, mejorando sus condiciones de vida. El intento de Chávez fracasó y al siguiente día ordenó a las unidades militares que se rindierna. El Teniente-Coronel fue detenido y expulsado del ejército, así como loa mayoría de los que participaron en ese experimento de tomar el poder. En diferentes textos que hemos consultado sobre la intentona de una fracción del ejército venezolano de detener al presidente Pérez, coinciden en que este suceso, ante la crisis de legitimidad de un modelo que había surgido del Pacto de Punto Fijo, en 1958, catapultó al Teniente-Coronel del ejército a la popularidad pues estaba muy fresca en las representaciones sociales la brutal represión de tres años antes. Ante la televisión, Chávez expresó que se hacía responsable de lo ocurrido y que, no obstante, el fracaso, consideraba que “el objetivo que en ese momento se habían propuesto no se había cumplido”. (Continuará) Bibliografía consultada: Azzellini: La revolución bolivariana: “O inventamos o éramos”. Llaves para leer el proceso de transformación social venezolana, Bajo el volcán, núm. 12; Medeiros Arce, A., (2012). Historia e ideología bajo Hugo Chávez. Diálogos Revista Electrónica de Historia, 13(2),141-159. José Ignacio Ponce López, ¿una revolución pacífica y armada? Cambio, conflicto, violencia social y política durante la revolución bolivariana de Venezuela, 1989-2006, Estudios políticos, núm.46). Silva Mendes, F. D., (2010). El Movimiento Bolivariano en Venezuela: ¿de vuelta al populismo?. Iconos. Revista de Ciencias Sociales, (38).