Salvador García Espinosa Seguramente todos hemos hablado de la sustentabilidad de las ciudades, pero como muchos otros, conceptos surgen, se usan, se ponen de moda, y pocas veces se entiende con claridad lo que implican. Ante la realidad ambiental que prevalece en el Planeta, resulta ineludible que en todas las ciudades se plantee la interrogante: ¿Cómo transitar de un estado de crisis con severos problemas sociales, económicos, políticos y ambientales hacia una mayor equidad y equilibrio? Para buscar respuestas, conviene señalar como antecedente una propuesta que surgió en la conferencia anual sobre desarrollo económico del Banco Mundial, llevada a cabo en la ciudad de Washington en 1990, donde el economista holandés Peter Nijkamp presentó su trabajo titulado Desarrollo regional sustentable y el uso de recursos naturales, en el que sintetiza el concepto de sustentabilidad, y lo simbolizó gráficamente con el denominado Triángulo de Nijkamp, al plantear la relación entre el crecimiento económico, la equidad social y la sustentabilidad ambiental, como condición para dar lugar al desarrollo sustentable. El modelo plantea que hipotéticamente el desarrollo sustentable se logra cuando los tres objetivos son alcanzados de forma simultánea; en otras palabras, cuando se alcanza la armonía entre el crecimiento económico, la equidad social y la sustentabilidad ambiental. Esta última idea ha predominado, y en muchos ámbitos se repite. Sin embargo, los problemas se derivan de la libre interpretación de lo que se entiende por los conceptos: económico, social y ambiental; más aún, porque el énfasis está en la interrelación entre estos tres ámbitos, no en su definición únicamente. Para ilustrar con un ejemplo la relevancia de dicha interrelación, pensemos en una empresa inmobiliaria, cuyos proyectos son financieramente exitosos, pues logra en corto tiempo que sus ingresos sean mayores que su inversión. Inclusive incorpora en las viviendas a edificar, una serie de elementos como calentadores solares, llaves ahorradoras de agua, paneles solares, árboles y una serie de aditamentos o materiales que permiten calificar el desarrollo habitacional a construir como “sustentable” o “ecológico”. Sin embargo, la edificación de dicho desarrollo se realiza alejado del área urbana, pues es donde el valor del suelo es bajo y garantiza la ganancia económica. El escenario anterior obligará a los habitantes del desarrollo a desplazarse diariamente más de dos o tres horas en transporte público, con el consecuente gasto de recursos económicos, o aún y cuando sea en auto particular, existe un tiempo significativo de traslado y, además, en ambos casos se genera un impacto ambiental derivado de la contaminación por los kilómetros recorridos de los vehículos motorizados. El modelo de dispersión urbana actual presente en Morelia demanda un rediseño de las rutas, vehículos y modalidades de transporte público, a fin de disminuir el costo y tiempo de traslados. Esto traería como consecuencia inmediata para una buena parte de la población, una mejora en su economía familiar y a la vez, en una mayor eficiencia de la estructura productiva, pues los trabajadores llegarían en menos tiempo a su trabajo. En la actualidad las distancias y el costo evitan que las personas puedan, por ejemplo, regresar a la hora de comer a su casa, y se obligan a permanecer ausentes durante buena parte del día; de ahí que muchas veces, se les llame “colonias dormitorio”. Además, estas ausencias diurnas a que obliga la distancia traen como consecuencia problemas familiares que se ven acrecentados por la falta de equipamiento como: parques, espacios culturales y recreativos. Todo en conjunto impide que se pueda hablar de sostenibilidad social, al no existir elementos que propicien la cohesión comunitaria. La sostenibilidad ambiental se ve fuertemente impactada de forma negativa, debido a la dispersión del área urbana, que incentiva se urbanicen áreas agrícolas o zonas de recarga de mantos acuíferos. Además, dispersa la ubicación de las viviendas a las que hay que llevar servicios básicos como: agua potable, drenaje, electricidad, se propicia una ineficiencia de los sistemas de distribución y abastecimiento, lo que encarece el servicio e incentiva la sobre explotación de las fuentes de abastecimiento, en el caso del agua. La idea de desarrollo sustentable de una ciudad se refiere a la capacidad de crecimiento y expansión de manera equilibrada, en un ambiente biológicamente sano, socialmente saludable y económicamente sólido. Se trata de contribuir a superar los niveles de pobreza, mediante la prestación de servicios y equipamientos de calidad y a bajo costo, o gratuitos en la medida de lo posible. Lograr un aprovechando de manera consciente y planificada de los recursos naturales, que garantice su aprovechamiento actual y para las generaciones futuras, en el caso de Morelia, resulta indispensable y urgente, entre otros muchos factores: la reorganización del transporte público, detener la dispersión urbana, propiciar la ocupación de baldíos y densificar la ciudad actual, hacer obligatoria la captación y uso de agua pluvial en viviendas. Solo así, Morelia comenzará a transitar hacia esquemas de sustentabilidad urbana cada día más necesarios.
La Voz de Michoacán
