Redacción / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. La senadora Blanca Piña Gudiño participó aquí en esta capital, en la presentación de la Estrategia Nacional de Lucha contra la Trata de Personas y ofreció trabajar desde la Cámara Alta para crear y aprobar leyes más rígidas que castiguen este delito de lesa humanidad, que en México afecta principalmente a los grupos que se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad; reconoció además que se debe trabajar y legislar para crear una justicia restaurativa. La también integrante de la Comisión Para la Igualdad de Género del Senado de la República, acudió al encuentro de trabajo con Araceli Nogueda Simón, directora del Programa Contra la Trata de Personas de la Quinta Visitaduría General de la CNDH, donde también estuvieron presentes funcionarios de la Fiscalía estatal, donde dio a conocer el marco de acciones inmediatas que rige esta estrategia, la cual solo ha sido implementada en Jalisco. Dicho proyecto coadyuvará a la estandarización de protocolos de actuación e implementación de políticas públicas con la finalidad de incidir en la detección, prevención y atención a este fenómeno y encaminar esfuerzos para que las víctimas puedan ejercer también su derecho a la reparación integral del daño. Fue en este contexto que la legisladora federal Blanca Piña expuso que “por desgracia, aún hoy, México es un país de origen, de tránsito y de destino de víctimas de Trata, en un gran porcentaje con fines de explotación sexual y trabajo forzado o semi-esclavo”. Ante los presentes, la senadora señaló que los grupos que se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad ante este delito, son los niños, las niñas, las mujeres, las personas indígenas, las personas con discapacidades, las personas en situación de migración y precariedad social. En este sentido, Piña Gudiño apuntó que a la Trata de personas no se le puede seguir viendo exclusivamente desde la perspectiva criminal, es decir, como un delito que en la mayor cantidad de las veces pareciera aislado: “la Trata de personas se encuentra asentada en profundas raíces sociales, económicas y culturales, que requieren ser visibilizadas para comprenderlas y en consecuencia, formular estrategias no reactivas sino planificadas para su atención”, dijo. De este modo, agregó que al ser la Trata un crimen de lesa humanidad, el enfoque de su atención y aspiración a su erradicación, debe ser desde los derechos humanos, porque “la visión estrecha, estrictamente penal, del problema de la Trata, ha ocasionado que a 25 años de que el país adoptara la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder, la brecha entre estos principios de justicia y la manera en que las víctimas son atendidas, en realidad es muy amplia”. Reconoció que “esta visión estrecha de los gobiernos”, no solo deja a las víctimas al margen de las políticas de justicia penal, sino también se les niega el acceso a la justicia restaurativa porque si bien las víctimas tienen el derecho a que sus victimarios obtengan un castigo penal, es igual de importante que las víctimas accedan a la reparación del daño causado, la cual incluye compensación, garantías de no repetición o re-victimización, acompañamiento médico, psicológico y acceso a la verdad de los hechos. “Si realmente queremos proteger y salvaguardar los derechos humanos de las personas víctimas del delito de Trata, debemos atender no solo las dimensiones penales del problema, sino también las condiciones socioeconómicas y culturales que son el origen de esta penosa problemática y no solo ver a las víctimas de Trata como estadísticas o casos, expedientes o carpetas de investigación, denuncias o exigencias”, indicó Blanca Piña. “A las víctimas del delito de Trata de Personas, debemos verlas como seres humanos, como mujeres, hombres, madres, hijas o hijos, que padecen un profundo dolor y que la sociedad y sus instituciones de justicia, tienen el deber moral, ético y jurídico de proteger, apoyar y garantizarles el acceso a la justicia en su acepción más amplia, lo cual implicaría que la lucha por los derechos humanos sea una lucha por una mejor humanidad”, expuso la senadora Blanca Piña.