Redacción / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- México incumple la protección de recursos forestales e hídricos en Michoacán ante el impacto ambiental y la deforestación causados por la ininterrumpida expansión de las plantaciones de aguacate, señala una queja presentada ante la Comisión de Cooperación Ambiental (CCA) de América del Norte. La queja es reactivada en el marco del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y recalca que el país incurre en omisiones para la aplicación efectiva de sus leyes ambientales que logren evitar esos daños. Específicamente se dirige a las prácticas concurridas en Michoacán, principal estado exportador y hasta hace poco el único en enviar aguacate a Estados Unidos, indica datos ya conocidos, por ejemplo que, de acuerdo con estudios sobre cambio de uso de suelo forestal en la meseta purépecha, entre 1976 y 2005 los municipios de la región perdieron entre 25 y 35 por ciento de su superficie de bosques. "Diversos especialistas refieren que el ritmo de deforestación y crecimiento de la superficie de aguacate se ha magnificado de 2005 a 2021, lo que puede generar cifras muy preocupantes", apunta la petición SEM-23-002, presentada por un ciudadano mexicano. El Peticionario expone que los bosques cumplen una función vital al proporcionar hábitat a flora y fauna silvestres; sustentar la biodiversidad; contribuir a mitigar el cambio climático; preservar el suelo; filtrar el agua, y recargar los acuíferos, entre otras contribuciones. Los plantíos de aguacate generan también un uso indiscriminado de plaguicidas, lo que contamina el agua del estado, advierte la queja. "El uso excesivo de químicos, fertilizantes y pesticidas afecta los mantos freáticos y contamina los ríos y arroyos de la región aguacatera. Ello impacta a las tierras, comunidades y personas de muchos kilómetros río abajo", señala. Si bien el Peticionario reconoce que no todos los productores de aguacate provocan el mismo tipo de impacto ambiental —ni tampoco en el mismo grado—, hace referencia a investigaciones en las que se demuestran los graves efectos ambientales derivados de un alto porcentaje de las plantaciones aguacateras en Michoacán, así como el acelerado ritmo de deforestación asociado (uno de los más elevados de México y toda Latinoamérica).