Tiger Woods emocionó a todos (incluso a él) en un regreso especial y con un cierre a puro brillo, digno de un crack

Es el viejo Tiger Woods, el de los cinco títulos en Augusta, el hombre que cambió un deporte. El de los conflictos personales también: forman parte de su vida. El crack del deporte mundial que es capaz de vibrar y saltar de su asiento mientras ve las destrezas de otros astros

foto: Twitter

Agencias / La Voz de Michoacán

Emociona ver lo que genera en la llegada al club, apenas se baja del auto de cortesía de la organización del Genesis Invitational, el certamen del PGA Tour del cual es anfitrión. Emociona también verlo practicar en el crepúsculo del día previo y prepararse para una batalla contra el clima: primero se coloca un cuello, luego la gorra, y arriba de ésta, un gorro de lana. Es el quijote luchando contra el tiempo. Contra sus 47 años, sí, pero sobre todo contra las trampas que le tendieron las lesiones, sus reiterados pasos por el quirófano para intentar solucionar sus problemas de espalda y rodilla, y finalmente, hace dos temporadas, las secuelas en el tobillo derecho que le quedaron del terrible accidente automovilístico en el que no se mató de milagro. Lo salvó el sistema de seguridad, la jaula de protección del vehículo.

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Tiger Woods sigue emocionando por lo que es como golfista, uno de los más grandes de todos los tiempos, ganador de 82 torneos y de 15 Majors, y generando expectativa a cada paso por su sola presencia. Sin abandonar su sed competitiva ni ceder un ápice en su amor propio. Como cuando responde que “no vendría a jugar acá con estos tipos (Rory McIlory, Jon Rahm, Justin Thomas, Scottie Scheffler) si no sintiera que está en condiciones de ganar”. Está en sus genes.

Tiger feliz tras su cierre brillante; lo festeja con McIlroy, que también finalizó con birdie
Tiger feliz tras su cierre brillante; lo festeja con McIlroy, que también finalizó con birdie - Créditos: @HARRY HOW

Es su vuelta al circuito luego de 7 meses, tras aquel paso por St. Andrews para participar en el British Open. Y casi que él mismo termina emocionado cuando uno de sus compañeros de threesome, Justin Thomas, le pasa un brazo sobre sus hombros premiando lo que acaba de hacer especialmente en los últimos tres hoyos. Cuando parecía que se estaba complicando y figuraba allá lejos, en el puesto 80°, Woods selló un cierre digno de su historia: birdie-birdie-birdie. Notable. Para ganarse la última ovación de la jornada inicial de un certamen siempre especial para él.

La salvada en el 5

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Es el viejo Tiger Woods, el de los cinco títulos en Augusta, el hombre que cambió un deporte. El de los conflictos personales también: forman parte de su vida. El crack del deporte mundial que es capaz de vibrar y saltar de su asiento mientras ve las destrezas de otros astros, como le ocurrió en la cancha Arthur Ashe de Flushing Meadows mientras seguía partidos del US Open de tenis. Tiger se conmovió con la entrega de Rafael Nadal, su preferido. Y también con la lucha tozuda contra el paso del tiempo de Serena Williams en el último Open, allí sobre el cemento neoyorquino.

Así como esas noches de tenis del mejor terminó de emocionado Tiger este jueves en The Riviera Country Club, en Pacific Palisades, California. Compartiendo el 27° puesto con 69 golpes (-2), a cinco de los líderes, el español Jon Rahm y el estadounidense Keith Mitchell. Un Woods que arrancó con un birdie su recorrido. ¡Qué mejor bienvenida para el crack!

Los fans, siempre con Tiger: un clásico a través del tiempo
Los fans, siempre con Tiger: un clásico a través del tiempo - Créditos: @RONALD MARTINEZ

Luego, en la ida, subió en el par 3 del hoyo 4 y tuvo una salvada de par magistral en el par 4 del 5, con un segundo tiro incomodísimo. Pero se dio maña para hacer llegar la pelota hasta el búnker y de ahí meter approach y putt. Sí, el viejo Tiger. Y después, birdie en el 8 desde medio metro, tras un tiro de aproximación maravilloso. Cerró en -1 los primeros 9. Nada mal. Como para aflojar las tensiones y atacar en la vuelta.

Pero no fue tan fácil. Bogey en el par 4 del 10 (búnker y dos putts). Bogey en otro par 4, del 12, también con dos putts. Y así, con el total de +1, llegó al tee del 16. Contrariado. Sintiendo que no estaba respondiendo a la expectativa de la gente que fue a presenciar su regreso. Se lo propuso y lo consiguió. ¡Si sigue siendo Tiger!

Birdie y explosión en el 17

Par 3 de 166 yardas. Birdie de un metro en ese 16. La cosa ya tenía otro color. Par 5 del 17, de 598 yardas. Tiger puso la pelota a unos 8 metros de la bandera con el tercer tiro, y de ahí, un putt maravilloso que hizo explotar al público. Lo festejó tibiamente, como si le diera vergüenza. Ahí no fue Woods, ese visceral que hubiera reaccionado al estilo Nadal luego de ganar un punto peleadísimo. Quizá estaba reservando energías para el 18.

En el par 4 de 472 yardas, Tiger pegó unas 317 yardas y dejó la pelota a unas 150 de la bandera. Y de ahí, la pone a unos dos metros con hierro. Otra ovación del público que presiente que algo bueno está por ocurrir. Y mete un putt firme por el centro. ¡Impresionante final! Un hoyo en el que también lograron birdies sus compañeros de grupo, McIlroy (-4) y Justin Thomas (-3), para colocarse 8° y 13°, respectivamente.

¿Cómo se sintió el ex número 1 del mundo? “Por fin pude golpear bien e hice un par de buenos putts en el final. Aunque tuve un pequeño percance en el 10, fui capaz de luchar y volver a pelear. Ha sido un buen final”, dijo Tiger. Que se refirió a los nervios previos a su regreso. “No hay nada como llegar a la hora del juego, la sensación de las mariposas y tratar de calmar todo eso”, admitió.

Woods también se refirió al recibimiento de la gente, muy especial, y a las ovaciones que le brindaron sus fans. “Todo fue mucho más ruidoso de lo que esperaba, y no tuve tiempo de disfrutar con el cariño de los aficionados. Estuve intentando calmarme todo el día, tratando de averiguar qué demonios estoy haciendo después de no haber jugado mucho tiempo. Probablemente debería haber apreciado a los aficionados más de lo que lo hice, pero había tantas cosas en mi cabeza, tratando de poner la pelota en los puntos correctos y las sensaciones correctas sólo porque no he hecho esto en mucho tiempo”, se justificó.

Birdie en el 18 para los 69

La magia de Homa y Mitchell; Grillo, destacado

El talentoso Max Homa, de 32 años, fue una de las grandes figura de la primera jornada del Genesis Invitational, con una vuelta que incluyó nada menos que hoyo birdies contra un bogey. Así, el estadounidense selló un recorrido de 64 golpes (-7). Fue su respuesta golfística al desenlace negativo que vivió el domingo pasado en el TPC Scottsdale, en Arizona, la peculiar cancha del PGA Tour cuyo hoyo 16, de par 3, se asemeja a una cancha de fútbol, con gradas para albergar hasta 20.000 aficionados.

Había sido un domingo frustrante para Homa en el Phoenix Open, pero dio vuelta la página y salió decidido a todo en The Riviera Country Club. “Todo va bien”, le dijo a su caddie. “No necesitamos asustarnos aquí”, enfatizó. Ganador de dos torneos esta temporada, sacó a relucir su mejor juego, con pasajes brillantes. Por eso no sorprendió su score. De hecho, saliendo por el hoyo 10, se dio el lujo de meter desde el búnker, logrando un espléndido birdie, el primero de los ocho que consiguió. Tres birdies y un bogey en la ida, para un 34 parcial. En la vuelta, bajó el par en cinco oportunidades más, coronando un 30 impactante.

Homa ya ganó el Genesis en 2021 y todavía recuerda un momento especial: cuando su ídolo, Tiger Woods, le entregó el trofeo. Es una cancha en la que se siente muy cómodo a partir de su eficacia con los hierros y saca provecho de su buen juego de approach y putt. Ha terminado entre los 10 primeros en sus tres últimas participaciones en este evento. “Me sentí muy orgulloso de ir por la cancha y poder demostrar mi juego, porque me sentí bien. Me sentí bien en el campo. Estoy haciendo un swing impresionante y un buen putt, así que ¿por qué no confiar en mi swing de golf?”, dijo el líder.

Pero no fue el único que hizo -7. Junto con él, su compatriota Keith Mitchell. Con 31 años, Mitchell, que ostenta una victoria en el PGA Tour, calentó motores en la idea, con tres birdies y un bogey. Y en la vuelta se despachó con cinco birdies

Detrás de Homa y de Mitchell se ubicó el español Jon Rahm, que presentó una tarjeta de 65 golpes (-6). Al igual que Homa salió por el 10 y concretó la misma proporción en ambos trayectos: cuatro birdies contra un bogey. En tanto, compartiendo la tercera posición, con 66 (-5), se ubicaron los locales Matt Kutchar, Harris English, Colin Morikawa y Doug Ghim (le faltaba el 18).

El argentino Emiliano Grillo fue otro de los destacados, con -3
El argentino Emiliano Grillo fue otro de los destacados, con -3 - Créditos: @STEPH CHAMBERS

Por el lado argentino, fue una muy buena actuación para Emiliano Grillo. Luego de su muy comentada ocurrencia en el Phoenix Open, cuando tras pegar en el hoyo 16 sacó a relucir la camiseta del seleccionado nacional con el número 10 de Lionel Messi y recorrió las 153 yardas hasta el green exhibiéndola al público, Grillo se lució con una vuelta que tuvo muchos aciertos. Concretó seis birdies, en los hoyos 10, 11, 17, 1, 3 y 7, pero subió el par en el 12, 18 y 6. De esa forma, sumó 68 golpes (-3) y se colocó expectante, en la 13a posición.