Claudia Luna Palencia Tras los terremotos queda la desolación y luego el drama del desastre humanitario que ya amenaza con ser creciente en Turquía e incluso se ceba –todavía más– con la población siria de por sí castigadísima por más de una década de conflicto bélico interno. A Turquía la salva que es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desde 1952 y está cobijada por los otros veintiocho miembros que ya están enviando ayuda en forma de rescatistas, hospitales de campaña, efectivos militares entrenados para atender a la población en situaciones críticas y también avituallamiento humanitario. La situación de Siria es mucho más delicada, no solo porque no es miembro de la Alianza, sino por todos los intereses regionales que llevan años alimentando el conflicto bélico en busca de la caída de Bashar al Assad sostenido de la mano, por el dictador ruso, Vladimir Putin. Con una cifra de muertos que crece, segundo a segundo, los datos preliminares en Turquía señalan a 5 mil 434 fallecidos y 1 mil 866, en Siria; y los heridos entre ambas naciones superan los 30 mil. Desde las primeras horas de la catástrofe, la Unión Europea (UE) activó el Mecanismo Europeo de Protección Civil que ha sido secundado por los propios protocolos de emergencia de sus veintisiete países miembros. Esto permite agilizar la inminente ayuda para una población afectada, que de repente, se ha quedado sin nada en la calle, en medio de un duro invierno. Hasta el momento, la UE ya ha desplegado en la zona del sureste turco a más de mil expertos socorristas y miembros de protección civil. Otras naciones están enviando ya sus contingentes de expertos en este tipo de desastres, junto con los perros entrenados; y también, con hospitales de campaña y tiendas para que la gente pueda refugiarse. España ha sido uno de los primeros países en enviar ayuda, al desplegar a la Unidad Militar de Emergencia (UME) mientras que la Comunidad de Madrid envió a los expertos de la Unidad Especial de Emergencia y Respuesta Inmediata (ERICAM) diestros en catástrofes. Pero también está México con su solidaridad. Justo ayer por la mañana hablé vía telefónica con el embajador de México en Turquía, José Luis Martínez y Hernández, quien me explicó que la comunidad mexicana que vive en dicho país se encuentra bien; que han contactado con toda ella y también con los turistas mexicanos: hubo el caso de “un turista que perdió el vuelo de vuelta, pero se le va a ayudar”. En voz del diplomático, en Ankara solo hubo unos pequeños movimientos “ligeros” como consecuencia del segundo temblor; al tiempo que, me dijo, el día de mañana miércoles arribará un avión de la Fuerza Aérea Mexicana con la ayuda y con rescatistas de la Marina, el Ejército y la Cruz Roja con sus perros entrenados para el salvamento de personas atrapadas. De la situación interna, el embajador Martínez y Hernández, me comentó que en Ankara la situación es normal, todo está funcionando en las otras regiones, incluido el servicio de Internet. De hecho, va a celebrarse con normalidad una feria del vidrio, en Estambul, a la que asistirán distintos expositores por el lado mexicano estarán directivos de Vitro. A colación Al respecto de cómo están organizándose para este ingente rescate, con más de 6 mil edificios de todos los tamaños colapsados en la región del sureste turco, el diplomático comentó que en Turquía tienen una Agencia especializada en desastres “bastante bien organizada” y además está recibiéndose ayuda internacional de parte de 40 países que están colaborando de diversa manera. El embajador mexicano recordó que, en el caso de Europa, fue España el primer país en reaccionar enviando unidades de rescate militar, de bomberos y de mucha gente de protección civil. También hay dos barcos españoles cerca de las costas para proporcionar ayuda y la propia ministra de Defensa, Margarita Robles, ha dicho que están dispuestos, junto con Estados Unidos, en la base militar que hay en suelo turco a servir de alojamiento de las personas damnificadas ante el crudo invierno. Martínez y Hernández corroboró además que los soldados de la OTAN ya están organizándose en las labores de rescate y de socorro a la población; lo que parece es que todo estará concentrándose en suelo turco y desde allí coordinar la ayuda hacia la frontera con Siria con las ciudades de Aleppo, Latakia y otras más afectadas. En Turquía, en cambio, son diez las provincias golpeadas por el epicentro del primer y del segundo terremoto. Hay un baile de cifras porque todos son datos parciales y solo el tiempo dará las cifras más o menos reales. Para el presidente turco, Recep Tayipp Erdogan, esta catástrofe es un balde de agua fría tanto para él con sus expectativas personales y electorales para presentarse otra vez en las presidenciales –el próximo 14 de mayo– y no descarto que incluso las posponga o cambie de fecha. Erdogan, dirige los destinos de su nación desde marzo de 2003 como primer ministro hasta agosto de 2014; y desde entonces, como presidente y ahora quiere otro período. En estos momentos Turquía está en estado de emergencia por los próximos tres meses y al Ejecutivo le llueven críticas porque los afectados creen que no está gestionando rápidamente la ayuda que la gente demanda. La economía turca había mostrado un sólido desempeño en medio de la pandemia: creció por encima del 5 por ciento el año pasado y, el FMI, pronosticó un crecimiento del 3.5 por ciento para 2023. Este escenario no existe más después de la devastación que ha dejado más de 6 mil edificios derrumbados, en datos preliminares. Porque las otras cifras no oficiales, hablan de más de 20 mil fallecidos, 50 mil heridos y más de 11 mil edificios colapsados distribuidos en diez provincias. De ésta no sale Erdogan… @claudialunapale