Víctor E. Rodríguez Méndez (Primera de dos partes) El 31 de marzo de 2004 se publicó en el Periódico Oficial del Gobierno de Michoacán el decreto por el que se creó la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum). Dejó de existir el Instituto Michoacano de Cultura (IMC) y dio inicio entonces a una dependencia centralizada más de la administración pública, que tenía como una de sus principales atribuciones “promover a través de la cultura, el reconocimiento, formación y desarrollo integral de los michoacanos”. Este paso abrió el camino para la aparición de Ley de Desarrollo Cultural para el Estado de Michoacán, publicada en el Periódico Oficial el 26 de septiembre de 2007. Ambos acontecimientos se dieron en el sexenio del gobernador Lázaro Cárdenas Batel, con quien se gestaron diversas obras y acciones que han sido reconocidas por lo que significaron en su momento, pero que al cabo del tiempo han menguado en cantidad y calidad, según el sentir de algunas personas ligadas al quehacer artístico y cultural. A prácticamente 19 años de la aparición de la Secum, Erick Legaria, Erandi Avalos, Rafael Calderón, Rosanna Cedeño, Eduardo Aguirre y Gunnary Prado nos comparten en esta primera entrega una serie de reflexiones basadas en las preguntas: ¿qué percepción tienes de la administración cultural en la actualidad? y ¿para qué funciona o debe funcionar la Secretaría de Cultura en Michoacán? Entre la burocracia y el beneficio de la duda Actor y percusionista, además de gestor en desarrollo regional, Erick Legaria señala que la administración cultural en la actualidad “es pobre y raquítica, no hay preparación y está nada más administrando recursos sin ninguna sensibilidad de impulso al arte y el desarrollo de Michoacán”. Precisa que esa percepción la tiene desde hace mucho tiempo, “no nada más ahora”. Erick dice que Michoacán es el alma de México “en términos reales”. Sin embargo, agrega, las danzas tradicionales en todas sus variantes se han ido haciendo cada vez más folclóricas para promoverlas a nivel turístico. “Quienes llegan a gobernar no tienen la capacidad y la sensibilidad para entender la importancia de las manifestaciones artísticas en la vida cotidiana”. El ingeniero industrial de profesión señala que en el ámbito local tanto la Universidad Michoacana como el campus moreliano de la UNAM “le ponen especial énfasis a las artes, y entonces parece que ni el gobierno estatal ni el municipal responden a lo que se genera desde la academia y desde la investigación”. La historiadora del arte y curadora Erandi Avalos cree que es prematuro hablar de esta nueva administración. “Hablando de la generalidad considero que no se ha logrado ejercer al máximo las posibilidades que una dependencia de esta envergadura debe ofrecer a los ciudadanos”. La gestora cultural piensa, incluso, en una necesaria e imperativa “reestructuración total”. La administración que actualmente existe, señala Erandi, “es obsoleta y es más una carga administrativa que una fuente de soluciones a las necesidades de la gente y del gremio”. Uno de los más graves errores, añade, “es que el secretario o secretaria solía contratar a los servidores de su equipo no por su perfil, sino por su cercanía; lo ideal sería que quien esté más capacitado ocupe tal o cual puesto, independientemente de la relación personal que tenga con su superior”. Foto: Víctor Ramírez El escritor y poeta Rafael Calderón ve alentadora, “hasta cierto punto”, la llegada del gobernador Alfredo Ramírez Bedoya al gobierno de Michoacán. “Gabriela Molina implementó una serie de acciones que de una u otra forma iban perfilando un trabajo distinto a la anterior administración, que la verdad fue muy desafortunada”. Sin embargo, agrega, el cambio en la titularidad de la Secretaría de Cultura en diciembre pasado “pareciera que es más bien una confusión”. Pese a ello, puntualiza que “es buen momento para otorgar un voto de confianza a la actual secretaria de Cultura, con la idea de que se genere una consolidación y reconciliación necesarias entre la Secum y creadores, promotores y la comunidad artística y cultural. Es urgente esa reconciliación y como política de Estado la Secretaría de Cultura debe encabezarla; tiene toda la infraestructura para convocar. Entonces, yo resumiría mi respuesta en que son buenos momentos para otorgar un voto de confianza”. La actriz y doctora en historia Rosanna Cedeño asegura que actualmente “es difícil no sentir una diferencia con la administración pasada, en la que verdaderamente hubo un abandono y hasta me atrevería a decir que un muy mal manejo de recursos, o por lo menos poco transparentes”. Para Rosanna, la Secum ha sido objeto de un progresivo y lamentable desmantelamiento “de lo que se venía haciendo en cultura mal que bien”. Por tanto, añade la investigadora en políticas culturales y movimientos artísticos latinoamericanos, “ahora pueden verse al menos mejores intenciones y un momento de una preocupación más sentida, pero creo que la cuestión de fondo es que se sigue concibiendo a la cultura como un asunto de adorno, de ahí que haya una preferencia por los eventos de relumbrón, además del consumo cultural, porque el llamado turismo cultural no es otra cosa que el fomento al consumo cultural y la explotación de los recursos culturales”. Respecto a la nueva administración, puntualiza, “hay intenciones manifiestas de trabajar, pero la tendencia es la misma”. El escritor Eduardo Aguirre señala que tanto a nivel estatal como municipal y federal “hay mucha tibieza, dependiendo de la escala”. Cree, sin embargo, que la administración federal es la que ha mostrado mayor compromiso. “Aun así siento que falta rescatar las ideas que tenía José Vasconcelos en cuanto a las misiones culturales que llegaban a los lugares más remotos, es decir, falta llevar la cultura a muchos lados donde generalmente no llega nada. Se ha perdido esa potencialidad”. Gunnary Prado esgrime de antemano que ha habido poco tiempo para conocer los planes de la nueva titular de la Secretaría de Cultura. Licenciada en Teatro y maestra en Filosofía de la Cultura por la Universidad Michoacana, Gunnary refiere que los mejores momentos que para ella han tenido administraciones pasadas son las de Jaime Hernández Díaz y “aquella administración tan interesante que fue la de Lázaro Cárdenas Batel” desde la gubernatura. Con esa perspectiva, agrega, “tengo la sincera impresión de que el margen de innovación de un nuevo secretario o secretaria de Cultura con un nuevo equipo es muy poco”. Añade que la Secum tiene una estructura y un marco global muy acotado por el hecho de que “hay una agenda de eventos que están más bien en la lógica de Michoacán y el turismo y que obligadamente se debe cumplir; por tanto, las otras acciones que puedan hacerse como novedosas son tan pequeñas que pueden pasar desapercibidas”. Entre lo que debe ser y lo que es Sobre la Secum y su función administrativa, Erick Legaria señala que debe ser una instancia gestora, reguladora, coordinadora e impulsora de la cultura: “Debe ser un trampolín y hoy es el peor obstáculo que tiene un artista en Michoacán dadas sus deudas institucionales y lo que nos debe a todos los artistas. El antiguo IMC funcionaba para difundir el arte del interior del estado hacia la capital y desde la capital hacia el interior del Estado, además de promover la michoacanidad a través del arte con los migrantes y en diversos festivales nacionales e internacionales, algunos de los que se iban a rolar por el interior del estado”. Y recalca: “La administración cultural está totalmente desvirtuada, no tiene nada qué administrar más que pagar deudas”. Erandi Avalos cree que la Secum debe servir para identificar, preservar, fomentar, impulsar, democratizar y difundir todas las manifestaciones culturales y artísticas del estado, de una manera horizontal e incluyente. Advierte una “falla estratégica”, señala, y es que la Secretaría de Cultura “no debe ser únicamente generadora de eventos, porque eso limita el desarrollo integral de sus habitantes a meros consumidores de productos filtrados, procesados y, en ocasiones, con líneas temáticas o políticas preestablecidas”. Para la también escritora debe haber un equilibrio entre los productos culturales “armados para consumo, popular o culto, que en general van de la mano con el turismo cultural”. Pero también, agrega, se debe ayudar a los agentes que han trabajado toda su vida de manera independiente a concretar sus proyectos y, en los casos destacados, apoyar a una proyección nacional e internacional. “Se debe asegurar el fácil acceso a la formación artística. La Secretaría de Cultura de cualquier lugar del mundo debería de abonar a mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos”. En tanto, Rafael Calderón recuerda que la Secum es el órgano estatal encargado de administrar y difundir desde los recursos hasta la promoción institucional del arte y la cultura. Apunta: “Tiene una importancia decisiva, capital. Es un espacio necesario para la administración pública y está sustentada en la Ley de Cultura y en todos sus reglamentos y sus partes operativas. Eso está muy bien y es lo que le da sentido y sostiene su vigencia y su continuidad. Creo que cada titular le debe dar un sello particular y consolidar una política cultural”. Rosanna Cedeño sostiene que la Secum debe favorecer “la realización cultural de la gente, que pueda expresar su sensibilidad y pueda también engrandecer su vida sensible y sus vínculos sociales con mayor dignidad”. Para la fundadora e integrante del grupo de teatro Trotamundos la cultura y el arte deben favorecer el bienestar humano, “y una instancia encargada de cultura tendría que fomentar eso en la población en general, pero no a través de grandes eventos; se fomenta en el trabajo con las comunidades, con la facilidad para que los niños y las niñas se formen culturalmente y se acerquen a las artes, y que las elaboraciones de la gente profesional que trabaja en el arte también puedan difundirse”. Para Eduardo Aguirre la de cultura “sigue siendo una Secretaría con mucho burocratismo, convirtiendo lugares emblemáticos como la Casa-Taller del maestro Alfredo Salce en oficinas burocráticas”. Abunda en este ejemplo y recalca en el “mal uso” a este espacio cultural que “se ha abandonado y es muestra de cómo está funcionando la Secretaría de Cultura”. Y señala: “Como que esta Secretaría siempre ha sido una pecera, y una pecera muy burocratizada. Lamentablemente no termina de escuchar a la comunidad de los artistas ni a la ciudadanía, que es al sector que más le interesaría el destino y funciones de esta Secretaría”. Víctor Rodríguez, comunicólogo, diseñador gráfico y periodista cultural.