EFE / La Voz de Michoacán París. Loewe siguió este viernes con su búsqueda de una nueva silueta más sencilla donde todo lo que necesites para vestirte sea una única prenda. Una colección presentada dentro de un enorme cubo blanco: más que una pasarela, una declaración de intenciones. "Es una continuación de lo que mostramos en hombre hace unas semanas, reflexionando en torno a la idea de lo difuso, de la verticalidad y del vestido que sale hacia fuera", comentó el director creativo de la marca, Jonathan Anderson, entre bambalinas. El desfile tuvo lugar en una carpa efímera totalmente blanca instalada en el patio interior del Castillo de Vincennes, a las afueras de París. Dentro del gran cubo, la última obra de la italiana Lara Favaretto, Midsommar, creada expresamente para Loewe y que consistía en una serie de cubos de confeti de colores esculpidos a presión, sin pegamento. Los primeros estilismos de esta pasarela otoño-invierno 2023/2024 fueron unos vestidos sedosos a media pierna de manga corta, y tan finos que parecían un papel cortado sobre la modelo, que llevaban estampados prendas pixeladas de la anterior colección. Una poética metáfora del propio funcionamiento de la industria de la moda, donde lo que llevas hoy quedará desfasado en pocos meses. A estas reduccionistas siluetas blancas le fueron sucediendo una serie de conjuntos en piel, el legado más potente de la firma española Loewe, como una gabardina hasta los pies que funciona al mismo tiempo como abrigo y vestido, o un vestido camisero de piel finísima. Importan las proporciones, clave para un resultado final que va de contrastes: fluidez, verticalidad, drapeados y curvas, un repentino y brusco sentido de lo compacto. JUEGO DE PROPORCIONES En ese juego de contrastes, los accesorios tuvieron un papel central: el modelo "Puzzle", un éxito comercial de la marca, y el "Paseo", pasan a tener un tamaño desproporcionado, tan grandes que arrastran por el suelo. Loewe, propiedad del conglomerado de marcas de lujo LVMH, recuperó también su bolso de cesta, como un nido tejido en piel, e introdujo unas llamativas botas altas de punta redonda, con el cuero arrugado en torno al tobillo, como si fuera un pantalón caído, y tacones de salón, que prometen volver a ser tendencia. Quería poner el cuero en nuevos lugares y explorar su uso para desarrollar nuevas ideas. En Loewe siempre intentamos probar cosas nuevas e innovar pero en esta ocasión la línea es más pura, nos hemos basado en la reducción, en una silueta simple", explicó Anderson. El contraste de texturas también está muy presente en una firma con la trayectoria de Loewe, que basa sus creaciones en la artesanía y el lujo de materiales que siguen siendo producidos en España, pese a la proyección internacional de la firma. El cuero contrastó con el brillo de los vestidos sedosos, y al mismo tiempo con varios conjuntos de punto, con chaqueta y pantalón. Si para la marca es importante destacar su legado, esta exploración de tejidos y formas ayuda a Anderson con su preocupación por que la prenda no decepcione ni aburra en los seis meses que van desde su presentación en pasarela, con la difusión e incluso saturación de imágenes en redes sociales, hasta que ésta llega por fin a la tienda. ¿Tendrá ganas el consumidor de comprarla después de llevar viéndola ya seis meses? ¿Cómo lograr que siga viéndose novedosa? Esa, dice Anderson, es su obsesión, pues, además de crear, su trabajo consiste en atraer al consumidor. Anderson cumple este año una década al frente del diseño creativo de Loewe, firma que ha posicionado entre las más admiradas de la pasarela parisina y de la escena global, con sus concienzudas reflexiones sobre la moda, sus colaboraciones con artistas emergentes y su gusto por aliar artesanía e innovación. Para él, la moda no debe ser "del momento", sino del "después".Al desfile acudieron estrellas amigas de la casa, como el cineasta Luca Guadagnino, las modelos Naomi Cambpell y Emily Ratajkowski, o las cantantes Karol G y Bad Gyal, entre otras celebridades.