COLECTIVO CIUDAD |Qué aprender del caso Tesla

Hoy conviene reflexionar y aprender de la experiencia que deja este caso para México y en particular para Michoacán.

Salvador García Espinosa

Las expectativas por la instalación de la planta industrial de la empresa automotriz Tesla desataron una competencia de promoción, entre al menos once entidades federativas que buscaron a toda costa ser privilegiados con una inversión estimada en 10 mil millones de dólares. Hoy se sabe que se instalará, como se dijo desde un inicio, en el municipio de Santa Catarina, perteneciente a la Zona Metropolitana de Monterrey, en Nuevo León.

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No debe sorprender que la empresa que preside el multimillonario sudafricano Elon Musk haya comenzado a realizar sus estudios de factibilidad desde mediados del 2021, con total sigilo, pues una inversión de esta envergadura tiene impactos significativos en la bolsa de valores. Seguramente lo último que se imaginaron, fue la competencia y ofertas que surgieron a partir de que el presidente de México diera a conocer el tema, e incluso evidenciara su intención de “vetar” la inversión en Nuevo León, argumentando escasez de agua en esa entidad.

Hoy conviene reflexionar y aprender de la experiencia que deja este caso para México y en particular para Michoacán.

Tesla seguramente será el caso más evidente de los beneficios esperados del denominado nearshoring, y que refiere a la relocalización de empresas e industrias para estar más cerca del principal mercado del Mundo (Estados Unidos). Entre otros factores, debido a la guerra arancelaria contra China que inició Donald Trump, y para evitar situaciones como las derivadas por la pandemia, en términos de la disrupción en las cadenas de suministro globales.

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Estamos observando los efectos de la apertura comercial e integración económica, pero hay que comprender que en este concierto capitalista, y por lo tanto especulativo por excelencia el actuar del gobierno, es muy limitado e incluso su intervención representa un alto riesgo. Se requiere una actitud gubernamental que no “vete” sino que “incentive” la inversión, que comprenda que se trata de una competencia entre ciudades. Si los gobiernos desean participar, hay mucho por hacer, sobre todo en materia de inversión pública para volver a las ciudades más competitivas.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) genera cada año un Índice de Competitividad; para 2022 reveló que la ciudad más competitiva era Monterrey, de ahí que no haya resultado extraño que para Tesla sea la mejor opción. Le siguen en competitividad Saltillo, Guadalajara, Querétaro, el Valle de México, Chihuahua y Aguascalientes. Los datos son contundentes, tan solo durante el 2022, Nuevo León recibió a 166 empresas de todo el mundo, para el caso específico de Michoacán convendría preguntarse: ¿porqué de más de 100 empresas de capital chino instaladas en México, ninguna se encuentra en Michoacán?

Las respuestas sin duda, pueden ser muchas y muy variadas. Una de ellas está en comprender el Índice de Competitividad Urbana, que año con año publica el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) y que contempla 69 indicadores de muy diversa índole como: la situación del estado de derecho, el manejo sustentable del medio ambiente, el grado de inclusión social, el nivel educativo de la población, la estabilidad y funcionalidad del sistema político, el mercado de factores eficiente; economía estable, la existencia de sectores precursores de clase mundial, el aprovechamiento de las relaciones internacionales, lo inherente a la seguridad y por último, el grado de innovación y sofisticación en los sectores económicos instalados.

Como se observa, la competencia por captar inversiones es un escenario muy complejo, pues se trata de la conjunción de inversiones gubernamentales en infraestructura y equipamiento con inversiones de capital privado, para incentivar la captación de inversiones hasta lograr lo que los economistas denominan “economías de aglomeración”. Este último factor hay que subrayarlo, porque al parecer la participación del presidente de México provocó confusión en algunos sectores, al pensar que la localización de Tesla era un asunto político y no económico.

Prueba de lo anterior, fue considerar que Michoacán podría ser elegido por Tesla para instalarse. Basta observar que, de las 20 plantas automotrices existentes en territorio nacional, se encuentran distribuidas en 11 entidades federativas, siendo el líder Guanajuato, seguido de Aguascalientes, Puebla, Coahuila, Estado de México, San Luis Potosí, Sonora, Jalisco, Morelos, Nuevo León y Baja California. En otras palabras, quisimos, como entidad, entrar a un mercado no solo muy competitivo, sino ya consolidado en el territorio nacional.

La promoción realizada por el gobernador Alfredo Bedolla es loable y debe continuar al menos en dos sentidos: la promoción por captar inversión pública y en generar las condiciones que hagan de las tierras michoacanas un territorio deseable para la inversión privada. Hasta este momento, todo indica que nuestras ventajas competitivas son resultado de diversos intereses, pero no de un proyecto para el desarrollo estatal. Así lo demuestra el hecho de que, si bien el puerto marítimo comenzó su construcción en 1972, fue hasta el 2001, con la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio, que adquiere relevancia mundial. La siderúrgica como proyecto nacional inició en 1976, pero su relevancia como principal exportadora de acero se adquiere con su privatización, y que hoy conocemos como ArcelorMittal. El tendido ferroviario que integra, bajo un mismo concesionario (Kansas City Southern) México, Estados Unidos y Canadá, fue posible a partir de 1996, cuando se privatizó Ferrocarriles de México.

El caso de Tesla debe constituir una gran experiencia para buscar el nicho en el cual se puede ser competitivo, y prepararnos. Sin duda, el tema del aguacate sigue siendo una asignatura pendiente para incorporar valor a la cadena productiva e incrementar el valor de las exportaciones con más productos derivados de la actividad agrícola. Otro tema será, sin duda, el asunto logístico para el aprovechamiento del nearshoring. Hoy el principal reto consiste en aprovechar y potenciar los componentes que históricamente han estado presentes en el territorio, pero aún no se han logrado integrar con miras a una mayor competitividad global. Hay que recordar que esto se buscaba con el proyecto de conformar una Zona Económica Especial (ZEE), que fue cancelado al inicio del presente sexenio. Un factor ‘sine qua non’ es identificar el nicho en el cual se logre ser altamente competitivo en el contexto nacional.

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