El futuro de la agricultura: predicciones de tecnología agrícola para 2023

La producción de alimentos debe aumentar de forma sustancial ante el incremento de población en el planeta, pero con miras a un modelo sostenible de producción.

Foto: Cortesía

Algunos de los estudios más recientes en lo que respecta a la humanidad apuntan a 2050 como el año en el que la población mundial puede alcanzar los 9.000 millones de personas en todo el mundo. En consecuencia, la producción de alimentos debe aumentar de forma sustancial para hacer frente a ese incremento de población.

A pesar de la constante presión sobre los recursos mundiales, intensificada en los últimos tiempos, el objetivo es adoptar la producción a un modelo sostenible, en el que se usen prácticas que reduzcan el uso de los recursos naturales, así como reutilizar, reciclar y dar un nuevo uso a aquellos ya utilizados. Estas prácticas, a su vez, buscan fomentar el aspecto social y económico, en el que gente con menos recursos también puede formar parte del sector.

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¿Qué significa exactamente agricultura sostenible?

La agricultura sostenible es aquella basada en técnicas que no dañan el medioambiente ni pone en riesgo la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades alimentarias. Al contrario que pasa con otros sistemas más tradicionales, donde el objetivo es producir alimentos “a cualquier precio”, los métodos de agricultura sostenible tienen en cuenta las posibles repercusiones medioambientales. Aunque el impacto de una sola explotación puede ser muy bajo, el efecto de comunidades agrícolas enteras llega a ser perceptible en todo el mundo.

Sin embargo, al contrario que pasa con los productos ecológicos, cuyo etiquetado y certificación está sujeto a ciertos parámetros, el término sostenibilidad es lo suficientemente ambiguo como para que pueda implicar cosas diferentes en función de las expectativas y de cómo se aplique.  Por norma general, se entiende por sostenible un sistema de prácticas de producción vegetal y animal que, entre otras cosas: satisfaga las necesidades humanas de alimento, mejore la calidad medioambiental y la base de recursos naturales de la que depende la economía agrícola, mejore la calidad de vida de los agricultores y de la sociedad en su conjunto y haga el uso más eficiente posible de los recursos no renovables.

Pese a todo, hay ciertos aspectos considerados como necesarios para producir alimentos sostenibles.

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Sostenibilidad económica

Hacer que una explotación agrícola sea económicamente viable es el principal desafío de los agricultores. En este sentido, uno de los conceptos aplicados en la producción agrícola sostenible se basa en el uso de cantidades óptimas. Mientras que muchos agricultores riegan o fertilizan campos enteros sin atenerse a las necesidades reales de las plantas, en la agricultura sostenible se busca aplicar la cantidad justa y necesaria y sólo en aquellas zonas en las que es necesario. Esta alternativa no solo reduce los costes, también protege el medioambiente.

Para poder aplicar esta y otras técnicas sostenibles, se hace clave el uso de datos procedentes de imágenes de satélite, sensores distribuidos por el campo y otros dispositivos IoT. Gracias a ellos, la toma de decisiones se vuelve más simple y efectiva.

Protección del medioambiente

Las prácticas sostenibles y los efectos positivos en el medioambiente están estrechamente relacionados. Uno de los aspectos más importantes es la salud del suelo. El uso de fertilizantes químicos para mejorar las condiciones de las que disponen los cultivos son soluciones que funcionan a corto plazo y alteran de forma significativa los micro ecosistemas cercanos. Las prácticas agrícolas que mantienen la salud del suelo, como los cultivos de cobertura, la rotación de cultivos o la reducción de la labranza reducen la erosión del suelo, mejoran su capacidad de retención de agua y aumentan su fertilidad natural.

Evitar la contaminación de las masas de agua es otro factor a tener en cuenta. Reducir la escorrentía durante las lluvias torrenciales reduce la erosión del suelo y evita arrastrar productos que todavía no han sido asimilados por las plantas.

Conciencia social

Los problemas del sistema alimentario mundial no se pueden solventar a menos que los pequeños agricultores formen parte de la transformación necesaria del sector y adopten métodos de cultivo más inteligentes, eficientes y sostenibles. Para que esto ocurra, la base de la transformación debe ser un acceso barato y de fácil acceso a la tecnología necesaria.

Sin embargo, de los 580 millones de agricultores que se calcula que hay en todo el mundo, una amplia mayoría no tiene acceso a esta tecnología, principalmente debido al coste que tiene y la pobre infraestructura de la región. Así pues, se espera que gobiernos y organizaciones internacionales busquen soluciones para solventar este problema de desigualdad.

Nuevas tecnologías para 2023 y más allá

Algunas tecnologías que se aplican o se van a aplicar en la agricultura son nuevas, otras simplemente no se usaban anteriormente en el sector. Para mejorar la conectividad, el despliegue de redes 5G aumentará la velocidad de transmisión de los datos y reducirá la latencia, lo cual será de ayuda a la hora de gestionar grandes cantidades de datos. Para el tratamiento de dichos datos, la computación en la nube será vital, no será necesario tener potentes ordenadores, los análisis se harán en servidores en cualquier parte del mundo, con lo que la amortización de la tecnología será más rápida.

Por otro lado, los datos de satélite seguirán mejorando, siendo más asequibles y detallados. Gracias a los nuevos niveles de resolución, se podrá apreciar objetos cada vez más pequeños en las imágenes, así como aportar más información sobre el suelo y los cultivos. La integración entre distintas partes del sector facilitará el intercambio de información para abordar problemas como la inseguridad alimentaria, el riesgo climático y las interrupciones de la cadena de suministro.