PROYECTO SECRETO |Entender lo que pasa en México

Cada mexicano debe tener los pies bien puestos en la tierra para asumir la realidad y distinguirla de un país de mentira, de retórica falaz. Se le oculta la realidad, se hace vivir a la gente en el país más feliz pero sólo en la imaginación.

MATEO CALVILLO PAZ

El país se derrumba sin seguridad ni justicia ni atención médica, educación pésima, autoritarismo, mentira, dictadura…

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Vista panorámica

Queremos el bien de México: hablarle con la verdad, aplicar la justicia a los delincuentes protegiendo a los ciudadanos inocentes.

Hay un abismo entre la realidad que está frente a nosotros, los hechos, las acciones del gobierno que sirven a una persona y a su ideología, a un grupo de incondicionales. Deforma la realidad, proyecta lo que trae en la cabeza. Se imaginan que con su palabra hacen existir el mundo bueno, ideal.

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Su lenguaje es dogmático, pretende tener poder de creación en su palabra, pero todo es sólo palabras de una narrativa y nada crean sino el vacío, el engaño que acabará finalmente en el desencanto, la destrucción de la persona y su mundo. Es una realidad que se maquilla frente al pueblo, se cambia por una ficción, ilusión o espejismo.

Cada mexicano debe tener los pies bien puestos en la tierra para asumir la realidad y distinguirla de un país de mentira, de retórica falaz. Se le oculta la realidad, se hace vivir a la gente en el país más feliz pero sólo en la imaginación.

Es el gobierno de un país de realizaciones sólo de palabra, de las declaraciones, que ocultan los fracasos y las tendencias caóticas y se cambia por un país de cuento, de narrativa como un cuento de final color de rosa. Todo se convierte en un cuento, la narrativa oficial vive en un cuento que no asume una realidad limitada, muchas veces sufriente.

Hay que hay que bajar de la enajenación a toda la gente, de la burbuja de falsedad, despertarla de su sueño inducido, del país de los cuentos. Hay que abrir los cinco sentidos a los golpes para que vuelva a la realidad, hay que enfrentarlo a la realidad, a los problemas para resolverlos. Si el gobierno no está en esta dinámica, se vuelve inoperante, inútil, enajenante adverso al pueblo. Se vuelven el enemigo disfrazado, falso, que sólo engaña a toda la gente. Tal gobierno es perverso, manipula, es embaucador, tiene fines mezquinos, egoístas, se busca a sí mismo y utiliza al pueblo y lo sacrifica.

Por décadas, casi siempre el gobierno se ha separado así de la gente, vuela muy alto, muy por encima de la realidad, se olvida de sus promesas al pueblo y sólo busca la riqueza y el poder sacrificando al país, a la gente humilde.

Los poderosos han despreciado a la gente, siempre se han aprovechado de ellos. Es una actitud diabólica. Es la seducción de Satán que desde el principio es mentiroso y asesino y sólo quiere ser el centro de todo y ser servido como un dios falso. Como le dijo al Hijo de Dios: pídale todos los reinos y su riqueza si postrándote me adoras.

Una narrativa falaz, no se acepta la realidad, cierran los ojos, voltean hacia otro lado e inventa la narrativa de un gobierno bueno y de un gobierno perfecto capaz de resolver todos los problemas, de una situación de paz, progreso, bienestar. Una realidad de atraso, miseria material y moral, pobreza y desempleo, de involución en economía, inversión, justicia social, retorno la dictadura, una desintegración social generalizada, descomposición social. Vamos al caos, al rompimiento y a la muerte, a la destrucción total, al infierno.

La luz de Dios

Para iluminar esta realidad tenemos una sabiduría que no es la mundana, una luz que nos viene de lo alto, de la Revelación de Dios.

Cristo se hizo uno como nosotros, compartió nuestra historia y nuestra condición humana para librarnos del poder de las tinieblas y del mal.

 Nos salva, es un Dios bueno que no sólo ve la realidad de pecado y maldad, de corrupción y vicios, sino que la asume y la enfrenta para liberar a los pobres de los perversos y poderosos.

En sus días, en la plenitud de los tiempos, el Mesías enfrenta la hipocresía, la falsedad, las acciones perversas de la clase dominante, descubre a los lobos, que vienen vestidos de ovejas, pero son fieras rapaces. El ataque y variado, las insidias, los golpes y vicios de los pecadores se siguen repitiendo.

Es importante volver la vista a él porque sólo en el no hay engaño, el clava en la cruz toda la maldad, la injusticia el abuso, las bajas pasiones y grandes crímenes por el poder y dinero.

Él es la verdad, por ser fiel a la verdad, se entrega en manos de sus enemigos, las autoridades corruptas, la policía injusta y a los sicarios. Entrega su vida, su sangre hasta la última gota. Crucifica la maldad, el pecado el deseo de dominio y opresión. de su despojo ensangrentado, de su humillación hace surgir el mundo nuevo en construcción.

Sólo con el vencemos la corrupción, la maldad y la saña de los poderosos.

La explicación de este caos y desastre generalizado, de esta clase política que cierra los ojos a la realidad, la niega, engaña al pueblo y miente, que desconoce la democracia y división de poderes y retorna a la dictadura de la ideología de izquierda y ateísmo, lo enajena con su narrativa del mejor gobierno y del mejor país. Se niegan los problemas se embauca al pueblo y no se detiene la avalancha de fracasos, retroceso, desorden, destrucción y caída en el caos mortal.

La clave para entender es el hombre, el que hace la política y la vida nacional.

Ningún hombre es Dios virtuoso y amante de la gente, inteligente y sabio, que todo lo sabe y es perfecto en su actuación, totalmente vuelto hacia el pueblo y buscando sólo su bien, que nunca se equivoca ni tiene debilidades de maldad y perversión.

Todo hombre tiene un germen de error y de maldad, su corazón fue hecho bueno por Dios, pero pecó y conoció la división interior y la capacidad de hacer el mal.