Inés Alveano Aguerrebere ¿Usted se imagina encargar a un arquitecto o ingeniero el diseño y construcción de su casa, y al ver terminada la obra, darse cuenta que no puso instalación eléctrica o sanitaria? ¿Cree que en la vida real eso pudiera pasar? Pues sucede más frecuentemente de lo que usted imagina. A una casa en la que yo viví, le faltaba conexión con el drenaje de la calle… Ahora imagine que la razón fuera que ese profesionista no hubiera visto en su carrera ninguna materia relacionada con la instalación eléctrica o sanitaria. Que sólo aprendió a construir habitaciones, cocina, comedor, cocheras… Pero su currículo omitió la educación para las necesidades de luz o de agua potable. Al parecer, muchos diseñadores de vías urbanas hacen proyectos pensando sólo en los vehículos que transitarán por ellas. En este sentido, me tocó ver el plano de la remodelación de una vía urbana (prefiero omitir el municipio) que contemplaba conflictos entre autos y camiones. El proyecto mostraba los posibles puntos de choque entre vehículos (de la obra anterior y la propuesta), pero ignoraba olímpicamente que se trataba de una zona urbana rodeada de servicios e instituciones escolares de diversos niveles. No es lo mismo hacer una vía carretera, en zona desértica, que una en zona urbana, llena de personas a pie y usuarias del transporte público. Hasta aquí, pareciera que el problema está claro, ¿no? Sólo piensan en un tipo de usuario, cuando en realidad hay mucho más que uno. La “perspectiva de parabrisas” (sólo pensar en las y los conductores de vehículos) es una negligencia que puede cobrar vidas. Esta omisión genera graves problemas. No sólo puede crear grandes barreras para que las personas sin vehículo transiten por la zona (incluidas niñas, niños, adolescentes, personas de la tercera edad y personas con discapacidad). Lo peor es que además de marginarlas, las pone en riesgo de muerte por atropellamiento. Viendo el plano propuesto, era evidente que los dibujantes querían evitar choques entre vehículos, para disminuir también los congestionamientos generados por ellos. Pero no visualizaron que un atropellamiento también causaría tráfico (por la consecuente necesidad del operativo para atender a la víctima). La perspectiva de parabrisas -la cual da por hecho que lo más importante es agilizar el tráfico de vehículos- no tiene en cuenta que ignorar las necesidades de los demás usuarios de la vía también puede empeorar el tráfico. Además de una negligencia que afecta a una mayoría de la población (el promedio nacional dice que sólo 20% de los viajes se hacen en auto), es una paradoja. La ironía del caso, es que una vez terminado el proyecto, la institución que lo aprobó se está acercando al municipio para ver qué se puede hacer para corregirlo. Sin embargo, debido a que ya se ejerció el recurso, ahora podría no haber dinero para hacer las adecuaciones necesarias… O sea que la población, las familias, se están viendo forzadas a habitar esa casa que no fue planeada con todas las necesidades en mente. Están habitando esa sala en común que es la ciudad, sin instalaciones tan básicas como lo son las sanitarias.