Por el slogan ‘¡qué buenos son!’, titular de la Profeco podría sacar del mercado a los Jarritos

En la publicad de Jarritos dice “qué buenos son”, pero el titular de la Profeco quiere saber para qué son buenos. Te contamos la historia de la empresa Jarritos, que comenzó hace 73 años en Guadalajara

Redacción / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. Cinco diferentes marcas de refresco que se venden en el mercado mexicano pueden salir de la venta por publicidad engañosa, engañar al consumidor con lo que contienen, no poder comprobar lo que dice su etiqueta, entre otras cuestiones. Entre ellos están los Jarritos que, por cierto, qué buenos son.

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Para la edición de mayo de la Revista del Consumidor, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) realizó un estudio a 46 distintos refrescos, de los cuales algunos saldrán del mercado si no realizan los cambios necesarios para cumplir con los consumidores.

Refrescos que serán retirados del mercado por Profeco

Entre los refrescos calificados, 22 tienen combinación de jarabe de maíz de alta fructosa, con edulcorantes no calóricos, ocho sólo tienen azucares, 15 no tienen calorías y uno es bajo en calorías.

Los refrescos que podrían salir del mercado son los siguientes:
  • La Croix: sus indicaciones están en inglés y para poder venderse en el mercado mexicano también debe incluirlas en español.
  • Sisi: porque contiene un edulcorante calórico y no detalla en su etiqueta cuánto de este producto contiene, aunque están obligados a hacerlo.
  • Ameyal de Mundet: porque en su etiqueta anuncia frutas, en específico una fresa y un kiwi, pero el resultado del estudio arrojó que no contiene fruta, por lo que es un engaño al consumidor.
  • Sidral Aga: porque marca en la etiqueta que está elaborado con 20 por ciento de jugo concentrado de manzana, pero en el análisis de la procuraduría arrojó que sólo tiene uno por ciento.
  • Jarritos: ya que en sus etiquetas tienen la leyenda “Qué buenos son”, pero, según el procurador Ricardo Sheffield, deben comprobar al consumidor “¿para qué son buenos?” o retirar la frase de sus etiquetas para poder seguir en el mercado.

Y aunque la mayoría de los productos cumple con todos los requerimientos, el procurador del Consumidor, Ricardo Sheffield, recomienda que los menores de edad los consuman en algunas ocasiones como fiestas, ya que tienen edulcorantes calóricos que no son recomendados para su edad.

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Todos los detalles del estudio se encontrarán en la Revista del Consumidor del próximo mes.

Así nació el refresco mexicano que tenía sabor a café

La frase “Jarritos, qué buenos son” ha sonado en las mesas mexicanas desde la década de los 50, cuando comenzó a sonar ese jingle que promocionaba a un nuevo refresco, incluso se tradujo en otros países como “super good”, cuando se exportó a finales de los 80.

Las llamadas gaseosas se popularizaron primero en Estados Unidos en el siglo XIX y luego extendieron sus burbujas hasta México, donde comenzó la industria refresquera a finales del siglo XIX con empresas como La Montañesa, fundada en 1886.

En este país, donde se acostumbraban las aguas frescas, los refrescos se popularizaron en las primeras décadas del siglo XX, comenzaron a venderse en fuentes de sodas, droguerías y boticas, luego en las calles.

Así que cuando Jarritos llegó al mercado ya tenía ganado el burbujeante gusto de los mexicanos. Hoy hasta tienen su colaboración de tenis con Nike.

La historia de Jarritos comenzó en un comedor de Guadalajara, Jalisco, lleno de diarios y vasos de precipitados, donde Francisco “El Güero” Hill, quien era químico de profesión, experimentaba con sabores y agua carbonatada.

En una de sus pruebas nació una mezcla carbonatada con café, aunque en aquel entonces no se acostumbraba tomar café frío, por ello optó por otros sabores frutales inspirados en las aguas frescas. Así nació el primer refresco de la marca, fue de tamarindo y lo llamó Jarritos.

Según su sitio web, Hill pronto se dio cuenta de que los sabores cítricos y de colores brillantes eran llamativos y fue sumando más ediciones hasta llegar a ser 13, con opciones como jamaica, guayaba y mango, además del clásico de mandarina, que se obtiene de un “lugar secreto” de Yucatán.

A los 10 años de su fundación, las bebidas de esta empresa ya se vendían en todo el país y comenzaron a exportar a Estados Unidos en 1988.

El nombre “Jarritos” se debe a que las aguas de sabores de antaño se servían en jarras de barro para mantenerlas frescas por más tiempo.

Las primeras botellas de este refresco no tenían etiquetas, dice su sitio web, “la gente simplemente sabía qué sabor era por el color”.

Cuando se incorporó el logotipo, se colocó en éste tres jarritos marrón con verde, en su interior destacaron los colores más populares: mandarina y lima.

Jarritos, 100 por ciento mexicanos

Aunque fue creada por Francisco “El Güero” Hill Ávalos, desde 1983 el refresco es elaborado por la Embotelladora Mexicana S.A. de C.V., que forma parte del Consorcio Aga, empresa fundada por Abelardo García Arce en 1931. Se distribuye a nivel internacional con subsidiaria Novamex en Estados Unidos. “El capital accionario es 100% mexicano”, afirma su sitio web.

Según el documental “América x América” de Netflix, en la década de los 50 el empresario de Jarritos, Isaac Bessudo Pérez, fue dueño de Club América, entonces eran llamados Canarios. Luego de no lograr levantar los números del equipo, decidió venderlo en 1959 a Emilio Azcárraga Milmo por 425 mil pesos mexicanos.