Yazmin Espinoza / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- “Porque al final de todo, nos sigue sosteniendo la ternura”, esta es la frase con la que yo me quedo de Germinal, el libro de Tabia Tagle en el que relata su proceso al traer una persona a este mundo, desde un entendimiento de la angustia y la belleza que eso implica. Este ensayo lo encontré mientras estaba embarazada de Sofía, incluso, tuve la fortuna de asistir a una presentación con su autora en Morelia y conocer, de primera mano, varias de sus experiencias alrededor de la escritura. “Me miro al espejo intentando hallarme detrás de la manmífera que está a punto de dividirse en dos. Ahí están mis manos, mi boca y mis clavículas, lo único demí que prevaleció a la metamorfosis. Pero ya no las siento mías, pertenecen a otro cuerpo que ha sido borrado”. Germinal es un ensayo que acompaña el proceso de traer a una persona a este mundo desde un entendimiento de la angustia y la belleza que eso implica. Un libro que conmueve y que abre espacio, también, para pensar cómo se insertan esos procesos en el pensamiento y la cultura y cómo podemos transformarlos. Con unenfoque íntimo y auténtico Tania Tagle nos comparte sus dudas y sus reflexiones en torno al embarazo, el parto y la crianza, entretejidas con la exploración de conceptos como lo monstruoso, el milagro y la maravilla. Así dialogamos al mismo tiempo con ella y con pensadores romanos, como Tito Livio, entre otros, para rastrear dónde se gesta y cómo se transforma la idea de monstruo, al mismo tiempo que se transforma el cuerpo de una embarazada; o en la segunda parte, donde Tagle se acerca al momento del parto concebido como milagro, alumbramiento, trazando la genealogía del término a través del judaísmo, de los mitos griegos o de San Agustín. Finalmente, llegamos al momento de la adquisición del lenguaje, a la crianza, con esa sorpresa, ese thauma que pone en conversación a Tales de Mileto, a María Zambrano o a Sócrates “Antes de tener voz ya hemos aprendido y quizá olvidado las vanciones; antes de respirar por primera vez, ya nos hemos ahogado. ¿No es eso también un milagro?” Un libro que se lee rápido y se siente cercano, sobre todo para mí que lo leí mientras estaba embarazada. Y es que, además de sus propias opiniones sobre la transformación del cuerpo, Tania nos lleva a conocer partes de la historia en las que podemos aprender de la gestión y la crianza desde otros ángulos. Para mí quizás lo más bello, fue la manera en la que conectó su experiencia con la de sus ancestras, un hermoso hilo conector que une a las generaciones. “Tengo confirnza, quizá no en el milagro, sino en que algo, una verdad, me será revelada aldar a luz. Voy a asimilar algo de mi estirpe que aún no entiendo. Voy a volverme, de un momento a otro, colegade mi abuela y de mi madre”. Pero, ¿qué llevó a Tania a este este libro que nos relata su proceso de embarazo hace diez años? En una entrevista a medios, la autoracompartió que Germinal surgió con dos proyectos paralelos que no estaban originalmente relacionados. “Uno es unos ensayos sobre lo monstruosos, la monstruosidad, el milagro, el asombro y conceptos que a mi me interesaba explorar a través del ensayo desde antes de embarazarme o de relacionarnos con el embarazo, y el otro proyecto de escritura pues era como una especia de diario, como bitácora, donde iba anotando los cambios y las cosas que iba experimentando durante ese tránsito que es la gestación”. Así, la escritora combina de manera brillante estos dos conceptos que parecen antagónicos, monstruos y maternidad. Y es que, en realidad, tenemos que comenzar con aceptar que el embarazo es monstruoso y concibe a una especie de monstruo pues el cuerpo necesita deformarse y transformarse para traer a ese otro ser que habitará en nosotras para sobrevivir. Tania nos regala entonces un texto lleno de cuestionamientos sobre las ambivalencias en el mundo de la maternidad, también má desde la visión social en donde en parte se ve como una obligación, pero también desde el milagro y la ternura. “Hay toda una pedagogía de la crueldad, diría yo, que hace que por ejemplo una mujer desea interrumpir su embarazo, lo primero que le dicen es es tu culpa, para que tenías relaciones, para qué no te cuidabas, entonces ahí lo que se sigue es cómo, fuiste imprudente, cómo, desobedeciste un mandato social, ahora tu castigo es un embarazo, pero a la par que te están diciendo eso, te están diciendo que es algo muy milagroso y que tienes que agradecer como si fuera un don de los cielos”. Y es que formar parte del mundo con todos sus juicios sociales podría calificarse como monstruoso, llegar al mundo puede ser también un acto monstruoso, pero todo el proceso en si mismo es milagroso.