Redacción / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Hace 24 años el famoso conductor de televisión Paco Stanley perdió la vida en la calle y a plena luz del día, a causa de los impactos de bala de grueso calibre que recibió a quemarropa. Todo ocurrió afuera del restaurante El Charco de las Ranas, ubicado sobre Periférico Sur, en la Ciudad de México. Stanley Albaitero, quien entonces conducía el programa “Una tras otra” en TV Azteca, salió del local y subió a su camioneta negra del lado del copiloto, donde apenas se disponía a esperar que sus demás compañeros de trabajo salieran del lugar, cuando casi de inmediato fue rociado por las balas. En el sitio se encontraron más de 24 casquillos. Aquel mediodía del lunes 7 de junio de 1999, y luego que se dio a conocer la muerte de Stanley, el estacionamiento del restaurante El Charco de las Ranas, ubicado al sur de la capital, así como parte de la lateral de Periférico Sur se llenaron de curiosos, medios de comunicación y policías. El cuerpo aún permanecía dentro de la camioneta negra, propiedad del actor. Se descartó robo y secuestro Según las investigaciones, aquel 7 de junio de 1999 los hechos se registraron a las 11:50 de la mañana; por las características del ataque se descartó el móvil de robo o secuestro. Las armas utilizadas fueron metralletas y otras cortas pero de grueso calibre; las autoridades señalaron que “narcotraficantes podrían estar detrás del crimen”. El también comediante almorzó ese día con parte de su elenco: Mario Bezares, Paola Durante y Jorge Gil. Antes de salir Mario recibió una llamada telefónica y luego argumentó que tenía que ir al baño, donde permaneció mientras afuera se escuchaban los disparos. La joven de apellido Durante se quedó en la mesa esperando a Bezares. El reportero Jorge Gil y Stanley salieron juntos del restaurante para abordar la camioneta, luego vino el ruido de los disparos. Pero Paco no fue el único que murió en la refriega, una persona que salía de la taquería también falleció y otras tres resultaron heridas, entre ellos el reportero de espectáculos Jorge Gil, quien estaba sentado dentro de la camioneta atrás del conductor de televisión. Jorge Gil, Paco Stanley y Mario Bezares. En minutos se llenó de curiosos y de medios de comunicación Al trascender la noticia, en pocos minutos llegaron al lugar muchos curiosos, medios de comunicación, elementos de seguridad de la televisora para la cual trabajó Stanley y el jefe de la policía, quien ingresó al restaurante con el hijo del comunicador. Mientras las televisoras transmitían en vivo desde el sitio, cerca de las 13:30 horas policías judiciales se subieron en los estribos de la camioneta del conductor, que tenía los cuatro vidrios rotos por las detonaciones, y aún con el cadáver dentro, para dirigirse a la agencia investigadora más cercana y dar seguimiento judicial a lo sucedido. Al día siguiente en los encabezados de las notas periodísticas se leía: “Causa conmoción…”, “México está de luto”. En todas las primeras planas de los diarios se observaban fotos del cuerpo del comediante cubierto con una sábana blanca dentro de su vehículo y del lado del copiloto. Otra imagen que predominó ese día fue la del entonces procurador general de justicia del Distrito Federal, Samuel del Villar, mostrando a la prensa el retrato hablado de uno de los tres sicarios que huyeron en un automóvil Jetta. Ante amenazas, pidió permiso de portación de armas Menos de un mes antes del asesinato, Francisco Jorge Stanley Albaitero se había presentado en la Secretaría de Gobernación a tramitar un permiso para que su equipo de seguridad pudiera portar armas. Según señaló el entonces secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, el locutor y animador había recibido amenazas de muerte; sin embargo, el día de los hechos su escolta estaba desarmada. Han pasado 24 años de su fallecimiento y los motivos de su muerte siguen sin darse a conocer de forma oficial. En su momento hubo versiones de una supuesta relación con el narcotráfico y otras líneas apuntaban hasta conflictos pasionales. ¿Quién mató a Paco Stanley? A pesar de que han pasado 24 años, el asesinato de Paco Stanley sigue siendo un tema que sigue conmocionando a los mexicanos, sobre todo porque fue un caso que no se resolvió y el misterio persiste sobre quién envió ese 7 de junio de 1999 a dos sicarios a matarlo afuera del restaurante El Charco de las Ranas, en la Ciudad de México. Aún sigue en la mente de millones la imagen del conductor sentado en el asiento del copiloto de su camioneta, acribillado tras recibir más de 20 impactos por arma de fuego, mientras su hijo gritaba y lloraba sin entender qué sucedía. En el asiento trasero, el reportero Jorge Gil se quejaba de un disparo de arma de fuego que recibió cuando buscaba salvar su vida. Su última aparición en TV Tras décadas en Televisa, en 1999 Paco Stanley dio el salto a la competencia en TV Azteca con el programa “Una tras otra”, donde era acompañado por Mario Bezares y Jorge “El Güero” Gil. Nexos de Paco Stanley con el narcotráfico es la teoría que explicaría su asesinato, pero las autoridades jamás lo han aclarado. Trascendieron versiones diversas: que había sido por un lío de faldas, por celos profesionales de quienes trabajaban con él o porque era prestanombres de un poderoso capo. Sin embargo, prevaleció aquella de que tenía una gran deuda económica con el líder de un cártel. El 9 de diciembre de 1998, durante la presentación de “Una tras otra”, Stanley reveló que dos sujetos los habían interceptado a él y a Mario poniéndoles una pistola en la cabeza y con intenciones de asaltarlos. Había sido una advertencia, según trascendió a su muerte. Publicaciones de esos años señalaron que un boletín de la entonces Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal establecía que existía una estrecha relación de Amado Carrillo “El Señor de los Cielos” y Paco Stanley. Incluso su asesinato fue atribuido a Luis Ignacio Amezcua, del Cártel de Colima, luego de la declaración de su cocinero, pero nada se comprobó. Pero hay otra versión: a Paco lo habían asesinado por órdenes de los Arellano Félix, enemigos acérrimos de Carrillo Fuentes, y para ello enviaron a su jefe de sicarios, Arturo Villarreal Heredia, alias El Nalgón, quien a su vez reclutó a Luis Alberto Salazar Vega, El Bolas; Feliciano o Rubén Quintero Madrid, El Rito, y otro sujeto apodado El Hitler, para dar muerte a Stanley. En abril de 2011 se detuvo en Tijuana a El Bolas. La acusación partía del general Alfonso Duarte Mújica, comandante de la región militar en esa ciudad, basada en la declaración de un reo compañero de Salazar Vargas. Sin embargo, la Procuraduría capitalina, en ese momento a cargo de Miguel Ángel Mancera, no tenía información sobre la vinculación de El Bolas con el asesinato de Paco y él declaró su inocencia sobre este crimen. Los involucrados Dieron inicio las investigaciones, no sin antes tomar la declaración del reportero de espectáculos Jorge Gil, porque él se encontraba en el interior de la camioneta en la que quedó el cuerpo de Paco. Dio su versión sobre los hechos, pero sin que dejara claro sobre el rostro del presunto responsable y el personal de la negociación afirmaba no haber observado bien quién fue el criminal. Escondido dentro del baño del restaurante se encontraba Mario Bezares, quien durante varios años acompañara como patiño a Stanley, tanto en Televisa como en la nueva aventura en las filas de Televisión Azteca. En ese momento refirió que tenía problemas estomacales y por ese motivo no se encontraba en la camioneta y que al escuchar los disparos se colocó en posición de feto dentro del sanitario. El entonces titular de la PGJDF, Samuel del Villar, indicó que se descartaban el robo o secuestro como móviles del homicidio y la principal línea de investigación eran ajuste de cuentas y venganza. Además, la dependencia dio a conocer los resultados toxicológicos tanto a Stanley como Bezares, quienes dieron positivo al consumo de cocaína. Antes de que transcurriera un mes del asesinato se dio la información sobre la captura de uno de los presuntos participantes; así iniciaron las pesquisas y para la autoridad, todos quienes acompañaban en ese entonces a Stanley eran sospechosos. Bezares, de testigo a sospechoso Llegó el 22 de julio y explotó la noticia bomba: Mario Bezares pasaba de testigo del crimen a sospechoso y sería arraigado en un hotel de la colonia Doctores, y en ese sitio se tomó el último piso que era vigilado las 24 horas del día y en algunos momentos, como la ventana daba a la calle, Mario agradecía a sus admiradores las muestras de apoyo, porque permanecían al pendiente fuera del establecimiento. Mario insistía en desconocer quién pudo haber ordenado el asesinato de su jefe y que en grupo iban a abandonar el lugar, pero antes de alcanzar la puerta, al parecer, como la comida le había hecho daño, les sugirió que se adelantaran en lo que él iba al WC y en cuestión de minutos los alcanzaría; pero fueron los disparos y los gritos de comensales lo que lo paralizaron en el servicio sanitario. Entonces salió a la luz pública un retrato hablado sobre el presunto hombre que accionó su arma de fuego contra Francisco Stanley y el 18 de agosto de 1999 se detuvo a Erasmo Pérez Garnica, que era conocido como El Cholo, pero negó en todo momento haber participado en el crimen como apuntaban las investigaciones de la Procuraduría. La Procuraduría respaldaba sus investigaciones en la declaración de Luis Gabriel Valencia, cocinero de los hermanos Jesús y Luis Amezcua en el Reclusorio Sur, quien aseguró escuchar la planeación del asesinato de Stanley y acusó a Mario Bezares, la edecán Paola Dorantes, Erasmo Pérez "El Cholo" y sus jefes de estar involucrados. Tras la detención del Cholo, también fueron arraigados Paola Durante y al chofer de Paco, José Luis Martínez, el 19 de agosto de ese año. Ya repuesto de su herida en la pierna, Jorge Gil comenzó a afirmar que Mario Bezares tenía algo que ver con la muerte de Paco Stanley y sus declaraciones ante las autoridades ministeriales hicieron que el 2 de septiembre de 1999 los arraigados fueran declarados culpables y se les dictara el auto de formal prisión por el delito de homicidio calificado. También en el expediente quedó asentado que serían castigados por los delitos de tentativa de homicidio y lesiones. En septiembre de 1999, Mario Bezares, Paola Durante, Erasmo Pérez Garnica, alias El Cholo, José Luis Rosendo Martínez y Jorge García fueron encarcelados como presuntos sospechosos del asesinato, como autores intelectuales y materiales. Casi año y medio después, el 25 de enero de 2001, quedaron en libertad al no hallarse elementos suficientes para confirmar su responsabilidad en los hechos, según declaró el Tribunal Superior de Justicia del DF (TSJDF), luego de que varios testigos, entre ellos el cocinero de los Amezcua, se retractaron y dijeron que habían declarado bajo prácticas de tortura por parte de las autoridades. A más dos décadas del crimen, la familia Bezares asegura que ya dijo todo lo que se tenía que decir al respecto y prefiere dar carpetazo a lo ocurrido. La exedecán Paola Durante asegura que al inculparla de un acto que no cometió, le hicieron el daño más grande que ha recibido a lo largo de su vida. Los restos de Paco Stanley reposan en el Panteón Español del Estado de México.