Agencias / La Voz de Michoacán Estados Unidos. José María Guízar Valencia, El Z43, quien alcanzó los niveles de mando más altos dentro de Los Zetas, llegó el pasado 21 de septiembre a un acuerdo de culpabilidad por tráfico de cocaína en Estados Unidos, por lo que ha comenzado a colaborar activamente con la Administración para el control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por siglas en inglés). Gracias a sus declaraciones, las autoridades estadunidenses conocen casi cada detalle de las operaciones del que fuera el brazo armado del Cártel del Golfo, durante su apogeo en la primera década de los años 2000. El Z43 operó junto a los líderes históricos, Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca; los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, El Z40 y El Z42, respectivamente, e Iván Velázquez Caballero, El Talibán. Sin embargo, cuando quedó en manos de la DEA, optó por cantar. El 9 de febrero de 2018 fue detenido en la Ciudad de México y posteriormente extraditado a Estados Unidos, donde enfrenta dos acusaciones federales. Ya tiene encima una sentencia de 40 años por su declaración de culpabilidad en el primer caso por tráfico de cocaína, y se prevé que su sentencia por la segunda acusación pueda alcanzar la prisión de por vida, aunque su colaboración activa podría traerle beneficios penitenciarios, de los cuales aún no hay ninguna confirmación. Actualmente se encuentra preso en el Centro Federal de Detención de Houston, Texas. Conocido también como Carlos o Carlitos, Guízar Valencia es un ciudadano estadunidense que se involucró con Los Zetas tras la muerte de su hermano mayor, quien tenía una deuda con la organización criminal. Tuvo que viajar a Veracruz, donde comenzó a trabajar con el cártel para saldar la deuda que había heredado. El Lazca era entonces el líder de Los Zetas. Su trabajo duro le ganó la confianza de sus jefes y eventualmente quedó a cargo de vigilar el trasiego de cocaína colombiana en la frontera de México con Guatemala. Operaba junto a William de Jesús Torres Solórzano, Comandante W, y Horst Overdick, dos traficantes guatemaltecos. Recibía cargamentos de entre 1.5 y 3 toneladas que llegaban frecuentemente a Chiapas. Encabezados por El Z43 en la frontera sur de México, Los Zetas compraban la cocaína que llegaba a Guatemala para después enviarla a Coahuila y traficarla a Estados Unidos. “Yo siempre estaba con el 40, en el mismo camión”, dijo Guízar Valencia durante una audiencia en Plano, Texas, en agosto de 2021, donde testificó en contra de un ex proveedor de armas de fuego llamado Hugo César Román Chavarría. Guízar Valencia fue de tanta confianza para los líderes de Los Zetas, que incluso estuvo en los campos de entrenamiento, y se adiestró en habilidades militares junto a Heriberto Lazcano y los hermanos Treviño Morales. “Disparo de francotirador, escape de camiones, Irrupción en casas, cómo no chocar entre cada uno, cómo colocarnos para no dispararnos entre nosotros”, recordó Guízar de su entrenamiento, en el que utilizaban armas de fuego reales, como rifles AR15 y fusiles AK47. Armas como las que obtenían a través de Poncho Cuéllar y Román Chavarría, sus proveedores. El Z43 también contó cómo Los Zetas hacían sus “guisos”: quemaban los cuerpos destazados de las personas a las que secuestraban en contenedores con mezclas de gasolina y diésel. Como los cocineros eran muy experimentados, se dieron cuenta de que esa mezcla ayudaría a quemar los cuerpos más rápido. Fue un proceso de varios años para descubrir que esa era la mejor combinación, el mejor proceso para cocinarlos”. José María Guízar Valencia, El Z43 Así, tenían “cocinas” en varias ciudades, como Nuevo Laredo, Monclova, Piedras Negras, Allende, Nava. “Cada ciudad tenía su propia cocina para cocinar a sus propios detenidos”, contó Guízar Valencia. Pero El Z43 no solamente ha colaborado activamente testificando en contra de Hugo César Román Chavarría, sino que también formó parte de los testigos con los que la fiscalía estadunidense doblegó a los hermanos José y Gerardo González Valencia, parte del liderazgo de Los Cuinis, brazo financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación. Aseguró, por ejemplo, que vio a Gerardo ir a recoger personalmente varios cargamentos de cocaína, junto a su hermano José. Además de haber conocido que los hermanos González Valencia ordenaron el asesinato de su hermano Antonio, tras acusarlo de robar un cargamento de cocaína. Actualmente los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales se encuentran detenidos en México, combatiendo en tribunales las solicitudes de extradición que hay en su contra por parte de Estados Unidos, quienes tienen preparado a uno de sus principales operadores listo para testificar en su contra.