‘Todo sirve, pero no manchen’: voluntario al recibir proteina caducada como ayuda para Acapulco

En el centro de acopio de la colonia Polanco, una de las más adineradas de la Ciudad de México, llegan cosas que rayan en lo absurdo

Redacción / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. Todavía no es temporada navideña y ya llegaron esferas al centro de acopio de víveres de la Cruz Roja de Polanco, en la Ciudad de México, para personas damnificadas por el huracán Otis en Acapulco, además de comida caducada desde hace años, puños de arroz envueltos en servilletas y frascos vacíos.

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“Vienes a ayudar, no a llorar”, dice un voluntario al ver la solidaridad de los chilangos con los acapulqueños afectados. El libro de Frozen perdido entre el frijol y el arroz a granel tal vez lo puso una infante entre los donativos para otro pequeño o pequeña.

“¿Por qué no están recibiendo ropa, eh?”, pregunta una mujer que llegó en su camioneta a donar tres bolsas negras grandes con prendas.

“Dicen que todo sirve, pero no manchen, no sean insensibles”, exclama el voluntario al ver un alimento proteínico de una farmacia similar ¡que caducó en 2021!

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Vestidas con una casaca con una cruz roja grande, las personas voluntarias caminan entre montañas de sopas instantáneas, papel de baño, leche, pañales, arroz, frijol y comida enlatada y embolsada que son envueltas en plástico para llevarlas al devastado puerto de Acapulco y Coyuca de Benítez.

Montones de mayonesa en todos tamaños y presentaciones también llegan al por mayor, al igual que otros aderezos. Por ahí anda un frasco perdido de palmito.

Las líneas para armar las despensas llevan un poco de todo: Proteína, azúcar, aceite y cereal.

Los mensajes en los productos no pueden faltar: “Fuerza Guerrero”, “No están solos”, “Donación”, “I love Acapulco” y “No partidos políticos”.

A ratos, el voluntario es encargado del área de grandes paquetes, después separa los productos que ya no sirven, luego recibe las despensas en un carrito de supermercado y ayuda a cargar cajas.

“¡Uuuh!,¡Bravo!”: De pronto gritos y aplausos se escuchan en toda la Cruz Roja de Polanco, un tráiler cargado con víveres va para Acapulco. El voluntario, al igual que todos los demás, piensa que toda pequeña acción vale la pena.