LA CASA DEL JABONERO | Violencia vicaria en ambos carriles

También hay hombres que sufren abusos sexuales, también hay varones explotados, también los hay maltratados física y psicológicamente por sus parejas y también lo hay víctimas de violencia vicaria

Jorge A. Amaral

Esta semana entró en vigor el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación mediante el cual se reforma y enriquece la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, esto para reconocer como otra forma de violencia la ejercida a través de interpósita persona, o sea, la también denominada “violencia vicaria”.

PUBLICIDAD

De acuerdo con el decreto, la violencia vicaria es la que se ejerce cuando se hacen cosas con el fin de dañar a las mujeres a través de sus hijos o demás familiares, ya sea que el agresor sea pareja, esposo, concubino o expareja sentimental de la mujer.

Con las reformas a la ley se establece que los modelos y acciones de atención, prevención y sanción que se establezcan a niveles federal, estatal o municipal, deben asegurar que las mujeres tengan seguridad y pleno ejercicio de sus derechos considerando la interseccionalidad, interculturalidad y el enfoque diferenciado. Ojo con este último punto.

La reforma al marco normativo implica que las víctimas de violencia vicaria, siempre mujeres desde la óptica del Estado, reciban atención, asesoría legal y atención psicológica especializadas y gratuitas, además de que “favorezcan su empoderamiento y reparen el daño causado por dichas violencias; no permitir que la atención que reciban las víctimas y la persona agresora sea proporcionada por la misma persona y en el mismo lugar y evitar procedimientos de mediación o conciliación, por ser inviables en una relación de sometimiento entre la persona agresora y las víctimas”.

PUBLICIDAD

Además, en el decreto se hace el llamado a que los congresos tanto federal como locales legislen a fin de que la violencia vicaria se tipifique como delito, lo mismo que la violencia familiar, de manera que sean causales de divorcio, que el agresor pierda la patria potestad de los hijos y hasta se le impida verlos o estar con ellos.

Pero además, el Estado mexicano queda obligado a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las mujeres y su descendencia aunque estén o vivan fuera de México, pero siempre con un enfoque sesgado en el género.

Es de señalar que con esta reforma también se limitan los derechos que los agresores (siempre hombres) tengan sobre los menores, de tal manera que si un sujeto comete algún tipo de violencia de género, vicaria o familiar, o bien si no cumple con sus obligaciones alimentarias o de crianza, perderá la patria potestad de sus hijos de una vez y para siempre, pero además será sometido a cursos integrales y especializados con perspectiva de género y gratuitos, y que esta violencia se sancione con independencia de los delitos en los que haya incurrido la persona agresora. O sea que, como dice el dicho, vaquitas que no dan leche, a hacerlas “bisteces”.

Esto está súper bien, es una reforma importante y necesaria por proteger no sólo a las mujeres, sino a las víctimas más indefensas vulnerables: los menores de edad, que suelen ser los más afectados en un proceso de separación de sus padres y muchas veces a los que menos se atiende.

Es de aplaudirse la medida porque cuántos casos no hay por ahí de mujeres separadas de sus hijos, condicionadas a volver con el machito golpeador si es que quieren estar de nuevo con sus hijos. Muchos casos se conocen de hombres que usan su posición económica, política y hasta dentro de una organización delictiva para “castigar” a su expareja. Pero algo me salta a la vista.

El 6 de enero de 2020 Morelia se cimbraba con una noticia terrible: en Villas del Pedregal, una mujer asesinó a su hija y dejó seriamente herido a su hijo, de 9 y 10 años de edad, al haberlos atacado esa mañana con un cuchillo. El esposo, un policía, llegó de trabajar y se encontró con la dantesca escena, creo yo, lo peor que alguien puede ver en este mundo. Rápido pidió auxilio y detuvo a su esposa para entregarla a las autoridades. Luego se supo que la mujer mató a la niña, atacó al niño, quien resistió, y el siguiente paso era suicidarse. Por otra fuente supe años después que la mujer hizo tal cosa porque descubrió que su esposo le era infiel y esa fue la única forma de desquitarse: darle donde más le doliera. En términos de lo arriba expuesto, eso también fue un acto de violencia vicaria o violencia a través de interpósita persona, porque buscando afectar a su expareja atacó a los menores.

Esta semana también se dio un caso que alcanzó resonancia nacional debido a que, ya sabe usted, nunca hay nadie para ayudar pero para grabar sobran manos.

El 16 de enero, un alumno de la Secundaria Moisés Sáenz, en Apodaca, Nuevo León, fue subido a la fuerza, a empujones y patadas, a una camioneta justo a las afueras del plantel.

Según medios locales, a 300 metros de esa escuela están las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública del municipio, en la colonia Centro.

De inmediato comenzaron a circular los videos, pensando que se trataría de un levantón por parte del crimen organizado o un secuestro. Esto de inmediato fue desmentido por las autoridades municipales.

Según el presidente municipal, César Garza, todo se desprende de que los papás del adolescente están en un proceso de separación. A decir de distintos medios, el adolescente vive con su padre, por lo que la mamá, quien trabaja en un anexo, mandó a los padrinos a recoger a su hijo, y esos energúmenos, acostumbrados a lidiar con adictos que se ponen intensos, no lo pensaron antes de someter y golpear al muchacho. Ahora, y es mera apreciación mía: alguien que manda levantar y mediante golpes someter a su hijo sólo para quitárselo a su expareja, en realidad no se preocupa mucho por el bienestar del menor, en realidad sólo quiere joderle la vida a su ex por la razón que sea.

Entonces, al igual que en el caso de la mujer de Villas del Pedregal, en Apodaca también se da un problema de violencia vicaria, pero como ambos son cometidos por mujeres contra sus exparejas hombres, no se les da esa categorización. Y es que también hay demasiados casos de hombres que, pese a pagar pensión puntualmente, les es negado ver a sus hijos y convivir con ellos. Hay hombres que, cuando se separan, la expareja les permite seguir viendo a los niños, pero ay de ese hombre si se casa o “arrejunta” con otra, porque de inmediato la exesposa le negará el derecho a verlos, y hasta les dirá a los niños que su papá no los quiere y que los dejó por otra, y entonces, si ese hombre logra ver a sus hijos, estos serán como cubos de hielo hacia él. La mujer los ha envenenado.

Las especialistas en la materia, que en su mayoría son mujeres, sólo ven cuando el victimario es el hombre, pero no piensan en el caso inverso, que los hay por montones. Le pongo un ejemplo: hace tiempo cubrí una marcha contra este tipo de violencia y la mitad de los manifestantes eran mujeres privadas de la convivencia con sus hijos, la otra mitad eran hombres a quienes se les niega ver a los seres que más aman.

Si bien es cierto que este tipo de leyes deben tener un enfoque en los temas de género, dada la vulnerabilidad de las mujeres, también es cierto que no se debe pasar por alto que, salvo el feminicidio, un delito no necesariamente es exclusivo de un género hacia otro, porque también hay hombres que sufren abusos sexuales, también hay varones explotados, también los hay maltratados física y psicológicamente por sus parejas y también lo hay víctimas de violencia vicaria.

Para escuchar esta tarde: Nobuo Hara

Esta semana estaba escuchando Big Band Congress, publicado en 1970 por Nobuo Hara and His Sharps and Flats mediante el sello Nippon Columbia.

En este disco, el saxofonista japonés juega con todo a su alcance, resultando una extraordinaria combinación de tonos y colores de los instrumentos de viento, todo envuelto en el interesante estilo de los arreglos de Hara. Y es que el grupo tiene un ritmo único, no suena a las big band de Estados Unidos ni a las de Europa, aunque sí se nota el arraigo a la tradición de las grandes bandas de la primera mitad del siglo XX, pero con un estilo más audaz y descarado, pero no por ello abrumador ni sobrecargado, sino llevándonos de la mano, con esa sensación de descubrimiento que mantiene las cosas interesantes desde el primer track hasta el último corte.

Big Band Congress ofrece nuevas versiones de clásicos que se mezclan con repertorio de Nobuo Hara. De manera personal, le recomiendo "Early Autumn", la genial "33 222 1 222" y "3210". Reclínese en su asiento, suba el volumen y salud. Es cuánto.