Melchor Ocampo en 'Huérfanos', retrata la vida de un hombre de ideas

La historia relata el itinerario de dos caminos, la historia personal de Ocampo y su orfandad en un país que se separa de la “madre patria”

Foto: Especial

Jaime Vázquez / Colaborador de La Voz de Michoacán

En Siglo de caudillos. Biografía política de México (1810-1910), Enrique Krauze escribe: “El liberal representativo de la época fue un mestizo radical que vivió la más radical de las orfandades: Melchor Ocampo”. 

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José Telésforo Juan Nepomuceno Melchor de la Santísima Trinidad Ocampo Tapia nació, según algunas fuentes, el 5 de enero de 1810 en Maravatío; otras fechan su natalicio el 6 de enero. 

Patricia Galena refiere: “De origen incierto, Melchor Ocampo fue recogido por una rica hacendada, Francisca Javiera Tapia y Balbuena, poseedora de la hacienda de Pateo, una de las más extensas y productivas del valle de Maravatío, en Michoacán. Buscando al padre, se le creyó hijo de alguno de los dos hombres que con frecuencia la visitaban: Ignacio Alas, quien se adhirió a la revolución de independencia y militó al lado de Rayón y José Ma. Morelos; o Antonio María Uraga, otro insurgente que fue por unos años cura de Maravatío”.

Fue niño huérfano en un país que nacía al siglo diecinueve y a la lucha por la independencia, a la afirmación de la identidad.  

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Hugo Hiriart y Fausto Zerón Medina toman el libro Don Melchor Ocampo. Reformador de México, de José C. Valadés, para el guion de Huérfanos (2014), película de la directora Guita Schyfter- La cinta, más tarde se convertiría en la serie Melchor Ocampo, una vida, que transmitió Canal 22.

Schyfter se inició realizando documentales para la magnífica serie de televisión Los nuestros, y con uno de ellos, Xochimilco, historia de un paisaje, obtuvo el Ariel. Dirigió algunos memorables sobre Rufino Tamayo, Vicente Rojo y Héctor Mendoza, entre otros personajes fundamentales de la cultura.

En 1993 estrena su ópera prima, el largometraje Novia que te vea, sobre un relato de Hiriart. En 1994 realiza Sucesos distantes, guion de Hiriart y de Alejandro Lubesky, con la actuación de Angélica Aragón. En 2001, Las caras de la luna.  

Foto: Especial

Huérfanos relata el itinerario de dos caminos: por un lado, la historia personal de Ocampo, su orfandad en un país que se separa de la “madre patria”, su relación con Ana María Escobar (espléndida Dolores Heredia), la “casi inexplicable” razón por la que Ocampo “oculta” la paternidad de sus hijas, la captura del liberal ya retirado en la Hacienda de Pateo, el camino hacia su fusilamiento por Leonardo Márquez, el “tigre de Tacubaya”; por otro lado, el siglo diecinueve mexicano, la carrera política de este “ideólogo del liberalismo”, sus encuentros con Juárez y los liberales de la época, su confrontación con su condiscípulo, el obispo Clemente Munguía, las Leyes de Reforma, un tiempo de luchas intestinas y amenazas externas, de pérdida y derrota.

Rafael Sánchez Navarro, gran actor, interpreta a Melchor Ocampo en su edad madura, y los jóvenes Teo Schneider, Daniel Bernard, Emmanuel Fernández y Alan Alarcón, a Ocampo en las distintas etapas de su vida.

El cine sobre temas históricos se convierte en expresión más relevante cuando pone los pies en el pasado para propiciar preguntas más claras sobre el futuro.

Cine como definición que abre las puertas del horizonte.

Gobernador de Michoacán, político por convicción y compromiso, ministro en los gobiernos de Juan Álvarez y Benito Juárez, estudioso, enciclopédico, ideólogo, Melchor Ocampo es personaje central de Huérfanos en su dimensión de hombre de su tiempo, que carga sobre sus hombros el desconocimiento de su origen, y la persistente lucha por dar rostro e instituciones al país.

Momentos antes de su fusilamiento en Tepeji del Río el 3 de junio de 1861, Ocampo escribió: “Me despido de todos mis buenos amigos y de todos los que me han favorecido en poco o en mucho y muero creyendo que he hecho por el servicio de mi país cuanto he creído en conciencia que era bueno… Lego mis libros al Colegio de San Nicolás, de Morelia, después de que mis señores albaceas y Sabás Iturbide tomen de ellos los que gusten”. Ocampo es, quizá, una metáfora de la orfandad de México.


Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime