Redacción / La Voz de Michoacán Huandacareo, Michoacán. El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, llamó a los fieles a no venerar en culto público a una segunda réplica ‘personal’ del Señor del Amparo elaborada por particulares, pues dicha imagen no se ha autorizado ni cuenta con licencia eclesiástica. El jerarca católico de Michoacán dirigió un mensaje a las parroquias de San Marcos, en Capacho, y San Jerónimo, en Huandacareo, para prohibir que se utilice una segunda copia de la imagen, a la cual incluso se le celebran fiestas. La figura original del Señor del Amparo fue elaborada hace más de 470 años, por lo que para preservarla, por mandato del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se elaboró una réplica hace dos años, la cual ha salido en procesión únicamente el Jueves Santo, sin embargo, una familia hizo una “segunda réplica”, la cual no es reconocida por la iglesia. El arzobispo señaló que se atribuye al padre fray Francisco de Villafuerte la llegada al pueblo de Huandacareo de la imagen del Santo Cristo del Amparo, la cual es considerada milagrosa. Dicho sacerdote llegó a ese pueblo en marzo de 1551 y fue recibido por indígenas que allí vivían, pues ya no les era desconocida la santidad de la doctrina y la vida del misionero. “A lo largo de estos últimos cinco siglos, la imagen milagrosa ha sido una bendición para la comunidad y para miles de gentes que acuden a visitarlo y a implorar su misericordia y su amparo”, resaltó el líder religioso, por lo que desaprobó el culto hacina una nueva imagen en poder de particulares. “Pedimos encarecidamente a los párrocos de Capacho y Huandacareo que avisen a sus fieles, que no hay permiso para que se venere en culto público la imagen personal que una familia pueda tener en su hogar”, dijo el líder católico en una carta. “Comunicamos también a la comunidad Dr. Miguel Silva, perteneciente a la parroquia de Capacho, que no hay permiso para que se tengan fiestas o celebraciones públicas con una imagen particular”, agregó Garfias Merlos. “La ‘comunión’ es un concepto básico de la actual visión teológica de la Iglesia. Pero es también uno de los aspectos que la historia de las herejías y cismas ha evidenciado como más vulnerable, por varias razones: intransigencia de unos y de otros cuando surgen situaciones conflictivas; actitud autónoma respecto de la Iglesia institucional por parte de algunos fieles que, no obstante, se dicen creyentes, si bien más o menos practicantes”, sentenció el arzobispo en una carta.