La danza de los Tlahualiles de Sahuayo no podrá faltar en la K’uínchekua 2024, que se presentará en la zona arqueológica de las Yácatas de Tzintzuntzan del 15 al 17 de marzo. Pero, ¿sabes cómo se llama cada una de las prendas que integran sus vistosos trajes, los cuales encierran un gran simbolismo y mucha historia? Te contamos. El origen histórico de los Tlahualiles tiene que ver con la representación de un encuentro bélico. Aún en la actualidad se pueden identificar claramente los rasgos náhuatl en la vestimenta, que incluye la máscara con un penacho que remite al ejército del imperio mexica, de dos metros de alto, metro y medio de ancho y realizado con carrizos, listón de madera, pegamentos, cordeles y una gran cantidad de plumas de ave multicolores. Los Tlahualiles también visten un saco tan largo que llega debajo de las rodillas, generalmente es de alguna tela pesada, brillante y de colores oscuros, al igual que el pantalón. Sobre este saco se cosen cientos de cartuchos de metal. La prenda actual es holgada y si le quitamos las mangas, nos recuerda el antiguo tilmatli o capa. Los nobles lo usaban de algodón y de ixtle los macehuales. En épocas prehispánicas algunos guerreros aztecas usaban una “armadura” de algodón que se llamaba ichcaxioli. Estos “trajes completos” podían confeccionarse con el mismo plumaje o piel del animal representando en la máscara, por ejemplo el caballero águila o el guerrero jaguar con la piel y garras de ese felino. Hoy se puede apreciar cómo el saco y el pantalón, por la longitud de uno y el color de ambos, se fusionan ante nuestros ojos con el movimiento del Tlahualil, de tal suerte que hay una gran semejanza con los famosos “trajes completos” de los guerreros aztecas ya referidos. Los Tlahualiles portan una macana, que originalmente pudo ser el macahuitl mexicano en cuyos lados se fijaban filosas navajas de obsidiana. La eficacia de esta arma dependía de la fuerza con la que se descargaban los golpes en el adversario. Los Tlahualiles en un momento de su recorrido pelean con las macanas contra el Santo Santiago representado en la figura de las “mulitas”. Durante las presentaciones de la K’uínchekua, la fiesta de Michoacán, podrás vivir esta tradición que alude a aquella batalla, de cuando plantaron la cruz los misioneros españoles y se reconstruyen los hechos cada 25 de julio con simbólicos Tlahualiles (“guerrero vencido”) que alegres, vivaces, con vestimentas de abigarrados colores, recorren Sahuayo luchando con espadines de palo.