IMÁGENES NUESTRAS | Se llama Plaza Ignacio López Rayón, la conocemos como La Soterraña

La Soterraña fue muchos años la virgen patrona del templo en este céntrico rincón de la capital michoacana

Foto, Víctor Ramírez.

Arved Alcántara / LA Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El Jardín de la Soterraña es uno de esos espacios de Morelia del que prácticamente la mayoría de la población capitalina desconoce u olvida su verdadero nombre y desconocen igualmente el origen del sobrenombre que ha predominado hasta la actualidad, pues el sitio es oficialmente nombrada Plaza Ignacio López Rayón y su denominación alterna se debe a una antigua historia relacionada a la aparición de la Virgen de la Soterraña. 

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Los archivos históricos apuntan a que la ciudad de Valladolid fue fundada en 1541, pero al barrio de La Soterraña no figura en cartografías ni mapas oficiales sino hasta el siglo XVIII. Son diversas los versionan que señalan a 1762 como el año en el que comenzó la construcción de la Capilla de Nuestra Señora de Nieva, con relación a la imagen de una virgen que presumiblemente fue encontrada el municipio de Nieva (Segovia), en España, y se trasladó a Morelia. 

Existen principalmente dos versiones que giran en torno a esta figura religiosa, desde que la virgen fue encontrada bajo tierra antes de ser traída a Morelia, o que fue enterrada para protegerla durante los enfrentamientos en la Guerra de Independencia. Ambas de estas explicaciones demuestran porqué la figura fue también conocida como Virgen de La Soterraña, ya que “soterraño” significa enterrado, subterráneo u oculto bajo la tierra.

Como ha ocurrido con muchas otras zonas y edificios de Morelia, los ciudadanos empezaron a nombrarlo por un elemento especifico de su vida diaria, de tal manera que el barrio y la plaza jardín adquirieron el nombre de La Soterraña. Dicho centro religioso se dedicó a la veneración de la virgen hasta el siglo XX, tras lo cual Cristo Rey se convirtió en el patrono del templo. Sin embargo, la denominación de La Soterraña ya se había quedado en la mente y la lengua de los ciudadanos.

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No obstante, mientras corría la historia del templo, también se desarrollaban una serie de cambios para la Plaza de la Soterraña durante el siglo XIX, ya que hacia 1854 era también conocida como Plaza del Tejamanil debido a los tejamaniles o piezas de madera para techumbre que se comerciaban en este lugar, en tanto que en 1855 se plantaron árboles que embellecieron al sitio en el que numerosos vendedores ya se reunían a ofrecer diversos productos.

Se señala que el siguiente cambio para el lugar fue en 1883, cuando las autoridades cambiaron su nombre oficial a Plazuela de Don Antonio de Mendoza. Posteriormente, en 1894 los vendedores fueron reubicados a la Plaza Carrillo de la ciudad y la plaza jardín dejó de tener un carácter comercial. No obstante, se considera que todavía jugó un papel importante para la ciudad para el abastecimiento de agua y la distracción de los ciudadanos.

Se estima que fue precisamente a finales del siglo XVII cuando comenzó la construcción de la plazuela como se le conoce hoy en día. Actualmente se ubica en la intersección de las calles Guerrero y Rayón, de tal forma que es una de las plazas públicas que aun estando dentro del centro histórico se encuentran más alejadas de su zona principal. 

A diferencia de la Plazuela Carrillo, que conecta vialidades importantes como la avenida Lázaro Cárdenas y la Calzada Juárez por lo que suma una importante actividad comercial y un gran flujo de autos, el Jardín de la Soterraña está rodeada por calles de menor carga vehicular y presenta una actividad comercial mucho más baja, con solo unos cuantos establecimientos comerciales alrededor de la fuente, las áreas verdes y las zonas de descanso.

Los anteriores elementos influyeron en que esta zona sea considerada en los años más recientes como un sitio de inseguridad o actividades ilegales. Si bien desde hace unos cinco años este icónico sitio ha sido objeto de programas de rescate y se le ha incluido dentro de las plazas que reciben actividades y decoración especial durante la Noche de Muertos.