Tejiendo palabras: Radiografía de la edición literaria independiente en Michoacán segunda parte

Pese a las dificultades, las editoriales locales sacan la casta y publican como un acto de fe los que consideran buenos libros

Foto: Especial

Víctor E. Rodríguez Méndez colaborador de La Voz de Michoácan

Es un hecho de que en Michoacán los libros impresos se siguen produciendo pese a que las condiciones actuales no son las más propicias, dado el aumento en los insumos para su elaboración que han convertido en incosteable esta tarea para algunas editoriales independientes, y aun para las instancias gubernamentales. Más aún, si esas publicaciones están dirigidas a un público minoritario que tiene el gusto por los géneros literarios. El hecho es que, pese a las dificultades, la editoriales locales (pequeñas e independientes) sacan la casta y publican como un acto de fe los que consideran buenos libros (impresos y digitales), dan a conocer autoras y autores y difunden sus obras desconocidas, con apoyo o sin apoyo de las instituciones públicas. En este contexto, la pregunta surge, ineludiblemente —o dos—: ¿por qué y para qué publicar? He aquí las respuestas de las editoras y editores de Michoacán entrevistados para esta segunda entrega: 

PUBLICIDAD

· Celeste Jaime (Alternativa Ediciones): «El libro es una herramienta dinámica para compartir las distintas voces, posturas e intereses con lenguajes múltiples. En él podemos explorar las relaciones entre lo visual y lo textual y sus interpretaciones. Para nosotras, el hecho de tomar la edición en nuestras manos, al margen de la estructura editorial, representa un acto muy poderoso. Poner a circular la palabra libremente siempre será algo positivo y necesario. Además, estamos enamoradas del libro físico y su persistencia, de su condición de volverse registro de lo que los creadores construyen y sobre lo que reflexionan». 

· Ivonne Solano (Arquera Ediciones): «Arquera publica porque es una manera de conservar nuestro sentido de humanidad. Editar y difundir lo que piensa, siente y escriben las personas, sea ficción o no, nos ayuda como seres humanos a conocer y aprender, a ver otras realidades y apreciar la propia, ratifica valores, tener un sentido de comunidad y ser críticos; editar nos fortalece para ser comunidad en distintos temas, enfoques y experiencias. Sirve muchas veces para vernos reflejados y eso es acompañar, pertenecer, algo que hoy en día con la vida tan aprisa se logra poco». 

· Jesús Baldovinos (B Ediciones): «Publicamos porque la política editorial de las instituciones o no es suficiente o no existe. Los escritores optan por ediciones artesanales y la autopublicación. En las casas editoriales “grandes”, además de las limitaciones naturales que imponen a los autores, los beneficios son principalmente para ellas. El mercado se reduce conforme se incrementa lo reconocido de la editorial. Publicamos para que se haga visible el trabajo de los escritores locales, principalmente. Apoyamos a otros que no tienen el respaldo de instituciones, editoriales u otros. De hecho, abrimos el Programa Apoyo Editorial B/J para publicar cuadernillos a escritores emergentes o no, sea con un costo muy reducido, solo para producción o, incluso, en algunos casos, se les ha patrocinado la publicación, previamente el escrutinio del consejo. También trabajamos con los autores en coedición. Si lo quieres más poéticamente: publicamos para que las voces de los escritores no queden en la oscuridad». 

PUBLICIDAD

· Nektli Rojas (Colectiva Tait): «Ha habido desde siglos una injusticia epistémica que se ha cometido con las escritoras, en el hecho de no dejarlas participar en el acervo literario. Existen y han existido violencias literarias cuyo resultado es el mismo: la invisibilización. Para restaurar esta injusticia, la respuesta debe provenir de todas partes. En ese sentido, se vuelve muy importante la existencia de editoriales con enfoque de género, las políticas culturales (privadas y estatales) con lentes violetas que permitan acercar a la escritora con su público potencial». 

· Maricruz Barrera Chávez (Licántropo Ediciones): «En principio, publicamos porque queríamos profesionalizarnos, aprender a editar a través de la práctica. Actualmente lo hacemos porque queremos formar parte de una conversación. Hasta ahora hemos aprendido mucho sobre los procesos creativos de nuestras autoras, los temas que les interesan y que hacen que muchas otras personas nos encontremos y esto ha devenido en que publicamos también para conversar y compartir. A título personal podría decir que publicamos para darle rienda suelta a la vocación de editar, porque la conversación en la que nos vamos insertando aún está tomando forma; por ejemplo, no tenemos criterios editoriales que sirvan a una postura política fija (aunque espero que eso cambie pronto)». 

· Neftalí Coria (LunaMía Ediciones): «Publicamos porque se cree en la literatura, y porque hay cosas que se deben leer. Y, como se sabe, el mundo editorial está tapizado de mafias, envidias y desdén, las que siempre rechazan obras de autores que están fuera del tráfico de influencias. Quisimos publicar la obra entre los cercanos, publicar lo que nos parecía resaltable, y continuamos publicando con mayor apertura. ¿Para qué? Publicar un libro es para lanzar botellas al mar y no dejar que obras que se descubren por ahí se queden sin leer. Por ejemplo, publicamos una antología de uno de los mejores poetas checos del siglo XX, que no existía en español, y publicamos sin pensarlo una antología que es el libro que menos hemos vendido, pero ¿cómo no publicar un libro como este? ¿Para qué? Para que los lectores conozcan lo que se ha escrito y lo que se escribe, porque creemos que la obra literaria debe permanecer en este mundo de pantallas, casi grotesco. Y porque en mi editorial creemos en el libro de papel, sin dejar de lado el digital, pero es para que sigan los libros de papel en nuestra comunidad que queremos hacer libros bien cuidados». 

· Miguel Ángel García (Silla Vacía Editorial): «Para gestar una conciencia social verdadera, una con los pies bien puestos en el suelo que pisa. Hoy más que nunca se requiere de la edición como un bastión para fundamentar la razón al compartir las creaciones de terceros, ya sean literarias o académicas. No tengo nada contra las emociones, pero en un orbe dirigido por el efímero contenido de las redes sociales, en este momento resulta crucial gestar un pensamiento crítico para ponderar los hechos (y los supuestos) que se nos presentan por millares con el simple acto de tomar nuestro celular o encender nuestra computadora. Aquí es donde la figura de las editoriales y sus publicaciones resulta de vital importancia, al cuidar-elegir el material que sacarán a la luz y lograr que ese contenido tenga el mejor trabajo profesional de fondo». 

Fotos: Maricruz Barrera, Ivonne Solano, Celeste Jaime, Jesús Baldovinos, Miguel Ángel García, Neftalí Coria

¿Cómo percibes el ámbito de publicaciones literarias en Morelia y Michoacán? 

Para Celeste Jaime, en Alternativa Ediciones están más cercanas a las publicaciones híbridas que a las netamente literarias. “Desde nuestra trinchera, sí detectamos un creciente interés por publicar a través de otros medios, muchas veces a través de la autogestión. Se publica, pero al menos desde la óptica de nuestras publicaciones, la circulación comercial sigue siendo el reto para poder hacerlas sustentables”. Para la diseñadora e ilustradora, en este tema es donde la publicación independiente requiere de esfuerzos adicionales para poder llegar a un mayor público. 

Por su parte, Ivonne Solano considera que “editar siempre ha sido complicado”. Asegura que con la autoedición y la tecnología cada vez ha sido más accesible, sin embargo, explica que “muchos autores esperan —además de la divulgación de su obra en un esquema mundial como Amazon— la cercanía con los públicos y eso solo se logra a través de las presentaciones y de que otros hablen de los libros”. Además, señala que se sostiene la edición de libros considerando los tirajes cortos (“ya pasó el tiempo de tirajes largos”), y actualmente es mejor el tiraje bajo demanda o tirajes cortos que son mucho más manejables y permiten una inversión relativamente más recuperable para continuar editando. 

“No importa que sea un libro por año”, apunta Ivonne, “al menos nosotros así lo visualizamos, preferimos editar un libro y dedicarle mucho más en difusión que publicar varios y que queden en el librero esperando que las personas quizá los conozcan”. El punto es que no se ha dejado de editar, agrega, al contrario, “el espíritu sigue y crece, con proyectos editoriales distintos, pero sigue, no se detiene, lo que es muy respetable, loable”

Desde Lázaro Cárdenas, Jesús Baldovinos, señala que, comparado con Morelia, podría pensarse que la ciudad del puerto “está abajo”, pero no fue así. Sostiene que en general, en el estado, Morelia, Uruapan y Lázaro Cárdenas son los municipios en que más libros se han publicado. “Posiblemente en otros también lo haya, pero no se conoce, o por falta de difusión o por que no existe el vínculo en las redes”. 

Al respecto, Nektli Rojas es muy concisa: “Ahora es más sano porque hay varios esfuerzos editoriales. Acá están, además de Pepe Mendoza, Silla vacía, Licántropo, Arquera... Y en el interior hay varias más, incluso de mujeres, a veces que publican sólo mujeres y a veces que publican de todo”

En este sentido, Maricruz Barrera reconoce su desconocimiento sobre lo que se publica fuera de Morelia, aunque alcanza a percibir una producción “activa y prolífica”. Por lo demás, la editora apunta que existen publicaciones que se derivan de convocatorias del Estado, como la colección Palabras de Colibrí, “un aporte muy valioso para estimular la creación literaria y fomentar la lectura”. Menciona también a las instituciones académicas que apuestan por la literatura, como es el caso de algunas publicaciones del Laboratorio Nacional de Materiales Orales (LANMO), de la ENES Morelia (UNAM), que da cabida a la literatura infantil y a las lenguas originarias. “También hay proyectos más consolidados como Silla Vacía y Jitanjáfora, que al igual que nosotros se enfocan en autores locales, y proyectos más recientes como Licántropo o la colección Tait. Tejiendo la palabra de mujeres en Michoacán, que buscamos contrarrestar la deuda histórica del canon literario hacia las escritoras. Quizá no conozco todo lo que se hace, pero sí soy consciente de que hay muchas personas publicando en formatos como plaquettes o fanzines o que también autopublican su obra a través de medios digitales, ya sea como miembros de algún colectivo o de forma autónoma”.  

Concluye: “Mi percepción del ámbito local de publicaciones literarias es que es muy amplio y muy rico, y muy abstracto porque me parece que abundan la poesía y las artes gráficas”

Veterano en el ámbito literario de Michoacán, Neftalí Coria asegura que algunas editoriales “suelen darle gato por liebre al público (y por supuesto a las instituciones, que es donde hay dinero), publicando tirajes falsos y digitales que son de bajísima calidad, en lugar de tirajes que correspondan al número declarado en el colofón y en offset. Eso he visto, lo cual disminuye el buen pulso editorial de nuestra comunidad. Para nosotros una edición es un trabajo de alta responsabilidad. Publicamos literatura, y eso es cosa seria”, afirma el editor y escritor. 

Miguel Ángel García considera, sin embargo, que el ámbito es escaso. Tomando el ejemplo de Morelia como la capital del estado, se pregunta: “¿cuántos sellos editoriales tenemos y cuánta de su producción es netamente literaria? Salvo el honroso caso de Jitanjáfora, quien se mantiene firme en su convicción de publicar literatura (michoacana en su mayoría), ¿cuántas editoriales hay fuera de Morelia, en todo Michoacán? Si partimos de ahí, del poco número de sellos, comprenderemos la escasa producción editorial en nuestro Estado”. 

Abunda diciendo que esas editoriales son independientes, trabajan con recursos propios, de terceros o gracias a becas-concursos y, por ende, no pueden tener exclusividad para la edición literaria. “En este rubro resulta difícil hablar bien del papel de las instancias gubernamentales pues, con excepción de valiosos esfuerzos contemporáneos, quienes ahí trabajan de inmediato se percatan de lo evidente: han llegado al pantano de la burocracia y será muy complicado cumplir con su labor. Con ello tenemos dos caras del mismo rostro; por un lado, al no editarse, con certeza se pierde la oportunidad de conocer algún texto literario que verdaderamente valía la pena; y, por otra parte, este asunto refrenda la importancia de los sellos editoriales independientes, quienes contra viento y marea siempre buscamos la mejor manera de llevar a buen puerto nuestros proyectos”. 


Víctor Rodríguez, comunicólogo, diseñador gráfico y periodista cultural.