“Troika” la novela sobre la infancia, perros y fantasmas

¿Con quién y por qué formamos nuestros lazos más profundos? ¿Dónde están las palabras que hablan de la vida después de la muerte de un cuerpo que amamos? ¿Y cómo lidiamos con la ausencia?

Foto: Redes

Yazmin Espinoza colaboradora de La Voz de Michoacán

¿Con quién y por qué formamos nuestros lazos más profundos? ¿Dónde están las palabras que hablan de la vida después de la muerte de un cuerpo que amamos? ¿Y cómo lidiamos con la ausencia? En la primera novela de Isabel Zapata, “Troika”, todas estas preguntas se ponen sobre la mesa mientras conocemos la historia de una niña, su perra, y la mujer que las cuida a las dos.

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Estas tres vidas se entrecruzan en un México situado en los años 90 que me dio un aire a “Roma”, de Alfonso Cuarón, referencia a la que llegué por detalles como la descripción de las casas, la mujer trabajadora que ocupa de otra para que la ayuden a cuidar de sus hijos y ese aire de una niñez llena de tranquilidad enmarcada con helados y paseos al parque.

En “Troika” accedemos a dos vidas radicalmente opuestas que se cruzan fatalmente en un día especial de 1995. Dividida en mitades que son como dos caras de una misma moneda, esta novela cuenta, por un lado, la relación extraordinaria de una niña y su perra: la complicidad, el amor y la importancia de un vínculo incomparable. En la contraparte sucede la historia de una mujer veracruzana que viaja a la Ciudad de Mexico para encontrar trabajo e intentar sobrevivir el duelo con sus muertos. Así, la niña, la mujer, la perra y los muertos comparten los últimos años del siglo XX en un entorno amueblado por la entrañable escritura de Isabel Zapata.

Fijando la mirada en los detalles cotidianos como quien monta un altar de lo minúsculo, la autora usa la memoria y la observación para indagar en los asuntos más profundos de la existencia: la infancia, la desigualdad, la perdida y la vida después de la vida recorren las páginas de esta obra de época como ángeles y como fantasmas. “Troika” nos sitúa en un México lejano pero persistente en su belleza, sus tradiciones y sus desigualdades; adentro de un hogar donde se forjan parentescos extraordinarios; en medio de un misterio agudo, envolvente y revelador.

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Cabe destacar que, aunque Troika es su primera novela, este título es en realidad el sexto libro que publica Isabel Zapata, una autora que ya nos ha regalado grandes ensayos y mucha poesía. Y es que, honestamente, aunque está catalogado como novela, para mí la lectura de esta me dejó el sabor a ensayo autobiográfico en la boca, algo que habla de la increíble forma de contar historias que tiene su autora. 

En entrevistas, Isabel Zapata ha explicado que “Troika” es un cuento para su hija y una conversación sin terminar con su madre y “un libro de fantasmas”.

La primera vez que yo escuché un pedacito de “Troika”, fue durante un retiro de escritura organizado por el taller de Pequeñas labores, el cual se llevó a cabo en Pátzcuaro hace poco más de un año y en el que Isabel participó. Yo asistí a ese evento ya muy embarazada de mi segunda hija, Sara, como un intento tal vez desesperado de volver a mí antes de cederle mi cuerpo a una nueva vida.

Durante tres días, compartí con grandes escritoras desayunos, comidas y cenas hablando sin parar sobre la maternidad, la escritura y la vida. Es un fin de semana que siempre recuerdo con todo el cariño del mundo. Fue en una de las sesiones de escritura de este retiro en donde Isabel compartió con las demás un pedacito de su nueva novela, la cual la tenía completamente absorta y desarrollaba sin parar solo cambiando de lugar su espacio de trabajo. El comedor, el patio, la mesa en su cuarto, un mullido sillón en la estancia; la escritura no podía parar.

“Troika trastocó todo lo que yo entendía sobre el oficio literario. Hizo sonar voces en mi cabeza, y no lo digo en sentido figurado. Sonaban verdaderamente, y las escuché con atención en busca de mi propia voz (no la encontré, por suerte, o más bien la he encontrado y extraviado una y otra vez). La novela cambió de título, de tono, de perspectiva, y aunque en su momento podía parecer tiempo perdido, las horas de darle vueltas a esto fueron esenciales para mirar la historia que quería contar desde diferentes ángulos”, cuenta Isabel a través de una entrada de su blog sobre el proceso de escritura de esta historia.

Y es que, dividida en dos mitades, “Troika” cuenta la relación extraordinaria de una niña y su perra, la historia de una mujer que viaja a otra ciudad para encontrar trabajo e intentar sobrevivir el duelo con sus muertos, y cómo sus vidas se entrelazan fatalmente.

Así, Isabel cuenta la historia de Andrea con su perrita de dos maneras, como memoria y como invención porque, para ser sinceros, qué tanto de nuestra niñez recordamos y, de esos recuerdos, cuántos son la verdad excenta de la imaginación infantil.

La primera parte titulada “Este lado a los ojos”, es la que nos presenta a sus dos primeras protagonistas de una manera dulce y nostálgica, sin embargo es en “Este lado al sol” donde conocemos que Francisca tiene un pasado, y ha venido a la casa de la familia Sánchez Castro con sus fantasmas a cuestas.

Los dos lados que componen la novela avanzan como líneas paralelas hasta que se unen para ofrecer una pequeña dosis de certidumbre y que dotan a la historia de una profundidad que te tocará el corazón porque nos damos cuenta entonces de que “Troika” si es un libro sobre el paso de la infancia, pero también uno sobre el duelo, las soledades, y todo aquello que se avandona y nos abandona mientras la vida pasa.

“Troika ya sabrá a qué lunas aullarle, de cierto modo ya no me pertenece. Por mi parte, espero solamente que cuando Aurelia crezca, sus páginas le hablen de mis bordes ríspidos, de mis carencias y también de los orígenes más genuinos de mi alegría, que reverdeció cuando supe que estaba embarazada de ella. Que aprenda que el amor atraviesa la frontera entre la vida y la muerte con una mano en la cintura. Que mientras uno de nosotros viva, seremos siempre cinco”, comparte Isabel.