Gonzalo Reyes El mundo del cristianismo sigue de fiesta grande, ahora en honor al santo patrono de la lluvia, de las siembras, de la abundancia alimentaria, son las fiestas en honor a San Isidro Labrador. Isidro de Merlo y Quintero, que según estudiosos de su biografía, fue el nombre completo de quien nació además, según apreciaciones sobre el año 1080, en lo que actualmente es Madrid y que formaba parte de La Taifa de Toledo, en aquella época territorios dominados por los árabes; hijo de campesinos de nombre Pedro e Inés, de origen humilde y visigodos y bereber, lo que se decía eran mozárabes, en la época cuando Madrid pasó a ser del dominio del monarca Alfonso VI y así girar al cristianismo, gracias a un acuerdo con Al-Quadir, quienes suscribieron una potestad territorial. Misma que abarcaba parte de la provincia de Toledo, Madrid y Guadalajara, territorios que debían fomentarse con colonos labradores y artesanos para sustentar a los ejércitos que luchaban por conquistar más territorios y entre los caballeros al cargo de la reyerta se concedían extensiones de tierra para la reconquista de los reinos originales, donde la agricultura era la base del sustento. Juan de Vargas, fue el caballero guerrero, que recibió de parte de Alfonso VI, la concesión en propiedad de los terrenos del Nuevo Reino de Toledo, así como del Valle de Jarama y El Manzanares, así como La Rivera del Tajo, los que debía de repoblar y ponerlos a producir, ya que esos lugares eran favorecidos por afluentes fluviales y fueron prolíferos para la agricultura. Ahí donde había nacido quien posteriormente es San isidro y donde su familia obtuvo un convenio de arrendamiento anual de sus tierras, que bien se podía renovar libremente y donde el trabajo era dirigido directamente por el encomendero en este caso Juan de Vargas, o por los propietarios del comodato, donde el jornalero debía obediencia y fidelidad al amo y recibían un sueldo en dinero o en especie o ambas opciones, así fue la vida de la familia de Isidro y la dinastía Vargas. Había que trabajar la tierra, ya poblados los territorios obtenidos por el cristianismo, entre aquellos mozárabes que se establecieron en los arrabales de San Andrés, donde el trabajo agrícola abundaba y donde ya de joven San Isidro, habitualmente llegaba tarde a sus labores, ya que primero se dedicaba a la oración, lo que trajo como consecuencia la envidia de los demás trabajadores que acusaban “al santo” de su falta de empeño en la labor, pero que al final del ciclo los terrenos dedicados a él, eran los que más producían y lo que llamó la atención del Juan de Vargas, el encomendero que rectifico que no estaba en sus horas de jornada Isidro De Merlo, pero que sus bueyes trabajaban arduamente solos, se dice que dirigidos por los ángeles, a los que le dedicaba su tiempo en oración y devociones pidiendo por la abundancia en sus cosechas. La zona en la que vivía San Isidro era militarmente inestable ya que se encontraba en los límites entre los reinos cristianos y musulmanes, en la Extremadura castellana. Y cuando el Emir Alí Ibn Yúsuf desplegó sus ejércitos en el año 1110, por el centro de la península ibérica, ocasionó que la familia de San Isidro se desplazara a la provincia de Torrelaguna, cuando los modelos de santidad islámica y cristiana se fusionaban y cuando se vivían en Madrid, los cutos del cristianismo y los musulmanes de aquella época, que fue cuando se decretaron los milagros en su carácter sincrético y conciliatorio entre las dos religiones que permeaban en aquella parte del mundo en conflicto. Cuando las invasiones árabes en Madrid y refugiados en Torrelaguna, Isidro, contrajo matrimonio con una joven también desplazada y procedente de La Villa de Uceda, María Toribia, quien posteriormente alcanzaría también el misticismo, siendo ahora Santa María de La Cabeza, con quien tuvieron un hijo, que con la tradición ha sido nombrado san Illan, cuando las guerras moras azotaban por doquier. La cristianización llegó en 1162, a la vez que Madrid fue ocupada en definitivo por Fernando II y así terminaron las vicisitudes entre musulmanes y cristianos. En el año 1172, diez años después de la estabilidad cristiana y la reconquista de los reinos ibéricos, es que fallece Isidro de Merlos y Quintero, fue sepultado en el cementerio de San Andrés, dentro del arrabal donde había vivido y su cuerpo permaneció incorrupto, momificado divinamente y por su intervención en la victoria de las Navas de Tolosa, ya después en el año 1213, el rey Alfonso VIII, levantó en su honor una capilla en la iglesia de San Andrés y coloco su cuerpo incorrupto en la llamada arca mosaica a pesar de que aún no había sido santificado, ya que todo indica que para ese siglo XIII, el fervor religioso de los madrileños, para la figura de San Isidro era y a muy alto. Un códice escrito en latín fue encontrado en el arca mortuoria y acrecentó su labor y empeño en la canonización, tras siglos y por intervención del papado se lograron re redescubrir los milagros que le atribuyen su divinidad entre los que destacan su ferviente fe a los ángeles entre 5 más que se encuentran como registro grafico en su arca mosaico, de los cuales destacan; El Milagro del Molino, cuando Isidro multiplica el trigo que ofrece a las palomas; El Milagro de Los Bueyes, que estos realizaban el trabajo de Isidro de Merlos, mientras él rezaba y que fue testificado por el amo cuando tras la acusación de que abandonaba su trabajo para rezar. El Milagro del Lobo, cuando unos niños le advierten que un lobo merodeaba su burro y con los rezos logra que el lobo desista y pone a salvo su integridad; El Milagro de La Olla, cuando ofreció comida que no era de él a unos mendigos ante el reproche y que, al meter su cuchara en la olla, la dio en abundancia; y el milagro De La Cofradía cuando el códice lo narra cómo mediador y logra obtener lluvias en la primavera, ante muchos más del dominio popular que no marca el códice. Otros no documentados en este códice son, El Milagro del Poso, cuando su hijo calló a un profundo poso y sin forma de ayudarlo junto con su esposa rezaron, lo que hizo subir el nivel de agua y regresar a San Illan, sano y salvo en su cuna canasta; muchos milagros post mortuorios han sido documentados y otros tantos alterados por el paso del tiempo sin perder su carácter de fe. La popularidad de San Isidro se vio fortificada por al monarquía española, su santificación se dio al paso de los siglos y su figura aumenta y genera devoción en el mundo del catolicismo, es el patrono principal de Madrid y en muchos y bastos lugares de España, donde se le rinde culto con tanta devoción, sobre todo se le implora por la abundancia, ya que se destacó por su generosidad y por su gran fe y fervor a los ángeles, él dio más de lo que tenía y siempre se entregó a la oración consiguiendo que la divina providencia, actuara en favor de sus semejantes, fue prolifero en la agricultura e imploraba el temporal y por lo tanto la abundancia en las cosechas. Su santidad se venera no solo en el viejo mundo, el catolicismo lo trajo hasta América y tiene especial devoción en nuestro país, numerosos estados y en grandes poblaciones es el santo patrón y sobre todo se le implora el día 15 de mayo que es la fecha cuando sus restos fueron trasladados 40 años después de su muerte al interior del templo de San Andrés, donde en su panteón había sido sepultado; su culto se extiende en otros países como Honduras, Argentina y Uruguay. Ahora el mundo lo celebra y pone sus esperanzas de que interceda para el buen temporal, ahora que en nuestro país y en muchas partes del mundo ha faltado a plenitud la lluvia, debido a tantos factores, los agricultores del mundo ponen especial énfasis y elevan las oraciones a san Isidro Labrador, tal como él lo hacía a sus ángeles para que nos prodigara con la lluvia, el 15 de mayo es la fecha en que se le recuerda y cuando mayor gratitud recibe su intervención divina y cuando se festejan las más resonadas fiestas en su honor, con el fin de que nos eche la mano y no, nos deje de la mano de sus ángeles y que nos traiga la lluvia y por lo tanto las mejores cosechas y comida.