Horacio Erik Avilés Martínez* Hemos presenciado un largo debate público en el marco del proceso electoral, el cual verá su culminación el próximo domingo dos de junio. Por encima de las promesas vertidas, es un hecho que las campañas electorales no borran por arte de magia la problemática existente ni construyen soluciones en forma de políticas públicas; mucho menos, en modo alguno, las promesas realizadas en afán proselitista palian el sufrimiento y la marginación que padecen millones de mexicanos. En torno a los asuntos públicos, son las acciones planificadas, presupuestadas y consensuadas las que logran generar los cambios en beneficio de la ciudadanía. Pero, llegar a convertir el discurso en realidad es un proceso largo, sinuoso y lento, que implica mucho trabajo, respeto a los tiempos establecidos en la normatividad aplicable en la materia, discusiones interminables, voluntad política y recursos. Mientras esto no suceda, difícilmente se construirá un punto de inflexión en las escuelas de nuestro país, en el cual pasemos del inmediatismo, el abandono, la corrupción y la simulación a pensar visionariamente, en las próximas generaciones. Tomando en cuenta lo anterior, el diálogo con la autoridad es una línea estratégica de acción de toda organización de la sociedad civil que aspire a incidir en las políticas públicas y a generar cambio social. En ocasiones es frontal, en otras es indirecto; a veces es de carácter público, mientras que en otras ocasiones es privado. Lo importante es elevar el nivel de las políticas públicas, la calidad de nuestra democracia, la formación y la cultura política de nuestros candidatos, así como el compromiso de nuestros gobernantes para con las causas más sentidas de la ciudadanía. Quienes busquen un cargo de elección popular deben estar dispuestos a dejarse ayudar, así como a abrirse a esquemas de mayor apertura a la participación y colaboración ciudadanas. Como nación, estado y municipio debemos de transitar del autoritarismo a la gobernanza, lo que implica un ejercicio compartido de la autoridad y la construcción de soluciones públicas. Bajo esta visión es que, Mexicanos Primero dirigió una carta abierta a los candidatos a la presidencia de la nación, para que estén debidamente enterados de las prioridades que hemos detectado al respecto de la problemática educativa, partiendo de estudios e investigaciones acerca del estado que guarda el sistema educativo nacional, a la par que nos hemos ofrecido para brindar acompañamiento y construir soluciones integrales para la problemática que pone en riesgo y vulnerabilidad los derechos de las generaciones en formación. En nuestro contexto local, desde el Capítulo Michoacán hemos hecho desplegados, cartas abiertas, posicionamientos y, también ejercicios de firma de agendas comunes con candidatos desde 2011 a la fecha, con resultados escasos, pero los cuales al final aportan más de lo que sucedería si no se elaborasen esta clase de acciones colectivas. Recientemente, signamos el Acuerdo por un Bien Común, Morelia Unida 2024-2027 juntamente con 142 organizaciones de la sociedad civil, en aras de impulsar políticas municipales en pro de la educación. Aunado a lo anterior, Mexicanos Primero emprendió a nivel nacional una campaña en pro de la visibilidad y concienciación respecto a los derechos educativos de las niñas, niños y jóvenes en nuestra nación, a la cual titulamos “La Educación Está en Campaña”, con lo cual se buscó colocar en la agenda pública el sector educativo nacional y las inmensas áreas de oportunidad que, en pleno 2024 aún posee y requieren atención inmediata. Respecto a los pactos con más organizaciones ciudadanas a nivel nacional, los tres candidatos a la presidencia de México firmaron recientemente el Pacto por la Primera Infancia, el cual implica la resolución cabal de varios de los puntos mencionados en la carta abierta que elaboró Mexicanos Primero. Sin embargo, como lo mínimo indispensable sigue haciendo falta en miles de planteles en nuestra entidad federativa, hemos hecho, desde Mexicanos Primero capítulo Michoacán, un llamado, no solamente a los candidatos presidenciales, sino a todos los aspirantes a ocupar un puesto de elección popular, así como a los funcionarios a redoblar esfuerzos y corresponsabilizarse más profundamente con las necesidades del sistema educativo de su respectivo ámbito de competencia. La educación es un derecho, pero al no estar plenamente garantizado para todas las niñas, niños y jóvenes de la nación es necesario, además de exigir, hacer persistir el ideal, la aspiración educativa en cada uno de los sujetos de derechos, para que conozcan sus garantías individuales y las ejerzan a plenitud. Un factor de capital importancia para tales efectos es que existan escuelas para todos, con las mejores condiciones posibles para que la inclusión y la universalidad de la educación sea gratuita. Sin embargo, hay muchos planteles cerrados a nivel nacional, de acuerdo con el Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGED) de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En la revisión de las razones por las cuales existen centros escolares que no están en funcionamiento, nos encontramos con la sorpresa de que el sistema educativo nacional no se da seguimiento a todas las razones por las cuales los centros educativos se cierran. Veamos el caso de Michoacán, el cual es emblemático, toda vez que, históricamente acumulados, se registran 9 mil 744 centros educativos cerrados, mientras que existen 17 mil 756 centros abiertos, desde educación inicial hasta educación superior.De los que se reportan como cerrados, mil 262 corresponden a falta de alumnos; increíblemente, ninguno de los planteles educativos cerrados tiene su origen en la falta de maestros; mientras que 8 mil 475 se integran en la categoría de situaciones administrativas; mientras que, finalmente, solamente siete están cerrados por problemas con la infraestructura, de acuerdo con las cifras del Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGED) de la SEP. De esa cifra por falta de maestros, obra constancia en medios de comunicación que existen decenas de planteles que no operan precisamente por el ausentismo o falta de asignación de docentes para los respectivos planteles. Por otra parte, en lo que respecta a los planteles que tienen problemas con la infraestructura, también hay muchas más denuncias públicas realizadas durante los más recientes ciclos escolares donde se demuestra que hay muchos planteles que, a la fecha, no han podidos superar los efectos de los sismos, huracanes, fallas geológicas, olas de calor y demás fenómenos naturales. Peor aún, al intentar encontrar escuelas cerradas por episodios de violencia, hallamos que no se construye ese importantísimo indicador. Menos aún, se mencionan otros fenómenos sociales que fuerzan a cerrar a los planteles educativos. Las inferencias de la situación son muy graves, ya que esto implica que, en este país se encuentra invisibilizada la violencia, la migración forzada, la pobreza y la marginación, como factores de cierre de escuelas en México, incluso desde la conformación de las bases de datos para las estadísticas educativas, donde no ha lugar para reportar incidentes de la gravedad mencionada. Lo anterior podría obviarse, pero, lamentablemente, concatena con una larga y perversa tradición de simular y maquillar las estadísticas educativas. De decir que no pasa absolutamente nada, cuando basta hacer una rápida consulta en cualquier buscador de noticias en Internet para darse cuenta de que hay muchos más planteles que están cerrando en nuestra entidad federativa por razones que ni siquiera caben en los formatos que realiza la autoridad educativa federal para tales efectos. Si un problema se ignora y no entra a agenda pública, mucho más difícil resulta resolver la situación. Lo anterior, no solamente perjudica los derechos de las niñas, niños y jóvenes, sino que tambien hace más tortuoso el trabajo de la autoridad, la cual necesita contar con mejores elementos para la integración de estadísticas educativas, en aras de poder mejorar continuamente la política educativa nacional y en entidades federativas sumidas en mixturas de problemáticas sociales, de violencia y de marginación. Los planteles educativos necesitan tener mayor supervisión escolar en esta nación, para poder conocer que es lo que está pasando al respecto y cuyo funcionamiento pueda ser totalmente transparente, así como las razones por las cuales existiesen irregularidades. No debemos quitar el dedo del renglón, esta clase de temas son los que tenemos que seguir analizando colectivamente a nivel nacional, para hacer conciencia de lo que hay que cambiar al respecto. Si bien, en las urnas tomaremos elecciones vitales este fin de semana, también, día a día, en el aprovechamiento de nuestro tiempo tomamos decisiones que posibilitan nuestro avance, estancamiento o retroceso. Es momento de priorizar la educación como factor detonante de evolución. El ejemplo citado del cierre de escuelas exhibe cómo la propia realidad imprime la profundidad de los compromisos que debe de asumir la autoridad, del nivel de participación, colaboración y demanda social que debemos de realizar los ciudadanos, así como los agentes educativos: los trabajadores de la educación, padres de familia y personal directivo. No olvidemos que, las acciones que generan cambios a largo plazo requieren de esfuerzos cotidianos. No dejemos de mencionar la importancia de que nuestro sistema educativo funcione cada vez mejor. Por ahora, el tiempo de tomar partido ha concluido, los candidatos pasan a segundo plano y los actores principales de la democracia somos la ciudadanía en general, quienes tomaremos decisiones informadas este dos de junio y emitiremos nuestro voto. Intrínsecamente, en ello persiste la aspiración educativa, la legítima esperanza de alcanzar el cambio social y de lograr, juntamente con las niñas, niños y jóvenes, ser las mejores versiones posibles de nosotros mismos. Que así sea. Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles *Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C