Rogelio Arellano/ La Voz de Michoacán Uruapan, Michoacán. Segregados, discriminados, olvidados e incluso sometidos a un ostracismo voluntario o involuntario, las personas con capacidades diferentes enfrentan, al menos en esta capital económica del estado, la inexistencia de acciones oficiales para ser parte de la vida laboral, académica o del sector emprendedor, mucho menos cumplir con su derecho de hacer uso de la ciudad ante la ausencia de equipamiento urbano o bien unidades del transporte público equipadas para su servicio. Parapléjicos, cuadripléjicos, sordos, ciegos, ya sea por secuelas de fracturas, malformaciones congénitas diversas, enfermedad vascular cerebral o por traumatismo cráneo-encefálico así como por parálisis cerebral infantil, representan el 6 por ciento de la población, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sector que tiene una representación vigorosa pero solamente en los calendarios para precisar fechas como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, Día Mundial del Bastón Blanco, Día Internacional de la Sordera, Día Mundial de la Parálisis Cerebral o la Convención de los Derechos de las Persona con Discapacidad. En realidad no sabemos cuántos somos, pero somos muchos y con muchas necesidades pero no para que nos las resuelvan con actos de caridad; es necesario que se frene nuestra exclusión por tener limitaciones que en la mayoría de los casos, hemos aprendido a superarlas para ser productivos”, señala la señora Esperanza Núñez Hurtado, una ama de casa, madre de dos hijos de 21 y 7 años, propietaria de un “ciber” quien hace 20 años quedó parapléjica a raíz de recibir un balazo en la columna vertebral durante un asalto en la carretera libre Uruapan-Cuatro Caminos a la altura del puente “El Márquez”. Motivada por la necesidad de atender a su hija y más recientemente a su segundo hijo, la micro-empresaria, literalmente se cansó de buscar ayuda oficial y hace dos años inició la creación de la agrupación civil “Vida Independiente”, capitulo Uruapan. “Por ahora ya somos un grupo de 15 personas con diversas discapacidades que requerimos de sillas de ruedas para desplazarnos y seríamos muchos más pero no todos tienen recursos para comprar sus sillas”, dijo. Inicialmente, recordó, “el impacto de mi estado transformó mi vida y tras un largo periodo de una especie de resiliencia, me dedique a buscar alternativas en instituciones oficiales sin respuesta, mientras tanto con recursos propios y apoyos de mi familia logré acoplarme, pero siempre en busca de algo más hasta que llegue a esta nueva etapa con Vida Independiente”. Para más información checa nuestra edición impresa del 11 de julio.