El cineasta, director y guionista michoacano, Fernando Méndez y su trayectoria por el cine

Conocido por sus cintas el Suavecito y el Vampiro, dos de sus obras que se convirtieron en referente un peculiar

Foto: Especial

Jaime Vázquez colaborador de La Voz de Michoacán

François Truffaut, en su época de crítico en Cahiers du Cinéma, hizo un elogio de El vampiro (1957) de Fernando Méndez. Truffaut destacó la precisa mano del director, su acertada versión de Drácula, novela gótica de Bram Stoker.

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El vampiro, con los años, se convirtió en referente del peculiar cine de horror mexicano.

Fernando Antonio Méndez García nació en Zamora, Michoacán, el 22 de julio de 1908. De espíritu inquieto, estudió en la Ciudad de México y desempeñó diversos oficios en Mexicali y en Calexico, California. A los 22 años, con su primo Alberto Méndez, radicó en Los Ángeles e ingresó al mundo del cine como sonidista, antes de sus pasos como argumentista, con Contrabando (1931).

Emilio García Riera lo documenta: “Cuatro meses antes de ser filmada Santa, o sea, en agosto de 1931, otro mexicano, el michoacano Alberto Méndez Bernal, empezó la accidentada realización en el norte de la República (Tijuana, Ensenada y el Camino de Agua Caliente) de Contrabando (…) Escribieron su argumento Méndez Bernal y su primo Fernando Méndez, ambos eran sobrinos de Francisco García Urbizu”.

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García Urbizu, zamorano (21 de junio de 1888), cineasta y político, filmó documentales y en noviembre de 1923 estrenó en el Cine Palacio de la ciudad de Zamora Sacrificio de amor, que el público conoció como “la película del cólera”, sobre la emergencia de salud de 1850.  

Fernando Méndez abrió de par en par las puertas del cine y comenzó su aventura (no olvidemos que fue, entre otros, coguionista en Los tres García). El debut como director fue en La reina de México (1940), mediometraje sobre la Virgen de Guadalupe. Siguieron Allá en el Bajío (1942) y La leyenda del bandido. En 1943 realiza Las Calaveras del terror, doce episodios del serial-western protagonizado por Pedro Armendáriz, exhibida como largometraje y estrenada en diciembre de ese año en la Ciudad de México.

Incursiona en la comedia en Matrimonio y mortaja (1950) y explora lo urbano y sus personajes marginados en Barrio bajo (1950), con los cómicos Adalberto Martínez “Resortes” y Enrique King “El Reintegro”, valedores de la “cieguita” Carmelita González.

Después de Fierecilla y Los apuros de mi ahijada filma, en 1951, El suavecito, “una de las pocas películas antológicas que se han hecho en México”, en la opinión de García Riera. Víctor Parra encarna a Roberto, el “Suavecito”, un “cinturita”, personaje del barrio que, en su vida tramposa, entre el mambo y el billar, con el afán de salir de la pobreza, cómplice y víctima del delito, vive la tragedia cotidiana del perdedor cobarde que no puede redimirse.

Méndez continúa con la comedia y el melodrama citadino con La hija del ministro, La mujer desnuda, Sí mi vida, As negro o Genio y figura, realizadas en la primera mitad de los años cincuenta.

En 1955 dirige Los tres Villalobos y su segunda parte, La venganza de los Villalobos, con Joaquín Cordero, Freddy Fernández y Raúl Luzardo, western a la mexicana.

La locura del rock and roll (1957), comedia romántica juvenil, cuenta con la presencia de Juan García Esquivel, genio de la música “lounge”, del “space age pop”.

Ladrón de cadáveres (1957) es cine de horror con batallas en el encordado. La lucha libre y el científico loco hacen de las tres caídas sin límite de tiempo una película “de miedo”.

José de la Colina escribió: “Sin renovar el género ni hacer estallar sus clichés, Méndez hace de su vampiro un decoroso hijo putativo del Nosferatu de Murnau”. Se refiere a El vampiro, sobre el argumento de Ramón Obón. Germán Robles, Drácula de antología, es el conde Karol de Lavud o Duval el vampiro, en la producción de Abel Salazar con Ariadne Welter y Carmen Montejo. Siguió, con menor éxito, El ataúd del vampiro, con el mismo reparto.

Su última película es Mujeres engañadas (1960), drama de hampones, antihéroes, lucha contra el dictador y tres hermanas que no se conocen.

Fernando Méndez, autor de clásicos de nuestro cine, se retiró después de haber filmado cerca de 40 películas. Murió el 17 de octubre de 1966. Dedicó sus últimos años a cuidar otra de sus pasiones: su jardín.


Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime