SECRETO A VOCES | El Mayo y la narcocolonialidad

El surgimiento del narcotráfico en México tiene que ver con las políticas prohibicionistas aplicadas en los Estados Unidos desde principios del siglo pasado

Rafael Alfaro Izarraraz

El surgimiento del narcotráfico en México tiene que ver con las políticas prohibicionistas aplicadas en los Estados Unidos desde principios del siglo pasado, así como a la persistencia de un partido en el poder que aceptó aquellas reglas dictadas desde el exterior y que, durante décadas, pudo aplicarlas manteniendo el control de pequeñas bandas que más o menos por su tamaño podían ser controladas. A lo anterior se debe añadir, que ese estado de “consenso” entre las autoridades estadounidenses y mexicanas, llevó a que, en un contexto de corrupción, los políticos pasaran la línea de control y se convirtieron en protectores de estas (en el pasado) relativamente pequeñas bandas criminales.

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Lo que ha implicado es la aceptación de un paradigma impuesto desde el exterior, que obliga a las autoridades mexicanas, sobre todo las del pasado, a sumarse al compromiso de una política neocolonial: mirar el problema del narcotráfico con ojos que no son los nuestros sino de la visión estadounidense en donde lo principal es que el tema del narcotráfico, la existencia de grupos criminales tiene que atenderse a través de una estrategia militar y policiaca y no de carácter social. Con el tiempo, para posicionar ese paradigma, la seguridad pública se convirtió en un tema de seguridad nacional dando entrada a una narrativa a modo de intereses ajenos.

Las estrategias que se emprendieron fueron militarizar la vida del país, haciendo partícipe a las policías locales. El objetivo claro, pero poco eficaz como se ha demostrado con el paso del tiempo: eliminar a los cabecillas de las organizaciones criminales bajo la lógica de que muerto el perro se acabó la rabia. La entrevista que hizo el periodista Julio Scherer al Mayo Zambada, en 2010, dijo que esa fórmula estaba equivocada porque mientras se elimina a uno de ellos, la cabeza del grupo criminal ya anda por ahí el que lo va a sustituir y, lamentablemente, ha tenido razón, aunque en estos días no quisiera haber sido tan profético.

Con la narcocolonialidad se fortalece la maquinaria de guerra que está detrás de las políticas guerreristas estadounidense, pero también los grupos del narco que forman parte de ella. La mayoría de las armas que poseen los grupos criminales vienen de los Estados Unidos como lo ha denunciado el gobierno mexicano. Nada detiene esa lógica porque los estadounidenses, las armerías, venden armas a quien vaya a comprarlas y lleve dinero para ello. Es decir, mientras “apoya” la lucha contra el narco por otro lado se encarga de armar y de posicionar a los grupos criminales vendiéndoles armas. Tiene razón Jalife, el narco existe porque EU es tolerante.

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La aceptación de una política moralista, en materia de consumo de drogas como la impuesta por Estados Unidos, ha implicado que miles de personas se sumen a la lógica de incrementar el violentómetro nacional. Resulta lógico como dicen analistas del tema. Al incrementar la violencia mediante el enfrentamiento de los grupos criminales y el ejército y la policía, se ingresa a un proceso en el que más y más personas se suman porque unas instituciones y los otros (especialmente los grupos criminales), requieren de una constante renovación de sus fuerzas. Los jóvenes han sido los más expuestos en una lógica de suma cero tal como los promueve la política estadounidense.

Y esto último implica la socialización del conflicto. Al incrementarse el poder de los grupos criminales la dinámica conduce hacia la incorporación de más integrantes de la sociedad a la administración de la empresa criminal. De acuerdo con información que se ha publicado en estudios e información de la prensa y las redes sociales, un porcentaje superior a los 30 mil millones de dólares circulan por la economía nacional en dinámicas de lavado de dinero. El lavado de dinero se encuentra en los circuitos de la economía incluidas la financiera. Un segmento de la población ha sido incorporado a esas actividades en minas, restaurantes, plazas comerciales, venta de autos, bienes raíces, entre otras actividades.

La soberanía nacional se debilitó en dos sentidos, perder la capacidad de elaborar una narrativa acerca de lo que es el fenómeno del tráfico de drogas y de los grupos dedicados a su producción y distribución. Como el objeto lo construye EU ellos tienen “el sartén por el mango” porque la experiencia que se ha vivido recientemente es que la lucha contra el narco, para los estadounidenses constituye una estrategia para invadir naciones al cambiar el discurso sobre los grupos criminales. En la actualidad ha modificado el estatus de esos grupos a los que ahora califica como grupos terroristas, atribuyéndose la tarea de única fuerza política capaz de afrontarlos.

La detención del líder del Cartel de Sinaloa, el Mayo Zambada, durante la semana pasada, en donde se presume que se llevó a cabo por iniciativa de agencias estadounidenses sin informar a las autoridades locales, tiene de fondo un tinte electoral. Pero haya sido como haya sido, su detención, implica una violación de la soberanía. Creo que, así como ocurrió con el ingreso de la policía ecuatoriana a la embajada mexicana en Quito, el gobierno mexicano debe mostrar que no está dispuesto a permitir que se utilice el tema del narco como parte del juego electoral estadounidense como si se tratara de una relación con una república bananera. Obrador, creo, como lo ha demostrado hará valer el respaldo que tiene del pueblo mexicano.

El tema no puede quedar como si nada hubiera ocurrido. Se debe sentar un precedente de que México no es el México del PRIAN.