Leo Zuckermann Ayer, la presidenta electa nombró al nuevo director general de Pemex. Se trataba de un nombramiento muy esperado por dos razones. Primero, porque la empresa petrolera del Estado se encuentra en ruinas absorbiendo cada vez más recursos del erario. La sangría financiera de Pemex (que en el fondo tiene que ver con una operación deficiente) está poniendo en peligro las finanzas públicas del país. Siendo este puesto tan importante, lo segundo que queríamos ver era si Claudia Sheinbaum ponía a un personaje cercano a ella o si el presidente López Obrador le imponía a alguien. La buena noticia es que la presidenta electa prevaleció. El nuevo director de Pemex será un académico vinculado con ella, de buenas credenciales y que conoce del tema energético: Víctor Rodríguez Padilla. El actual profesor de la UNAM es físico al igual que Sheinbaum. Tiene una maestría en Ingeniería Energética y doctorado en Economía de la Energía por la Universidad de Grenoble, Francia. De que sabe, sabe. Su currículum, sin embargo, tiene más blasones académicos que otra cosa. Aunque ha sido asesor y consultor en el sector energético, su carrera ha estado más concentrada en los claustros universitarios en 42 años de experiencia en esta materia. Le hace falta experiencia administrativa. Y esto no es peccata minuta para dirigir a un mamut del tamaño de Pemex con más de 125 mil empleados. Una cosa es estar en la torre de marfil de la academia investigando y enseñando, otra muy diferente es darle la vuelta a la pésima operación de la petrolera nacional. Porque, como mencioné arriba, los problemas financieros de Pemex tienen su origen en una pésima operación, en particular por las pérdidas de cientos de miles de millones de pesos de las refinerías. Por más que la extracción de crudo sea rentable (y vaya que lo es), la refinación se come las utilidades de la empresa dejándola en una situación endeble. Este gobierno, el de López Obrador, entró con toda la intención de apoyar a Pemex, darle la vuelta y convertirla en una entidad ejemplar del estatismo económico. Los neoliberales verían cómo se habían equivocado al menospreciar a la empresa pública privilegiando la participación del sector privado. No lo lograron. Ni consiguieron encontrar y explotar más petróleo ni detuvieron las pérdidas en la refinación. Ayer, la presidenta electa nombró al nuevo director general de Pemex. Se trataba de un nombramiento muy esperado por dos razones. Primero, porque la empresa petrolera del Estado se encuentra en ruinas absorbiendo cada vez más recursos del erario. La sangría financiera de Pemex (que en el fondo tiene que ver con una operación deficiente) está poniendo en peligro las finanzas públicas del país. Siendo este puesto tan importante, lo segundo que queríamos ver era si Claudia Sheinbaum ponía a un personaje cercano a ella o si el presidente López Obrador le imponía a alguien. La buena noticia es que la presidenta electa prevaleció. El nuevo director de Pemex será un académico vinculado con ella, de buenas credenciales y que conoce del tema energético: Víctor Rodríguez Padilla. El actual profesor de la UNAM es físico al igual que Sheinbaum. Tiene una maestría en Ingeniería Energética y doctorado en Economía de la Energía por la Universidad de Grenoble, Francia. De que sabe, sabe. Su currículum, sin embargo, tiene más blasones académicos que otra cosa. Aunque ha sido asesor y consultor en el sector energético, su carrera ha estado más concentrada en los claustros universitarios en 42 años de experiencia en esta materia. Le hace falta experiencia administrativa. Y esto no es peccata minuta para dirigir a un mamut del tamaño de Pemex con más de 125 mil empleados. Una cosa es estar en la torre de marfil de la academia investigando y enseñando, otra muy diferente es darle la vuelta a la pésima operación de la petrolera nacional. Porque, como mencioné arriba, los problemas financieros de Pemex tienen su origen en una pésima operación, en particular por las pérdidas de cientos de miles de millones de pesos de las refinerías. Por más que la extracción de crudo sea rentable (y vaya que lo es), la refinación se come las utilidades de la empresa dejándola en una situación endeble. Este gobierno, el de López Obrador, entró con toda la intención de apoyar a Pemex, darle la vuelta y convertirla en una entidad ejemplar del estatismo económico. Los neoliberales verían cómo se habían equivocado al menospreciar a la empresa pública privilegiando la participación del sector privado. No lo lograron. Ni consiguieron encontrar y explotar más petróleo ni detuvieron las pérdidas en la refinación. Si Pemex fuera una corporación privada, estaría declarándose en bancarrota con el fin de reestructurar sus finanzas y operación. En el camino, el gobierno de AMLO le ha inyectado miles de millones de pesos bajándole y difiriéndole la cantidad de impuestos que paga y saldando directamente la deuda de la petrolera. De acuerdo a Fitch Raitings, la transfusión de recursos de la Federación a Pemex ha sido de 84 mil millones de dólares de 2019 a la fecha, equivalentes a 4.3 puntos del Producto Interno Bruto del país. Ayer, en la presentación de Rodríguez, de nuevo se culpó al periodo neoliberal de las miserias de Pemex. Ya chole con este discurso. El lopezobradorismo tuvo seis años para corregir esta situación, le inyectó miles de millones de pesos cada año y no resolvió nada. Por el contrario, hoy la empresa le provee menos dinero al gobierno que en el pasado. Yo no sé cuánto más pueden culpar a los neoliberales del fracaso de Pemex. Francamente ya suena a pretexto. La realidad es que el gobierno, con todo y su ideología estatista, no ha podido con el paquete. ¿Podrá Rodríguez darle la vuelta a Pemex? Tiene a su favor que contará con el apoyo de la nueva presidenta y del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, quien, es sabido, lleva una pésima relación con el actual director, Octavio Rodríguez Oropeza. También le ayudará el gran conocimiento que tiene del sector y, como lo anunció ayer, su deseo de integrar la generación de nuevas energías como parte del crecimiento de la empresa. En cuanto a su falta de experiencia administrativa, eso se resuelve encontrando un buen administrador que lo acompañe en su gestión. No sé si pueda hallarlo con los salarios que paga Pemex, aunque siempre se puede recurrir al argumento de “vente a salvar a la Patria” para convencer algún directivo de altos vuelos. Es una buena noticia que esta jugada la haya ganado Claudia. Bienvenido Rodríguez. Mucha suerte porque se sacó la rifa del tigre. En el camino, el gobierno de AMLO le ha inyectado miles de millones de pesos bajándole y difiriéndole la cantidad de impuestos que paga y saldando directamente la deuda de la petrolera. De acuerdo a Fitch Raitings, la transfusión de recursos de la Federación a Pemex ha sido de 84 mil millones de dólares de 2019 a la fecha, equivalentes a 4.3 puntos del Producto Interno Bruto del país. Ayer, en la presentación de Rodríguez, de nuevo se culpó al periodo neoliberal de las miserias de Pemex. Ya chole con este discurso. El lopezobradorismo tuvo seis años para corregir esta situación, le inyectó miles de millones de pesos cada año y no resolvió nada. Por el contrario, hoy la empresa le provee menos dinero al gobierno que en el pasado. Yo no sé cuánto más pueden culpar a los neoliberales del fracaso de Pemex. Francamente ya suena a pretexto. La realidad es que el gobierno, con todo y su ideología estatista, no ha podido con el paquete. ¿Podrá Rodríguez darle la vuelta a Pemex? Tiene a su favor que contará con el apoyo de la nueva presidenta y del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, quien, es sabido, lleva una pésima relación con el actual director, Octavio Rodríguez Oropeza. También le ayudará el gran conocimiento que tiene del sector y, como lo anunció ayer, su deseo de integrar la generación de nuevas energías como parte del crecimiento de la empresa. En cuanto a su falta de experiencia administrativa, eso se resuelve encontrando un buen administrador que lo acompañe en su gestión. No sé si pueda hallarlo con los salarios que paga Pemex, aunque siempre se puede recurrir al argumento de “vente a salvar a la Patria” para convencer algún directivo de altos vuelos. Es una buena noticia que esta jugada la haya ganado Claudia. Bienvenido Rodríguez. Mucha suerte porque se sacó la rifa del tigre.