Erandi Avalos colaboradora de La Voz de Michoacán En el año 2018 el mexicano Israel Alonso Arbesu y su esposa Célia Dessaro, nacida en Francia, convocaron al primer festival del Día de Muertos en Bruselas, Bélgica. Jamás imaginaron que en lugar de las doscientas personas que esperaban, llegarían dos mil. Desde entonces el crecimiento ha sido exponencial hasta convertirse en un gran evento de MetX Moving Music, el colectivo TAS D’OS y el Centro Cultural Bruegel. Habitantes y turistas se reúnen durante una semana para conmemorar a los muertos y celebrar la vida. Hoy son decenas de personas las que colaboran en la organización. Parte del equipo central son los artistas: Sarah Brûlé, Vital Schaeren y Manon Brûlé. La idea surgió en la primavera del 2017, Israel la propuso a sus colegas músicos de ese momento y no prosperó. Sin embargo en su mente daba vueltas y ese mismo año, la directora del Centro Cultural Bruegel, a él y a otros mexicanos les abrió las puertas para organizar un evento de recaudación de fondos de apoyo para los afectados del terremoto en la Ciudad de México. Durante varios meses prepararon la primera edición del festival y desde entonces, cada año entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre, más de cuatro mil personas se suman a las actividades. Talleres, charlas, instalaciones, exposiciones y el evento principal: una procesión en la que la música mexicana e internacional, las mojigangas, los atuendos mexicanos tradicionales, las catrinas garbanceras y contemporáneas y los personajes extravagantes que mezclan elementos relativos a la muerte, marchan danzando, cantando y conviviendo por las calles del mítico barrio Les Marolles. Al final de la procesión están listos el castillo y los toritos de pirotécnia, los tamales, pozole, mezcal y artesanía, enmarcados por un gran concierto que pone a bailar a más de uno. Si bien la inspiración principal es la tradición mexicana, los organizadores tienen muy claro que este proyecto no pretende suplantar una actividad ritual que ocurre en contextos específicos —pueblos originarios, comunidades indígenas y mestizas, y ciudades de todo nuestro país— sino crear un espacio simbólico para pensar en la muerte y recordar a los muertos desde la individualidad y la colectividad. Este evento genera un ambiente en el que convergen múltiples culturas de diversos lugares del mundo, invitadas por la siempre generosa y vibrante cultura mexicana. Foto: Joachim TillayeFoto: Joachim TillayeFoto: Joachim TillayeFoto: Joachim Tillaye Es lamentable, pero también se tiene que decir que nuestra identidad está empañada a nivel internacional por la narcocultura, así que cualquier acción para contrarrestar esta mala fama y mostrar todo lo bueno que tenemos, es loable, máxime cuando se realiza de forma tan profesional como es este caso. Siendo una iniciativa comunitaria que surge de artistas, la estética y el concepto están muy cuidados y todos los participantes lo hacen con respeto y alegría, se siente el ambiente festivo y no falta el belga que grita: ¡Viva México! Al ver pasar a los Viejitos de Jarácuaro danzando, al mariachi o a la Catrina con vestido de mariposas monarca. Israel Alonso Arbesu estudió la Licenciatura en Lingüística en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y música en la entonces Escuela Nacional de Música de la UNAM. Vivió una larga temporada en Erongarícuaro, Michoacán, donde trabajó en su tesis sobre la lengua p’urhépecha. Sobra decir que la positiva influencia de esta estancia se nota en el evento de Día de Muertos en Bruselas. Su gusto por la danza y la música tradicional lo llevó a viajar por muchos lugares de México para escuchar, observar y aprender sobre nuestras tradiciones sin saber que la vida y el amor lo llevarían a vivir lejos de su tierra. Por su parte, Célia estudió en Bruselas y ahí fue donde decidieron residir, manteniendo ambos un vínculo muy cercano con México. Dicen por ahí que “el que es perico, donde quiera es verde”, pero no está de más un entorno que propicie el desarrollo cultural y artístico de un país, una ciudad, un barrio. Israel reconoce que en Bélgica los impuestos, si bien son más altos, se distribuyen de una mejor manera y el arte y la cultura alcanzan beneficios que ya quisiéramos en México. El equipo se ha ganado la confianza de la gente y cuentan con patrocinios de instituciones públicas, privadas y de empresas. Seguramente encontrarán más y más aliados para sostener y expadir el Día de Muertos dans les Marolles con el mismo sentido, calidad y calidez con el que lo han hecho hasta ahora. Gracias a Atziri Avalos, Pierre-Yves Matagne y Marie Huysegom por mostrarme una parte de la cultura belga. Erandi Avalos, historiadora del arte y curadora independiente con un enfoque glocal e inclusivo. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Sección México y curadora de la iniciativa holandesa-mexicana “La Pureza del Arte”. erandiavalos.curadora@gmail.com