Redacción / La Voz de Michoacán Preparar el pavo, el platillo más cocinado para la cena de Navidad, es sencillo, pero también es muy fácil que se seque. Te decimos cuáles son los 10 errores más comunes al cocinar pavo, que provocan que quede seco. Al conocerlos y evitarlos notarás que tu platillo queda mucho más jugoso y suave. Estos son los 10 errores más comunes 1. No descongelar el pavo adecuadamente: un pavo parcialmente congelado se cocina de manera desigual, dejando algunas partes secas y otras crudas. 2. No secar el pavo antes de hornearlo: el exceso de humedad en la piel impide que se dore correctamente y afecta la textura, dejando la carne seca. 3. Omitir la salmuera o marinada: no someter el pavo a estos procesos previos, reducen su capacidad para retener humedad y sabor durante la cocción. 4. Colocar el pavo directamente en la bandeja: sin una rejilla, el calor no circula uniformemente y la base del pavo puede sobrecocerse. 5. No usar un termómetro de cocina: depender del tiempo estimado, en lugar de medir la temperatura interna, puede llevar a un pavo demasiado cocido o crudo. 6. Abrir el horno constantemente: revisar el pavo con frecuencia provoca fluctuaciones de temperatura, afectando la cocción uniforme. 7. Untar mantequilla solo en la superficie: esto no hidrata las capas internas de la carne, lo que contribuye a que se seque. 8. Rellenar el pavo en exceso: el exceso de relleno dificulta la cocción uniforme del interior, obligando a sobrecocinar el exterior. 9. Hornear a temperaturas demasiado altas: aunque se busca dorar la piel, las altas temperaturas constantes resecan rápidamente la carne. 10. No dejar reposar el pavo antes de cortarlo: cortarlo inmediatamente después de salir del horno hace que los jugos se derramen, dejando la carne seca. ¿Qué se le agrega al pavo para que quede jugoso? Para que el pavo no quede seco, es clave trabajar tanto en el interior como en el exterior de la carne. Primero, una buena salmuera es esencial. Esto implica sumergir el pavo en una solución de agua con sal y, si es posible, especias como ajo, laurel y pimienta. Este proceso ayuda a que la carne retenga líquidos durante la cocción. Además, inyectar la carne con una mezcla de caldo, mantequilla derretida y hierbas aromáticas, como tomillo o romero, le da humedad desde el interior y mejora el sabor. En la superficie, es recomendable cubrir el pavo con una mezcla de mantequilla o aceite combinados con hierbas y especias. Esto no solo sella la humedad, sino que también aporta un dorado atractivo. Si se quiere ir más allá, se puede deslizar mantequilla o grasa debajo de la piel del pavo para que penetre directamente en la carne durante el horneado. Para aromatizar desde el interior, se pueden introducir en la cavidad ingredientes como trozos de manzana, cebolla, ajo, limón o hierbas frescas. Estos elementos liberan vapor y ayudan a mantener la carne tierna mientras le añaden un toque de sabor. Durante el horneado, rociar el pavo regularmente con sus propios jugos, vino blanco o caldo evita que se reseque y añade una capa adicional de sabor. También es útil cubrirlo con papel aluminio durante la mayor parte de la cocción, retirándolo solo al final para que la piel se dore. Cada uno de estos pasos asegura que el pavo no quede seco y se convierta en el centro de atención en la mesa.