Fabian Alanís / La Voz de Michoacán Ciudad de México. El teléfono es un invento que comenzó como un juego de niños a principios del siglo XVIII. Numerosos investigadores describieron en su día transmisores eléctricos de la voz desde planteamientos teóricos, pero sin substanciar tales hipótesis. El primero y tal vez más importante, fue el italiano Antonio Meucci, que en 1854 inventó el telettrófoni, que posteriormente fue denominado como teléfono. Meucci invento un artefacto capaz de poder comunicar su voz desde la planta baja de una casa con el piso superior. Pero al ser pobre, no tenía el dinero suficiente para poder patentarlo. El 14 de enero de 1876 dos hombres, Alexander Graham Bell y Elias Gray se presentaron en la Oficina de Patentes de Nueva York para registrar un inaudito e insólito invento: el teléfono. Bell llegó a las doce del mediodía y Gray dos horas después. Esa diferencia consagró al joven escocés, Bell, como padre del teléfono, el invento más importante de su tiempo. Este invento utilizaba la electricidad para hablar a distancia e iniciar una red telefónica que por el hecho de marcar unos cuantos números puede poner en contacto verbal a personas muy alejadas físicamente. También te puede interesar conocer la historia de los números. Bell y Gray pleitearon durante diez años, pero al final el veredicto favoreció a Bell, que en poco tiempo se hizo millonario. No obstante lo dicho, hay que reconocer al alemán Philipp Reis haber llevado a cabo en 1863 transmisiones de sonidos a distancia por un procedimiento similar al de Bell. Reis moriría pobre y abandonado años después de que Bell patentara el formidable invento. Curiosidades sobre Alexander Graham Bell Desarrolló su primer invento a los 12 años. Alexander Graham Bell nació en Edimburgo (Escocia) el 3 de marzo de 1847. Su mejor amigo de niño era Ben Herdman, un vecino cuya familia explotaba un molino harinero. Cuando contaba 12 años, le preguntó al padre de Ben qué era lo más pesado que se hacía en el molino y éste le dijo que descortezar el trigo. Entonces Bell diseñó un dispositivo que combinaba las paletas rotatorias con cepillos de clavos, creando una máquina de descortezamiento fácil de manejar que fue utilizada durante muchos años. En agradecimiento, Herdman le cedió un pequeño taller para que pudiera inventar. Fue logopeda, pianista y ventrílocuo Tanto el padre como el abuelo de Bell eran locutores, lo que unido a su talento musical innato –era pianista autodidacta– y a la sordera gradual de su madre lo llevó a estudiar acústica y logopedia. Alexander desarrolló un lenguaje de señas para comunicarse con su madre y, años más tarde, con su esposa Mabel, sorda desde niña. En 1872 abrió en Boston la Escuela de Fisiología Vocal y Mecánicas del Habla para sordos, una de cuyas estudiantes fue la famosa Helen Keller. También fue esta vocación la que hizo que se interesase por el "telégrafo armónico" y la telefonía... y por la ventriloquia, que llegó a dominar. No inventó el teléfono, pero anticipó el móvil y la fibra óptica Si bien hoy día ha quedado demostrado que su más célebre logro no fue tal –corresponde a Antonio Meucci la paternidad del teléfono, que Bell sólo perfeccionó, patentó y explotó comercialmente–, en 1880 inventó junto a su asistente Charles Sumner Tainter un teléfono inalámbrico que permitía transmitir a 200 metros de distancia sonidos y conversaciones mediante un haz de luz. El prodigio, bautizado como fotófono, prefiguró con un siglo de antelación los sistemas de comunicación por fibra óptica. Creó el detector de metales y el hidroavión Sus contribuciones científicas no se limitaron al campo del sonido. También se le debe el desarrollo de la primera versión de un detector de metales: en 1881, desarrolló dicho dispositivo en un intento –fallido– de extraer a tiempo la bala alojada en el cuerpo del presidente de EE UU James Garfield, que había sufrido un atentado que acabaría siendo mortal (el armazón metálico de la cama en que yacía perturbó el funcionamiento del aparato). Asimismo, Bell esbozó el hidroavión a partir del hidroala o alíscafo. Fundó National Geographic Además de sus inventos y preocupaciones sociales, Alexander Graham Bell sería uno de los fundadores, en 1888, de la National Geographic Society, institución cuya presidencia asumió diez años más tarde. Esta organización internacional dedicada a la educación, la ciencia y la geografía se hizo enseguida muy conocida gracias a la edición de la revista mensual National Geographic, cuyo primer número salió a la calle en octubre de 1888 y que hoy día –propiedad de Fox– sigue publicándose en todo el mundo con gran éxito.