Adrián Bucio / La voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Paloma asegura que en lo que hace tiene involucrar muchas habilidades de sí. “Es todo un arte. Una mezcla de marketing, comunicación organizacional, programación neurolingüística, publicidad y relaciones públicas”, dice. A través de los años, ella ha adquirido el don de construir discursos, manejar el lenguaje corporal y proyectar mensajes claros. El asesoramiento de imagen es su don. Paloma Galdez es una chica de 24 años nacida en Morelia, Michoacán. Mujer de cabello negro, largo y muy lacio, de estatura media, tez de piel blanca, ojos oscuros, complexión delgada. Actualmente se dedica a la consultoría de imagen y relaciones públicas mediante su marca “Paloma Galdez”, y próximamente, en el mes de octubre, realizará un foro de educación empresarial y marketing para estudiantes de preparatoria y universidad. Platícame sobre tu infancia… Fue una etapa muy feliz para mí y a la vez algo difícil. Yo admiro mucho a mis papás y a mi abuela porque, cuando yo era chica, ellos se dedicaban a ayudar a personas de bajos recursos y a darles educación. Mis padres eran maestros de escuelas rurales y yo crecí viendo cómo ayudaban a la gente, y creo que eso me ha motivado a hacer lo mismo. Ahora, yo sufría mucho de “bullying”, pero eso, lejos de detenerme, me impulsó para ser una mejor persona. ¿Cómo eras de pequeña? Siempre fui una persona muy extrovertida. Nunca me ha costado esa parte de socializar con las demás personas, tener amigos, platicar con alguien y entablar una buena relación. No soy tímida. Además, desde pequeña he sido buena para las ventas. Me acuerdo que yo compraba dulces y los revendía en la escuela o en la calle, todo por simple diversión. Además, fui una niña líder. Siempre he tenido liderazgo y un carácter imponente. ¿Cómo fue tu paso por escuela? Siempre fui una alumna constante. No era la de las notas de excelencia, pero siempre mantenía un nivel que no bajaba del 8 o 9. Inclusive, estuve en la escolta por mucho tiempo de mi estancia escolar. Pienso que en la escuela fui una estudiante muy social, adaptable a cualquier ambiente y dispuesta para aprender. Háblame de tu adolescencia En mi adolescencia empezó a desarrollarse mi lado altruista, como el que yo veía en mis papás cuando era pequeña. Me acuerdo que juntaba ropa con mis conocidos para llevarla a los asilos o a los albergues. Al mismo tiempo que realizaba labores sociales, me metí a estudiar belleza y diseño de imagen. Luego empecé a trabajar en cosas que me acercarían a la consultoría de imagen. ¿Por qué asesoría de imagen? Yo elegí la carrera de comunicación educativa y, a la par, trabajaba. Después de tener varios trabajos, y reconocer mi carácter y mis habilidades comunicativas, descubrí que la asesoría de imagen era lo que más me gustaba. Al principio fue algo muy empírico, pero después me preparé más en esta área y me metí en cursos y talleres para ser cada día mejor y aprender. ¿Cómo han sido esas experiencias de asesoría de imagen? He tenido la oportunidad de cambiarles la imagen a varios funcionarios públicos, políticos, empresas y hasta a medios de comunicación. Les he dado una asesoría. Al momento de trabajar con ellos, uno se da cuenta de los puntos que hay que reforzar para que proyecten una mejor percepción y un mejor discurso para su público. Todos han sido un verdadero reto pero estoy muy contenta con los resultados. ¿Qué es lo que más te gusta de la asesoría de imagen? Me encanta conocer gente, esa es la mejor parte. Me gusta socializar con las personas y llevarme bien con todos y cada uno de mis contactos. Siempre he dicho que es mejor tener muchos amigos que tener dinero, y bajo esa idea me rijo en mi desempeño. Me encanta generar vínculos, incluso, entre mis mismos conocidos. Toda esta parte social la disfruto mucho, me encanta. ¿Qué es lo que más se te ha dificultado en esta labor? La verdad, todo lo que tiene que ver con asesoría de imagen me gusta. Sin embargo, me ha tocado conocer clientes que no tienen la apertura necesaria para recibir consejos o recomendaciones. Entonces, de esa manera no se pueden obtener resultados. Quizá es lo más difícil, pero a la vez eso se transforma en un reto. ¿Qué se necesita para ser un buen publirrelacionista? Para empezar, tenerle amor a lo que haces. En esta vida nada sale a fuerzas, tiene que fluir y ser natural. Después, se necesita una observación precisa de los clientes que estás atendiendo. Hay que analizar cuáles son las áreas de oportunidad que se tienen para trabajar, y sobre todo, preguntarle al cliente qué es lo que busca o lo que espera de nuestro servicio. La finalidad siempre es ayudar. ¿Qué haces en tu tiempo libre? Cuando no estoy en mi trabajo, regularmente soy emprendedora social. Me gusta ayudar a las demás personas. Actualmente colaboro con la Fundación Manitas, la Pulsera de la Leucemia. También, soy una persona que ama viajar. Los Cabos, Camécuaro, Mahahual y Bacalao son mis lugares favoritos para visitar. Los países de Guatemala y Belice también me agradan para visitar. ¿Cuáles son tus metas? Quiero emprender muchos proyectos. Soy una persona que me gusta crear. Por lo pronto, realizaré el foro de educación empresarial en el mes de octubre. También me interesa seguir motivando proyectos de ayuda social, civismo, valores, educación. A largo plazo quiero dar talleres de marketing y redes sociales, así como poner una clínica de belleza integral. ¿Cómo te describes a ti misma? Soy una mujer que tiene mucha resiliencia, inteligente, única y original. Soy una persona emprendedora y versátil; me adapto a cualquier situación que se me pone enfrente. No le tengo miedo al trabajo y me gustan los retos y cambios; siempre estoy en constante renovación. Agradecemos al restaurant Frida Kahlo por las facilidades otorgadas para la sesión fotográfica.