Sofía Villalobos /La Voz Michoacán La Piedad, Michoacán. El sujeto ejecutado la tarde de éste sábado en la colonia Ejido Los Moreno, popularmente conocida como “El Camichín”, traía entre sus pertenencias dos granadas de fabricación casera que tuvieron que ser neutralizadas por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional. Las autoridades de la Fiscalía Regional de Justicia han integrado ya una averiguación respecto a la existencia de los artefactos explosivos, además de la que se desprende del homicidio del sujeto que fue identificado como Alejando Mora Chavolla, de 38 años de edad, el cual tenía su domicilio en el barrio de “El Ranchito”, perteneciente a la cabecera municipal de La Piedad. Durante un operativo que duró casi seis horas, agentes castrenses apoyados por elementos policiacos de diferentes niveles de Gobierno, así como elementos de diferentes corporaciones de emergencia, tales como Proteccion Civil, Radio Auxilio y los Bomberos, se logró declarar la zona segura al filo de las 23:00 horas de éste sábado, permitiendo entonces el ingreso de la Unidad Especializada en Escena del Crimen al sitio donde estaba el cadáver. Es preciso mencionar que durante este tiempo, las autoridades policiacas estuvieron resguardando la escena ante la posibilidad de que pudiera registrarse alguna detonación, ya que se detectó que el fallecido traía entre sus ropas al menos dos objetos considerados peligrosos. Como ya se dio a conocer en este medio informativo, aproximadamente a las 17:00 horas de éste sábado, el victimado fue acribillado por sujetos desconocidos en la calle Cereza de la mencionada colonia, por lo que en su momento se solicitó la intervención de paramédicos de Radio Auxilio para brindarle las primeras atenciones, pero al realizarle la evaluación inicial se determinó que ya había perdido la vida. Hasta antes de éste instante nadie se había percatado de la existencia de los explosivos, por lo que voluntarios y agentes policiacos estuvieron expuesto a una posible detonación pudo haber traido graves consecuencias. Cuando se supo del material explosivo, inmediatamente se activaron los protocolos de seguridad necesarios y se solicitó el apoyo del personal experto en la materia para que se encargara de detonarlos o en su caso, neutralizar las granadas. Con el uso de equipo de protección especial, agentes castrenses se hicieron cargo de mitigar el peligro, en un ambiente de gran tensión que se pudo percibir entre quienes participaron del operativo. Es preciso recordar que son varias ya las ocasiones en que este tipo de detonantes aparecen en sucesos violentos ocurridos en esta ciudad. Uno de ellos ocurrió en Ciudad del Sol, donde cuatro hombres perecieron por la detonación de una de estas granadas al enfrentarse con un grupo rival; en ese mismo suceso murió al dia siguiente el operador de la grúa que recogió el vehículo y casi al mismo tiempo varios militares sufrieron heridas de gravedad cuando detonó un artefacto recogido en la misma escena. Meses después, en el Puente Cabadas de La Piedad uno de estos cachivaches fue detonado a través de un teléfono celular y minutos después se colocaron explosivos similares en las afueras del edificio de la Fiscalía Regional de Justicia, mismos que fueron detonados por el Ejército Mexicano. En la situación que hoy se narra no hubo necesidad de una detonación ya que los protocolos se llevaron a cabo de manera segura y sin exponer la integridad de quienes participaron en el operativo, aún así se extremaron precauciones.