TOREZ, Ucrania — Rebeldes partidarios de Moscú apilaron el domingo casi 200 cadáveres del avión malasio derribado en cuatro vagones refrigerados en el este de Ucrania, y grúas en el sitio del choque movieron grandes trozos del Boeing 777, lo que generó la condena de líderes occidentales de que los insurgentes estén alterando la evidencia en el lugar. Mientras tanto, Estados Unidos presentó lo que llamó evidencia "poderosa" de que los rebeldes derribaron la aeronave de pasajeros con un misil ruso tierra-aire y entrenamiento. Aunque otros gobiernos no han acusado a Rusia de provocar el choque, Estados Unidos se adelantó a la mayoría al culpar a Moscú por el ataque al Vuelo 17 de Malaysia Airlines en el que murieron las 298 personas que iban a bordo. "Rusia está apoyando a estos separatistas. Rusia está armando a estos separatistas. Rusia está entrenando a estos separatistas", afirmó el secretario de Estado John Kerry en la cadena CNN. Los líderes de Gran Bretaña, Francia y Alemania hablaron por teléfono el domingo en la noche con el presidente ruso Vladimir Putin, exhortándolo a utilizar su influencia sobre los separatistas con el fin de asegurarse de que las víctimas puedan ser repatriadas y que los investigadores internacionales puedan tener acceso total para recolectar evidencia. Dijeron que los cancilleres europeos se reunirán el martes en Bruselas para sopesar si le aplican más sanciones a Rusia. Más de tres días después de que se estrelló el avión de pasajeros, los investigadores internacionales aún tenían sólo acceso limitado a los amplios campos donde cayó. El primer ministro británico David Cameron, en un candente editorial que escribió para el periódico Sunday Times, afirmó que "el creciente peso de la evidencia" sugiere que los rebeldes derribaron el avión, y si así fue, "este es un resultado directo de que Rusia esté desestabilizando un estado soberano, violando su integridad territorial, respaldando a milicias gamberras y entrenándolas y armándolas". Las autoridades rusas han culpado al gobierno de Ucrania de crear la situación y el ambiente en el que el avión fue derribado, pero aún no se refieren directamente a las acusaciones de que los separatistas fueron responsables u operaban con asistencia técnica de Moscú. El sitio del choque, que abarca 109 kilómetros cuadrados (42 millas cuadradas) y se extiende a lo largo de campos agrícolas y poblados, se veía drásticamente distinto el domingo, un día después de que rebeldes armados habían permanecido en guardia mientras decenas de cadáveres yacían en el calor veraniego. Los insurgentes ya no estaban, y 192 cuerpos habían sido cargados en los vagones refrigerados en el poblado de Torez, controlado por los rebeldes y ubicado a 15 kilómetros (nueve millas) de distancia. El gobierno ucraniano indicó en un comunicado difundido en su sitio en internet que un segundo tren con cuatro vagones refrigeradores había llegado a la estación de Torez. Trabajadores de emergencia, a los que los rebeldes han permitido operar bajo su control, revisaban los amplios campos. Las grúas movían las piezas del avión, aparentemente para buscar más cadáveres debajo de ellas. Para el domingo por la noche, la agencia de servicios de emergencia de Ucrania dijo que el total de cuerpos encontrados era de 251, con decenas de partes humanas sueltas. Kerry expresó su indignación ante el "grotesco" comportamiento de los insurgentes en el lugar del choque. "Separatistas borrachos están apilando cadáveres en la parte trasera de camiones, retirando materiales del lugar", declaró a la cadena ABC. "El viernes tuvimos 75 minutos de acceso al sitio; el sábado, tres horas de acceso. Esto es un insulto para todos". El primer ministro holandés Mark Rutte, cuyo país perdió a 192 ciudadanos en el avión, declaró en una conferencia de prensa que repatriar los cadáveres era su "prioridad número uno". Indicó que todos los esfuerzos estaban enfocados en traer el tren con los cuerpos a "territorio controlado por Ucrania", y añadió que un avión militar holandés estaba siendo enviado a Jarkiv para establecer un centro de coordinación. Michael Bociurkiw, portavoz de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, dijo que los reportes de los investigadores del grupo en Ucrania sugieren que algunos de los cadáveres fueron incinerados sin dejar rastro. "Estábamos viendo el campo donde cayeron los motores. Esta es el área que fue expuesta al calor más intenso. No vemos ningún cadáver aquí. Parece que algunos han sido evaporados", declaró desde el sitio del choque. El líder rebelde Alexander Borodai negó que los insurgentes estén intentando manipular la evidencia, y dijo que los cadáveres serán entregados a un equipo de expertos malasios que él está esperando. Pero es evidente que los rebeldes están interfiriendo con la investigación. Lyubov Kudryavets, una trabajadora en la morgue de Torez, dijo que, la noche que el avión cayó, un habitante trajo el cadáver ensangrentado de un niño de unos 7 u 8 años. El sábado llegaron milicianos para llevarse el cuerpo, señaló. "Comenzaron a interrogarme: '¿Dónde están los fragmentos del cohete? ¿Dónde están los fragmentos del avión?''', declaró Kudryavets. "Pero yo no tenía ningún resto... lo juro". En el frente diplomático, los líderes occidentales incrementaron la presión sobre Putin. Los gobernantes de Francia, Alemania y Gran Bretaña emitieron un comunicado conjunto en el que exigen que obligue a los separatistas a "permitir finalmente a los rescatistas e investigadores tener acceso libre y total a la zona".