Especialistas del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM lograron ahondar más el conocimiento de la vida cotidiana en Teotihuacán a partir de los vestigios de alimentación que se encontraron en el lugar. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que lo anterior fue posible gracias a la labor de investigadores del Laboratorio de Paleoetnobotánica y Paleoambiente, quienes identificaron restos de plantas conservados en excavaciones arqueológicas, así como en sedimentos, suelos y otros depósitos. Al respecto, la especialista del IIA, Emily McClung, explicó que desde la fundación de dicho laboratorio, se planteó la recuperación e identificación de semillas y otros vegetales conservados en excavaciones. A partir del análisis de sedimentos en áreas domésticas, como de almacenamiento, preparación de alimentos y fogones fue posible analizar los restos referidos para establecer cómo vivían los habitantes de Teotihuacán. De esta manera, y a través de diversas técnicas, los investigadores encontraron datos no evidentes a simple vista con el hallazgo de semillas importantes pero diminutas como las de la chia, verdolaga, epazote y huauzontle. Lo anterior permitió encontrar simientes que no se imaginaban que se hubieran usado hace mil años, como la verdolaga y el jaltomate (pariente del tomate y el jitomate, pero en miniatura y morado). Indudablemente, su alimentación incluyó plantas y animales en un número mayor de lo registrado, porque la conservación durante dos mil años se logra con dificultad, sin embargo los investigadores tienen idea amplia sobre las variedades que pudieron utilizarse, señaló. Refirió que aunque no se trabaja el campo de animales, en términos generales se encontró que los teotihuacanos se alimentaron además de venados, guajolotes, perros, aves y varios tipos de roedores silvestres, así como pescados del Golfo y en menor medida del Pacífico. Los científicos han registrado además una larga lista de plantas en Teotihuacán, como maíz, amaranto, huauzontle, epazote, verdolaga, aguacate, frijol, ayocote, huizache, biznaga, chile, tomate, calabaza, ciruela, tejocote y capulín. Todo eso da a los antropólogos una idea de cómo vivía y qué consumía la sociedad teotihuacana antes de desaparecer, subrayó la académica.