A 50 años de su llegado a la ciudad de México, el monolito de Tláloc es restaurado por especialistas del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM. En esta tarea colaboran los grupos de materiales y nanotecnología, análisis de imágenes y visualización, ingeniería de precisión y metrología, así como de micromecánica y mecatrónica, indicó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en un comunicado. Lo anterior forma parte de las actividades que se llevan a cabo para conmemorar el medio siglo de la llegada del monolito de 167 toneladas al sitio que hoy es su casa, el Museo Nacional de Antropología e Historia. El proyecto de restauración y conservación va más allá de las capacidades del Museo, por lo que se pidió la intervención de especialistas de otras áreas, detalló el integrante del CCADET, Gerardo Ruiz Botello. De forma adicional, el Instituto de Geología lleva a cabo estudios para entender la constitución petrográfica y mineralógica de la pieza prehispánica, agregó el académico. Después de 50 años, la figura ha sufrido daños, por lo que es crucial determinar si esta merma implica pérdida de la información, explicó a su vez el integrante del Museo Nacional de Antropología, Sergio González. Al impartir la conferencia Conservación del Tláloc de Coatlinchán, detalló que por ello se planea realizar un registro y dictamen para identificar causas, mecanismos y efectos del deterioro, para definir un mantenimiento y monitoreo a largo plazo. Por lo pronto, refirió, se lleva a cabo un análisis por DRX, estudio en microscopio petrográfico de láminas delgadas y análisis por espectroscopía micro-raman. En tanto, el CCADET desarrolla pruebas con pastas de resane con andesita molida a nivel submicrométrico y con gel de óxido de silicio, que son alternativas de relleno y sellado de fisuras y poros grandes. Entre las causas del deterioro, González García mencionó la filtración hídrica, la migración de sales, el arrastre de partículas y las eflorescencias salinas, la erosión por paso de agua y la exfoliación. También la contaminación atmosférica juega un papel importante, toda vez que la materia extraña en el monolito y las reacciones químicas en presencia del agua generan manchas oscuras en la superficie y la formación de una pátina acumulada a lo largo de cinco décadas. La situación actual del monolito no amerita cambiarlo de sitio, sino tratamientos de conservación, como la limpieza superficial y eliminación de encharcamientos, indicó.