Se dice que en la antigua Babilonia las mujeres trituraban piedras semipreciosas para ponerle color a sus labios. En Egipto fue Cleopatra quien usaba un tono específico de rojo, obtenido de los huevos de hormiga, escamas de pescado y escarabajos. En la antigua Grecia se decía que quienes se pintaban los labios vivían en la perversión y lujuria, y fue en el siglo XVI cuando la reina Victoria I le dio a su blanco rostro unos labios exageradamente rojos, pintados con extractos vegetales. Para 1770, en Inglaterra se dijo que usar maquillaje en público era descortés. Hoy las estadísticas son diferentes, un 70 por ciento de las mujeres usa labial y muchas de ellas eligen el rojo, asociado con la sensualidad y el deseo, de favorecer a la seducción y dar un toque de atrevimiento y elegancia. Claro está, siempre y cuando se sepa aplicar. "Como los ojos son el espejo del alma, por qué no admitir también que la boca es la intérprete del corazón", es una frase de Coco Chanel, otro emblemático personaje que creó su propio tono de rojo para sentirse cómoda cada vez que saliera de casa con la boca pintada. En 1954, la famosa barra de labios de Chanel era vista como un clásico. El lanzamiento al mercado fue con una caja que simulaba el frasco del también mítico Chanel Nº 5. Ahora las gamas son muchas y obedecen al color de piel y cabello de las mujeres. Los expertos dicen que el rojo en la boca genera emociones, impacta y deja huella en quienes lo ven, además de que proyecta seguridad.