En el segundo año de su ejercicio constitucional, el Presidente Enrique Peña Nieto ha aportado y empeñado el mejor de sus esfuerzos por darle a México un rostro diferente en el presente y sentar las bases de un futuro de progreso, de productividad, de estudio y trabajo para todos los mexicanos. Para las y los diputados integrantes del Grupo Parlamentario del PRI en el Congreso de Michoacán, el mandatario ha encabezado un gobierno de grandes mudanzas históricas y a la altura de los desafíos que enfrenta nuestro país en el siglo XXI. Consideramos que la senda de reformas estructurales que el titular del Ejecutivo Federal concibió y proyectó para México, no sólo permitirá superar visiones estrechas y equivocadas del desarrollo nacional, sino que ha dotado a México del mejor método e instrumento que se conoce para alcanzar el futuro. Esto ha hecho de México, en pocos meses, el país con más dinámicas de innovación en Latinoamérica y el más reformista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Una apreciación justa y completa del segundo año de gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, implica reconocer, además, el esfuerzo estratégico que ha empeñado por evitar un mayor deterioro en el tema de seguridad pública en el país, y los logros que pueden acreditarse a su gobierno en el fortalecimiento y ampliación de las redes hospitalaria y carretera en el territorio nacional, rubro en el que uno de los estados más beneficiados ha sido Michoacán. El impulso y consolidación de la infraestructura y la industria turísticas en el Pacífico, en el Golfo de México y la Ruta Maya, son realizaciones de su gobierno, que además han tenido un impacto estratégico en la economía y el desarrollo regional de estas entidades de la República. En el caso de Michoacán, donde algunos problemas han sido reducidos a su mínima expresión y otros se hallan en el cauce de ser finalmente resueltos, la presencia del gobierno federal no sólo era necesaria y explicable por las condiciones que tenía la entidad, sino que puede decirse que ha dado hasta hoy los resultados que se requerían, independientemente de que la tarea de limpiar y reordenar a Michoacán no ha concluido. Y es esto, precisamente, lo que más conviene destacar del segundo año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto: la audacia de haber emprendido el camino de las reformas estructurales en México, sin descuidar la atención al conjunto de los problemas y desafíos que obstaculizaban y condicionaban la construcción de un nuevo rostro para México.