Lujo, discreción y falsa identidad vida de “doctor horror” brasileño

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Sao Paulo.- Cuando los vecinos del barrio San Cristóbal de Asunción, la capital paraguaya, veían pasear a Ricardo Galeano con sus hijos gemelos de tres años nadie se preguntaba por qué este supuesto jubilado nacido en Francia llevaba siempre gorra, sombrero o incluso peluca.

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En ocasiones le veían a bordo de su flamante Mercedes E350, un auto valorado en 60 mil dólares que no desentonaba con su mansión, por la que pagaba una renta mensual de cinco mil dólares mensuales, una fortuna en el país sudamericano.

Nadie de su entorno, entre los que había diplomáticos y miembros de la clase alta paraguaya, imaginaba que el educado y gentil Ricardo Galeano era en realidad un nombre falso, que su nacionalidad era la brasileña y que el jubilado no era tal, sino un doctor huido de la justicia tras ser condenado a 278 años de cárcel.

Brasil desgrana paulatinamente el modo de vida de Roger Abdelmassih, apodado el “doctor horror” y uno de los presos fugitivos más buscados de todo el país hasta que fue encontrado y extraditado al país sudamericano el pasado 20 de agosto.

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Nadie duda de que para huir del país en enero de 2011, cuando su libertad provisional iba a ser reexaminada al percibir la Justicia sus intentos por hacerse con un pasaporte, este doctor especializado en medicina reproductiva y considerado una “eminencia” en la especialidad en toda América Latina utilizó sus contactos en la policía y la política brasileña.

Tras ser deportado a Brasil, Abdelmassih convive ahora con otros cinco presos en una cárcel de Sao Paulo, mientras las víctimas –armadas de valor- testifican públicamente acerca de los sufrimientos infligidos por un hombre al que la prensa brasileña compara con el médico nazi Josef Mengele.

Doctor en el campo de exterminio nazi de Auschwitz, Mengele practicó experimentos genéticos con los internos con el supuesto objetivo de crear una raza “pura”.

Coincidencia del destino, Mengele murió en 1979 en Brasil tras décadas de persecución infructuosa por parte de los servicios secretos israelíes y de múltiples peticiones de extradición de Alemania Occidental.

El doctor Abdelmassih está condenado por cometer decenas de abusos sexuales y estupros practicados a sus pacientes, mujeres que acudían a él para conseguir quedarse embarazadas, y a las que Abdelmassih violaba mientras estaban sedadas.

Sus prácticas van mucho más allá: el doctor y sus colaboradores habrían fecundado a pacientes con óvulos y espermatozoides de otras parejas, provocando que una parte de los ocho mil pacientes que pasaron por su clínica de Sao Paulo y tuvieron hijos no sepan hoy si son realmente los padres biológicos de éstos.

“Probablemente colocaba en otras mujeres los embriones que habíamos producido y no habían sido utilizados en nuestra fertilización. Comerciaba con ese material genético”, explica a la prensa Silvia Franco, de 43 años, que fue abusada por el doctor en 1997 durante una sesión en la que fue sedada.