El diestro capitalino Federico Pizarro, fue triunfador de la tradicional corrida del 30 de Septiembre, conmemorativa al natalicio 249 de don José María Morelos y Pavón, que se celebró, ante media entrada, en la Monumental de Morelia, tras cortar el único apéndice en el sexto de la tarde. El cartel lo completó el rejoneador capitalino Emiliano Gamero, quien salió al tercio y escuchó palmas, mientras que el michoacano Francisco Doddoli, luego de más de 10 años de no torear en la Monumental de Morelia, terminó con vuelta al ruedo y ovación. Es de destacarse la actuación del grupo de los Forcados Queretanos, quienes levantaron la ovación del público con dos sensacionales pegas realizadas, al jugarse la vida; la primera, por el forcado de cara, Alfredo Caballero, y la segunda, por el forcado José Antonio Montiel. Para la lidia, se presentaron seis toros de la ganadería jalisciense de Corlomé, de buena lámina, pero desiguales en clase y bravura. La tradicional corrida de toros conmemorativa al natalicio 249 de José María Morelos y Pavón, es la tarde más taurina para los morelianos, una celebración que ya cumplió 118 años. El rejoneador capitalino Emiliano Gomero, dejó opiniones dividas con su presentación; en el primero de la tarde, de nombre “Moreliano”, de 454 kilogramos, se mostró con disposición y voluntad de agradar, pero desgraciadamente, el toro de Corlomé no se prestó para la lidia, al ser soso y distraído, destacándose Gamero, por dejar un buen par de banderillas. Buscó torear en la grupa del equino, pero sin obtener respuesta del toro. Abrevió y mató en buen sitio al primer viaje, para salir al tercio y decidió dar vuelta al ruedo. Lo mejor fue la pega del grupo de Forcados Queretanos, quienes lograron una magnífica pega al segundo intento, gracias a las cualidades del forcado de cara, Alfredo Cabellero, quien mostró valentía y pundonor, para llevarse las palmas del respetable. En el segundo de su lote, de nombre “Generalísimo”, de 476 kilos, el caballista repitió las mismas suertes y ante ello, el público le reprochó por falta de variedad. Pegó bien tres rejones de castigo y poco a poco decayó en su faena, ante un toro que desaprovechó. Se puso pesado con el acero, para terminar con palmas. De nueva cuenta, sobresalió la pega del grupo de Forcados Queretanos, con la excelente pega del forcado de cara, José Antonio Montiel, llena de técnica y valor que emocionó a todos en los tendidos. El michoacano Francisco Doddoli, tuvo un retorno positivo a la Monumental de Morelia, luego de más de 10 años de no pisar el ruedo. Sin duda alguna, tiene mérito indiscutible lo que realiza el uruapanse, al ponerse delante de un toro, a la edad de 54 años. Doddoli, quien vistió un terno rosa mexicano y oro, toreó con suavidad a “Caudillo”, de 442 kilos, con trincherazos profundos y con el sello de la casa, levantó el olé, olé, olé, en los tendidos, en una faena derechista. Logró una buena estocada en buen sitio que le daba la oreja, pero el juez de plaza, Víctor Alanís, demasiado exigente, no concedió, para terminar con vuelta al ruedo. En el segundo de su lote, de nombre “Insurgente”, Paco Doddoli saludó bien a su enemigo con el capote, y con la muleta tuvo momentos muy toreros; realizó una buena tanda de derechazos profundos y en buen sitio. Mató con media estocada para recibir palmas. El diestro capitalino Federico Pizarro, quien vistió un terno grana y oro, salió a darlo todo y logró con el sexto de la tarde. En el primero de su lote, de nombre “Independiente”, de 498 kilos, inició alegre con chicuelitas andantes, para hacer conexión en los tendidos. Con calidad, toreó con el capote en las tablas y logró pegar buena tanda de derechazos profundos que el público le reconoció; sin embargó, dejó ir los trofeos, al fallar con la espada y escuchó un aviso, para terminar con división de opiniones. En el sexto de la tarde, “Siervo”, de 467 kilos, lo recibió con dos faroles de hinojos en las tablas, además de estatutarias chicuelitas que le fueron ovacionadas. Con la muleta logró un trasteo con oficio, ante un toro que respondió en todo momento, pinchó, y en el segundo intento, hizo rodar al toro, para que el juez le concediera la única oreja del festejo.