Joven estadounidense puso fin a su vida

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Death-With-Dignity-Ad_LA-V-Brittany Maynard cumplió lo prometido. La joven estadounidense, una enferma terminal con cáncer cerebral y que revivió un debate en todo el mundo sobre el suicidio asistido, puso fin a su vida el sábado al ingerir fármacos letales recetados por un médico, bajo una ley en Oregon que permite que las personas como ella elijan cómo morir. Brittany habría cumplido 30 años el 19 de noviembre.

Maynard estuvo bajo los reflectores nacionales casi un mes desde que dio a conocer públicamente que ella y su esposo, Dan Diaz, se mudarían del norte de California a Portland, para que pudiera aprovechar la ley de eutanasia de Oregon. Dijo a periodistas que planeaba morir el 1 de noviembre, poco después del cumpleaños de su esposo, pero se reservó el derecho de posponer o adelantar la fecha.

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La joven terminó con su sufrimiento según lo planeado, después de subir la semana pasada a internet un video que indicaba un posible aplazamiento en la fecha.

"Ella murió como quería, en paz, en su habitación, en los brazos de sus seres queridos", dijo Sean Crowley, un portavoz de la organización Compassion & Choices, que trata de aprobar leyes de muerte asistida en más estados.

Crowley dijo que Maynard "sufría ataques epilépticos cada vez más frecuentes y prolongados, dolores graves de cabeza y cuello y síntomas parecidos a las apoplejías. Mientras los síntomas se volvían más fuertes, ella eligió abreviar el proceso de morir ingiriendo medicamentos especiales que recibió hace meses".

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La decisión pública de Maynard convirtió al movimiento del derecho a morir con dignidad en algo real e inmediato para una generación de personas muy jóvenes que han enfrentado su propia muerte.

La juventud y candor de Maynard, sus planes simples pero conmovedores —morir en la casa de Oregon que comparte con su esposo— atrajeron a una audiencia mundial: su video en YouTube ha sido visto más de 9,3 millones de veces; su página web para recaudar fondos fue visitada más de cuatro millones de veces e incluyó visitas desde lugares tan lejanos con Tayikistán, Islandia, Siria y Burkina Faso.

Los argumentos de Maynard para morir no eran nuevos, pero la tragedia que vivió, relatada en tuits, videos y diversas redes sociales, ampliaron la conversación para incluir a más gente como ella, dice Abraham Schwab, especialista en ética de la medicina de la Indiana University-Purdue University en Fort Wayne. "Ella cambió el debate cambiando la audiencia del debate", agregó.

La decisión de Maynard no estuvo libre de detractores. Algunos grupos religiosos y otros que se oponen a la eutanasia manifestaron su opinión en contra.

Hasta el 31 de diciembre de 2013, más de 750 personas en Oregon habían utilizado la ley para morir. La edad promedio de los fallecidos es de 71 años y sólo seis tenían menos de 35 años.

Los electores en Oregon aprobaron la ley para morir con dignidad en 1994 y la ratificaron en 1997 con un voto de 60% a favor y 40% en contra.

Otros cuatro estados —Washington, Montana, Vermont y Nuevo México— permiten a los enfermos terminales buscar ayuda.