Lázaro Cárdenas, Mich.- Si bien puede no ser la medida más popular, la reubicación del balneario en que se ha convertido el estero de Santa Ana, infestado de cocodrilos en constante contacto con personas, es lo más indicado para contrarrestar los incidentes ocurridos en los que se han generado mordeduras contra bañistas en el área. La anterior recomendación la hizo el titular de la unidad municipal de protección civil, Heberto Camacho Arguello, quien dijo que por supuesto hay la resistencia de los prestadores de servicios que se asentaron en ese espacio, sin que se trate de una zona reservada para el turismo, ya que es una zona protegida por la convención Ramsar y es parte de la reserva ecológica de este municipio. Camacho Arguello dijo que como alternativa viable, ante la falta de conciencia de quienes acuden a ese espacio de estero, podría cerrarse el acceso al mismo y llevar a otro lugar cercano a quienes comercian ahí y quienes, incluso, no cuentan con alguna concesión para ello. Camacho Arguello recordó que la mayor afluencia de personas a ese lugar, se dio luego de que fuera abierto el bulevar de 14 kilómetros entre Playa Jardín y Playa Azul, lo que posibilitó un acceso más rápido a sitios de playa y esteros hasta entonces poco frecuentados por la incomunicación. Una situación llevó a otra, dijo, ya que al haber gente en esos espacios se generó la necesidad de quien vendiera alimentos en el lugar y la demanda generó la oferta. Consideró que desde esa misma fecha hubo errores de planeación, pues si bien ahora se explota de manera turística ese espacio, incluso los viajes en lancha para conocer el estero y observar la fauna, consideran un riesgo a la integridad. Dijo que desde un inicio, la observación de los saurios en su hábitat, debió hacerse de otro modo para evitar el contacto físico y quizás, lo ideal hubiera sido que se construyera una especie de mirador porque, el puente del lugar usado para ello, ha tenido la caída de cuatro personas sin mayores consecuencias, por fortuna, pero si ha habido personas mordidas a nivel de agua. Explicó que mientras la Profepa, Sagarpa, los propios enramaderos y la asociación de prestadores de servicios eco turísticos del lugar asumen una determinación sobre cuál será la solución que se dé al problema de invasión del hábitat.