ÁMSTERDAM, Holanda.- Los holandeses se quedaron guardados hasta el último minuto. Y es que durante toda la semana previa, poco o nada de ambiente se respiró sobre el juego. Los oriundos sabían que había partido, pero había cosas más importantes en qué pensar. Pero llegó el día y la hora del juego y la ola naranja emergió. Sin cantos, sin escándalos, es que mañana hay que trabajar, los holandeses comenzaron a apropiarse del Ámsterdam Arena. Todo era naranja menos unos metros negros y verdes, donde la protesta incitada por mexicanos radicados en Holanda, apenas pinta. Hay mantas, hay fotografías de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, se invita a los locales a unirse al evento, pero la mayoría se niega. Prensa mexicana se acerca pero es vista mal. "A Televisa nada, a la prensa mexicana, no ", reclama una manifestante con la cara pintada. Son apenas 30 personas. Después llegan más, pero en ese momento la pequeña manifestación se termina. "No tenemos permiso, nos van a venir a quitar”. Pero adentro intentarán al minuto 43 levantar pañuelos negros en señal de los desaparecidos. Mientras eso sucede, la Arena de Ámsterdam se sigue llenando.